En enero de 1872, el belga Armand Harcq Gosin tenía su estudio artístico en el número 806 de Broadway, en la ciudad estadounidense de Nueva York. Allí se dedicaba a hacer pinturas al óleo y al pastel, así como retratos, al igual que fotografías. Varios de sus trabajos de entonces los envió a la XIV exposición anual del American Institute neoyorquino, en cuya memoria anual quedó consignada su participación en dicho certamen periódico.
¿Qué motivó a ese súbdito de Valonia para abandonar aquella gran urbe para dirigirse hacia las tierras centroamericanas y situarse en San Salvador, la capital de El Salvador? Es muy probable que haya visto muy buenas posibilidades de negocio tras la revolución liberal comandada pocos meses antes por el mariscal Santiago González Portillo contra el mandatario Dr. Francisco Dueñas.
Aún no se ha escrito la historia de la fotografía en nuestro país. Cuando esa obra se haga, en ella el alemán Fassold tendrá un lugar destacado, sin duda alguna.
Abrir su estudio fotográfico en el número 28 de la céntrica calle del Diez de abril -en la zona circundante al primer Palacio Nacional, calle en la que funcionaba la Imprenta del Gobierno y sede del Boletín Oficial, nombre entonces del actual Diario Oficial- apoya esa idea de que Harcq llegaba con intenciones de granjearse las mejores amistades dentro del gobierno y de la alta sociedad capitalina, en momentos en que muchos europeos -franceses, alemanes, austríacos, belgas- se dispersaban por América en los años posteriores a la debacle del segundo imperio mexicano, encabezado por Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota.