Cuando Émile Zola (1840-1902) estaba escribiendo, Francia estaba entrando en su propia Revolución Industrial, del Segundo Imperio de la Monarquía de Julio de Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte. Eran los tiempos de la Guerra Franco-Prusiana (1871) y de la Comuna de París (1871).
¿Cuáles eran las características de los tiempos en los que escribió Zola? En esa época Francia vio la invención y uso de la fotografía. Los pintores comenzaron el impresionismo, levantaron su estandarte de mucha luz y establecieron su primera exhibición controversial en el extremo (desde el 15 abril hasta 15 mayo de 1874). París vio la apertura de los primeros grandes almacenes. Se formaron los primeros sindicatos y apareció el fenómeno de partidos políticos legalizados. El trabajo de los niños ya era regulado. El número de horas de trabajo diario en las minas, ferrocarriles y otras instituciones industrializados eran controlados.
Las personalidades representativas, quienes iluminaban la época en el campo de la ciencia, eran representadas por Charles Darwin, Louis Pasteur y Marie Curie, por ejemplo. Los novelistas practicaban el naturalismo en la literatura y en el periodismo, la doncella de la literatura: el primer grupo en París fue conformado por Zola mismo, Alphonse Daudet, los hermanos Goncourts, Guy de Maupassant, Víctor Hugo, Alexandre Dumas, hijo, entre otros.
¿Qué es el naturalismo? El objetivo del naturalismo, que Zola inventó, era hacer una denuncia de la injusticia—documentada con investigación en el suelo y en el sitio del fenómeno bajo escrutinio—y presentar al público sus hallazgos en forma literaria en una prosa elegante y austera, aplicando la ciencia y el positivismo al idealismo de anhelo para la justicia. Antes de escribir, Zola visitó y examinó en detalle los mercados, almacenes, minas y burdeles. Con su literatura y el periodismo, con los que Zola se ganó la vida en la compañía de los más pobres de los muchos pobres escritores de París en su tiempo, intentó aplicar el método científico a su prosa meticulosa en sus descripciones de mucho color y detalle del mundo a su alrededor, de la sociedad y de las clases sociales.
Durante toda su vida, Zola escribió en los periódicos de París, Rusia e Inglaterra en un estilo sofisticado y detallado, el que un crítico declaró como “una belleza sin costura, incorporando el caliche complejo de la calle y el mercado en una construcción sinfónica” de la vida real debajo de la superficie de la visión de Francia como católica, rica y cómoda.
Zola trajo la luz de los pintores impresionistas a las descripciones y narrativas explosivas de color en sus artículos publicados en el periódico Le Figaro, y muchos otros en novelas publicadas por entregas semanales en los diarios de París, hasta que llegaron a conformar las 20 novelas de su estudio de las dos ramas de la familia Rougon-Macquarts en términos de la herencia genética, la psicológica y los efectos del ambiente en que sus protagonistas se movían.
Los Rougon-Macquarts fue publicado y leído por los lectores de París, y del mundo (en traducción), entre los años 1871-1893. Y Zola estaba escribiendo, utilizando su pluma para ganarse la vida. Comenzó a escribir las 20 novelas de la familia de los Rougon-Macquarts porque ya no pudo escribir y publicar artículos políticos para la prensa parisina, dado que los editores tenían miedo de publicarlos: su pluma, dijeron, “era demasiado violenta”.