Conoce a Débora de Sola, la actriz salvadoreña que brilla en el cine internacional

En sus créditos cinematográficos incluye proyectos con Francis Ford Coppola y Juan José Capanella. Además, hace televisión y teatro.

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Foto Por Cortesía

Por Nancy Moncada / Diana Orantes

2019-01-08 9:18:13

Poseedora de gran talento para la actuación y una habilidad innata para aprender idiomas, la salvadoreña-uruguaya Débora von Habsburg se está haciendo un camino sólido en la industria del cine y la televisión fuera de las fronteras patrias.

Ha trabajado para directores tan prestigiosos como el estadounidense Francis Ford Coppola y el argentino Juan José Campanella. Además, actuó en la versión brasileña de “Desperate Housewives”, en serie argentina “Hombres de Honor”, y en las producciones estadounidenses “Perfect Murder” y “Monsters Inside of Me”.

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Pero su talento también la ha hecho sobresalir en el teatro. Aunque tiene un grado en Relaciones Internacionales Económicas y un máster en Finanzas Internacionales, Débora siguió su amor por la actuación y estudió en el William Esper Studio y en el Strasberg Theatre Institute, en Nueva York.

Trends la entrevistó para conocer más de su trayectoria, inspiración y su vida como esposa del archiduque Guntram Maria Josef von Habsburg.

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¿Cómo incursionaste en la industria del cine y la televisión? ¿Qué obstáculos encontraste?

Desde chiquita me gustaba actuar en obras de teatro del colegio. Además, éramos seis hermanos y no nos dejaban ver televisión, así que pasábamos muchas horas siendo creativos. Yo armaba obras de teatro con mis hermanos, en las que incluía hasta nuestras mascotas; nos disfrazábamos y luego hacíamos puestas en escena para nuestros padres. Ellos siempre vieron mi pasión por la actuación como un hobbie, no algo serio que podría convertirse en una carrera. Por eso hice estudios universitarios en Economía y Negocios. Luego, ya casada, pude explorar la actuación y estudié teatro en una de las escuelas más prestigiosas de Nueva York. Pase un tiempo dudando entre trabajar en un banco o seguir mi formación actoral, pero mis profesores me confirmaron que la actuación era lo mío, y desde entonces estoy desarrollando esta carrera. Empecé haciendo cortos con los estudiantes de la Universidad de Nueva York (NYU) para ganar experiencia y después, ya viviendo en Sudamérica, me salieron otros roles en filmes más grandes en televisión y teatro.

De los papeles que has interpretado, ¿cuáles son los que más te gustaron?

Me gustan mucho las producciones de época. Me encantó interpretar a una enfermera francesa en la guerra y también el papel que hice en “Amas de casa desesperadas”.

¿Te has identificado con algún rol?

No me he sentido identificada con ningún rol en particular. Creo que cada papel requiere una pequeña parte de uno y de nuestras experiencias de vida. Por ejemplo, recientemente, en el metraje “Juro por Apolo (Swear by Apollo)” hice el rol de una doctora que tiene el dilema de salvarle la vida al asesino de su hija. No me sentí identificada, porque no soy doctora, y gracias a Dios nunca estuve en la posición de tomar una decisión así, pero soy madre y he vivido cosas muy dolorosas. Conozco bien los hospitales y las emergencias médicas, pues mi esposo sufrió un accidente vial hace 10 años que lo dejó paralítico. Todo ese desgarre emocional y el amor que tengo por mis hijos me ayudaron a interpretar el rol y conectarme con sentimientos inimaginables.

LA FRASE

Tengo una película muy grande de época que estoy desarrollando con una directora muy conocida de Hollywood. Es una historia que tiene que ver con mi familia y con El Salvador, y por la cual un muy buen amigo me dio los derechos de su búsqueda. Espero poder filmar partes en El Salvador.

Débora de Sola Habsburg,

¿Cómo llegaste a ser parte de la cinta “Salvador”? ¿Cómo fue esa experiencia?

Un director argentino que vivía en Miami conocía el trabajo que hice en Argentina, porque interpreté un rol en la película “Luna de Avellaneda”, de Juan José Campanella (ganador del Óscar a Mejor película extranjera por “El secreto de sus ojos”). Me dijo que quería hacer una película conmigo y que la filmáramos en El Salvador, donde yo nací. He pasado muchos años fuera del país, pero siempre voy a visitar a mi familia (…) Fuimos un equipo pequeño: director, director de fotografía y yo, la actriz principal. A través de otro amigo salvadoreño que hace cine, Arturo Muyshondt (“The Pastor”), conocí a José Ramírez, dueño de Imagen Films en El Salvador. José tuvo la gentileza de ayudarnos a hacer el casting de dos roles más que necesitábamos, el de una madre y un niño salvadoreño.
Además, nos brindó apoyo conectándonos con profesionales locales que contratamos para sonido, maquillaje y efectos especiales. Nos sorprendió la calidad del trabajo de las personas locales, ya que El Salvador no tiene una industria de cine como México y Colombia.  Mi hermano Orlando de Sola, que hace mucho trabaja en turismo en La Libertad, nos ayudó con las locaciones y nos hizo conocer unos lugares increíbles, que nos dieron imágenes únicas para la película. Los extranjeros estaban encantados con la buena onda y la amabilidad de los salvadoreños que conocieron. Todos quieren regresar.

Si tuvieras que elegir entre teatro, televisión o cine, ¿cuál escogerías?

Esa pregunta es difícil. Me encanta el teatro, porque es lo más gratificante para un actor. Uno siente la adrenalina cuando sale al escenario. Cada función es distinta, porque depende tanto de la energía del público, y es fascinante. Pero cada vez que hago una obra digo: “Ok, ahora no hago teatro por un par de meses”. Termino agotada. Son muchas horas de ensayo y es sacrificado cuando uno tiene niños. Además, no es tan bien pagado como el cine y, definitivamente, no como la televisión. Antes prefería el cine porque me gusta interpretar roles con naturalidad. No me gusta lo exagerado, lo forzado, y antes la televisión se caracterizaba por ese tipo de papeles que, sinceramente, yo no me creía. Hoy en día, con el nacimiento de Netlix y otras plataformas no tradicionales para exhibir contenido, la televisión americana y europea ha creado producciones que no dejan nada que desear del mejor cine. Es más, muchas series se filman como una película larga y luego se dividen en episodios. Por esas razones, me encantan las series de televisión y también porque permiten desarrollar un personaje a lo largo de más tiempo…

¿Cuál es el reto de interpretar papeles en diferentes idiomas?

Llegar a ser realmente perfecto en un idioma. Yo hablo francés y alemán perfectamente bien, pero a veces ellos quieren un francés parisino o un alemán del norte. Hay que saber distinguir esos detalles para que se oiga realmente autóctono. El italiano y el portugués los hablo bien, pero no a la perfección. Y como soy buena imitando y tengo muchos amigos italianos y portugueses, les pido que me ayuden a practicar cuando me sale algún casting en esos idiomas. Lo mismo en español. A veces nos piden lo que llaman un acento neutro, lo que he aprendido viviendo en Miami (…) No basta con saber un idioma, hay que saber interpretar los distintos acentos en ese idioma. Además, también van los movimientos corporales. Una italiana hace gestos con las manos y un inglés apenas mueve los labios cuando habla. No se trata solo de interpretar el idioma, también se trata de las costumbres culturales y los modales. Encima hay que agregar la época. Una francesa de hoy en día se mueve y habla muy distinto a una del siglo XVIII. Hay que estudiar y tener todo eso en cuenta para la actuación.

LA FRASE

Creo que El Salvador podría volverse un lugar donde se puede desarrollar una industria de cine, pero para que eso ocurra tiene que haber seguridad; y el Gobierno tendría que crear incentivos económicos para que los productores internacionales quieran venir a filmar.

Débora de Sola Habsburg,

¿Cuál fue el proyecto en el que trabajaste con Francis Ford Coppola? ¿Cómo se conocieron y qué fue lo que más te marcó de esa experiencia?

Walter Rippel, un director de casting con el que ya había trabajado, estaba haciendo el casting de la película “Tetro” de Coppola, que fue filmada en Argentina. Yo justo vivía en Argentina mientras mi esposo se sometía a una larga recuperación en el hospital, después de su accidente. De total coincidencia, el cuñado de Walter era uno de los cirujanos de mi esposo y, hablando un día, me contó que Coppola estaba filmando. Walter me dijo que había un pequeño rol que yo podía interpretar y, aunque yo no quería hacer nada más que estar al lado de mi esposo durante su recuperación, ellos me insistieron que sería bueno que yo saliera del hospital e hiciera algo para distraerme. Fue una experiencia única. Llegué a un set increíble en una vieja mansión de Buenos Aires. Pude observar por qué Coppola es tan excepcional como director (para mí, “The Godfather” y “Apocalypse Now” son obras maestras). Es muy meticuloso y no para hasta lograr la escena que quiere filmar. ¡Llegamos a rodar una escena hasta 18 veces! Todo esto a las 4:00 de la mañana, lo que resultaba en muchos actores y el crew (equipo) agotados; pero él es implacable cuando se trata de pintar el cuadro perfecto de su obra. La película es muy artística, en blanco y negro. A pesar de ser muy interesante, no tuvo mucho éxito en las taquillas, porque no es una película comercial. Coppola ha manifestado en algunas entrevistas que esta fue su película más autobiográfica.

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¿Lidiaste con algunos obstáculos por parte de la familia de tu marido cuando decidiste incursionar en la actuación?

La actuación no era vista con buenos ojos en otras épocas, pero el teatro y el cine es cultura y ellos siempre han apoyado la cultura. Yo me cuido de no hacer roles que puedan desprestigiar a mi familia, pero creo que en definitiva somos dueños de nuestras vidas y nadie puede impedirnos de hacer lo que uno realmente quiere. Hoy en día es un metier (oficio) digno y, es más, hemos observado recientemente cómo una actriz, Meghan Markle, se casó con el príncipe Harry, de la familia reinante de Inglaterra. Antes de ella, Grace Kelly, actriz americana, se casó con Alberto de Mónaco. Para mí, una cosa no tiene nada que ver con la otra.

UNA VIDA EN LA REALEZA

¿Qué significa para ti, como salvadoreña, ser parte de la realeza?

No significa nada especial. Los Habsburgo ya no reinan, pero tienen un legado importante. Si se refiere a lo que se siente nacer en un país y luego ser de otro, es lo más normal del mundo. Máxima de Holanda era argentina y ahora es holandesa y reina de Holanda. Maria Antonieta era austriaca y al casarse con Luis XIV, el Rey de Francia, se volvió francesa. Uno asume el rol para cumplir la función necesaria. Sea gobernando o representando.

LA FRASE

En lo familiar llevo una familia tradicional. Eduqué a mis hijos bajo los principios de la Iglesia Católica y tanto Guntram como yo tratamos de contribuir a la sociedad haciendo actos de beneficencia.

Débora de Sola Habsburg,

Antes de ser archiduquesa, ¿te viste como parte de la realeza?

No, nunca me imaginé que lo sería; y tampoco era algo que deseaba. Yo conocí a mi marido en el colegio, en Uruguay, no es un lugar donde uno se imagina se va a topar con la realeza europea. Me enamore de él por cómo era conmigo, no por quien era. Para mí siempre fue un amor imposible porque me dijeron que nunca se podría casar conmigo porque yo no pertenecía a una de las familias nobles europeas. Cuando Guntram y yo nos conocimos eran otras épocas y la familia era muy estricta sobre quien sería aceptado o no (…) Yo no tenía ninguna esperanza de casarme con él, pero no podía impedir lo que sentíamos el uno por el otro. El hecho de ser aceptada por la familia de Guntram fue importante para mí.
Nadie se quiere sentir rechazado. Creo que su familia reconoció que lo nuestro era verdadero amor del que nada puede parar y con el tiempo llegaron a conocer la persona que soy, y apreciarme. Tengo buenos valores. No abandono situaciones y estoy allí, firme y sólida como dije en el voto al casarme en la iglesia: “En las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, todos los días de mi vida”. Obviamente nuestra relación era especial porque llevamos 23 años de casados y hemos sobrevivido situaciones de las que pocas parejas logran salir ilesas. A pesar de todo eso, todavía hay algunos miembros de la familia de Guntram que no me aceptan, cegados por ignorancia, prejuicios irrelevantes hoy en día e ideales anticuados sobre la jerarquía y pureza de las razas.