Hallazgo de osamenta en Joya de Cerén sugiere un patrón de enterramiento

Al igual que los restos óseos encontrados en 1978 bajo la Estructura 5, la nueva fosa funeraria estaba bajo una edificación que fue destruida por un tractor.

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Durante los pozos de exploración realizados en el complejo 1, se descubrió un entierro prehispánico, anterior a la erupción del Loma Caldera. Foto EDH/Menly Cortez

Por Rosemarié Mixco

2018-12-10 8:02:04

A dos meses del inicio del proyecto “Construcción de obras de protección y mejoramiento del parque arqueológico Joya de Cerén”, la Dirección General de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura anunciaba que las investigaciones, en el primer complejo cultural intervenido, se ampliarían tras los nuevos hallazgos registrados.

Previo a la colocación de los nuevos tejados que protegerán las 10 estructuras ya excavadas, se realizaron 6 de 14 sondeos necesarios para determinar la ubicación idónea de las zapatas para las columnas de los nuevos techos, en el complejo 1. En 3 de esas exploraciones, se descubrieron un entierro prehispánico (anterior a la erupción), al menos 7 huellas humanas y nuevos surcos de cultivo.

La fosa funeraria está ubicada fuera del complejo, justo en el área que fue alterada por el tractor utilizado para nivelar una colina baja al norte del sitio, en 1976, durante los trabajos de construcción de una plataforma. Por eso, el hallazgo sorprendió a la arqueóloga Michelle Toledo, a cargo del proyecto actual de mejoras del sitio.

 

 

Ella explica que no es el primer entierro que se localiza en el área arqueológica. En 1978, se encontró el primero, casi todo destruido por el tractor, bajo la Estructura 5, que se cree fue utilizada como un taller para construir objetos líticos.

Al igual que ese primer hallazgo, en la segunda fosa funeraria se encontró una navaja de obsidiana. Para la especialista de la Dirección de Arqueología del Ministerio de Cultura, estas similitudes entre ambos entierros sugieren la existencia de un patrón de enterramiento que por el momento será difícil investigar. Pues es casi imposible alterar las estructuras de Joya de Cerén para buscar más fosas de enterramiento.

Toledo afirmó durante conferencia ofrecida el pasado 4 de diciembre, en el Museo Nacional de Antropología David J. Guzmán, que una forma de profundizar en estas prácticas funerarias sería realizando sondeos que permitan identificar agujeros o fosas bajo las estructuras domésticas del sitio arqueológico.

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Un nuevo rostro de Joya de Cerén, la Pompeya de América

Tras 42 años de su descubrimiento, el parque arqueológico será remodelado. En el proceso, se llevarán a cabo trabajos de protección de las estructuras prehispánicas.

Por el momento, tras estos hallazos, el diseño inicial para la colocación de las zapatas de las columnas ya ha sido modificado. Los trabajos proyectados para desarrollarse en lo que resta del 2018 y 2019 dependerán de lo que el sitio vaya revelando.

Hay que destacar que estos son los primeros trabajos de su tipo en ejecutarse en Joya de Cerén desde hace 20 años, y prometen entregar a El Salvador y al mundo un nuevo rostro de la que se considera la Pompeya de América.

Pues no solo se colocarán estructuras que contribuyan a una mejor conservación de las vulnerables edificaciones y la estabilización de taludes, también se remodelará el parque arqueológico con la rehabilitación del museo, actualización de la señalética —en tres idiomas: español, inglés y francés— y del sendero interpretativo.

Arqueóloga Michelle Toledo, a cargo del proyecto de protección y mejoras en el parque arqueológico. Foto EDH / Menly Cortez

Todo ello, gracias al financiamiento procedente del Comité bilateral de Canje de Deuda Franco-Salvadoreña, que decidió otorgar $900,000 dólares para estas labores en 2017. Pero en total, son un millón 340,000 dólares los que se invertirán, pues el Gobierno salvadoreño sumó otros $440,000, en agosto pasado.

Pero más allá de las excavaciones, de los trabajos de mejoras y remodelación, y el entusiasmo de los estudiantes de Arqueología de la Universidad Tecnológica que colaboran en el proyecto, Toledo busca que la comunidad salvadoreña haga suyo el proyecto y valore el riquísimo tesoro cultural que resguarda Joya de Cerén. Por el momento, hay un grupo de jóvenes de la localidad que se han sumado a los estudiantes universitarios en el proyecto.

“Ustedes en El Salvador no tienen que envidiarle a nadie el patrimonio que poseen”. Esta frase que el arqueólogo japonés Shione Shibata expresó al final de su ponencia “La arquitectura de tierra durante los períodos preclásico y clásico en la zona arqueológica de Chalchuapa” —el pasado 19 de septiembre— resume el valor incalculable del patrimonio prehispánico en tierra salvadoreña.

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Imágenes de la vida en Joya de Cerén antes de la erupción del Loma Caldera

El Ministerio de Cultura de El Salvador recreó cómo era la vida en Joya de Cerén antes de ser sepultada por la ceniza del Loma Caldera, en el marco de los 25 años que el sitio arqueológico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993.

Sin embargo, los arqueólogos que a diario se las ingenian para conservar las estructuras de tierra de la aldea agrícola maya en San Juan Opico lamentan que entre algunos visitantes al parque haya quienes lo consideren “poca cosa”, comparada con Tikal, en Guatemala, o Teotihuacán, en México.

Parece que son los visitantes extranjeros los que sí comprenden la dimensión del título que poseen esas edificaciones de tierra, de más de 1,400 años de antigüedad (periodo Clásico Tardío 600 – 900 d.C.). Hace 25 años, el 11 de diciembre de 1993, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) las declaró Patrimonio de la Humanidad, pues son un hallazgo “único” en Mesoamérica.

Esa aldea prehispánica que fue sepultadapor una erupción volcánica el año 650 d. C.,aproximadamente, representa, para los especialistas, la oportunidad de estudiar la vida doméstica de las antiguas civilizaciones.

El museo de Joya de Cerén, en el que pueden admirarse réplicas de la cerámica encontrada en el lugar, también será remodelado. Foto EDH / Menly Cortez

Ya el estadounidense Payson Sheets, a quien se le considera el descubridor de la aldea, lo expresó en el libro Joya de Cerén. Patrimonio de la Humanidad 1993-2013. “… el sitio Joya de Cerén es una ventana descomunal al pasado antiguo de la gente común en una aldea de la periferia sureste del área maya”.

Entonces, ¿por qué en El Salvador aún existen personas que devalúan ese tesoro encapsulado por la erupción del Loma Caldera, que sepultó un caserío de al menos 50 estructuras bajo 5 a 7 metros de ceniza?

Toledo, durante un ciclo de ponencias que se realizaron la semana pasada en el marco del 25 aniversario de que Joya fue declarado Patrimonio de la Humanidad, lamentó que El Salvador es un país donde los tractores destruyen la riqueza patrimonial. Pasó en Joya de Cerén y pasa actualmente en Tacuscalco, el sitio arqueológico localizado en el municipio de Nahulingo, en Sonsonate.

Entonces, es urgente hacer conciencia a la sociedad salvadoreña de la importancia de proteger y conservar su patrimonio cultural. Y para quienes aún se preguntar para qué sirve el patrimonio, Cicerón afirmaba: “Si ignoras lo que ocurrió antes de que tu nacieras, siempre serás un niño”.