Los casos sospechosos de dengue, en zona de alerta

El Ministerio de Salud reporta un incremento en las hospitalizaciones a causa de la enfermedad. La crisis de agua podría incidir en brotes epidémicos en San Salvador, según el infectólogo Solano Leiva.

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Foto EDH / Archivo

Por Evelia Hernández

2020-02-07 8:20:18

Aunque la emergencia nacional está enfocada en la prevención del nuevo coronavirus, los salvadoreños no deben descuidar las medidas de combate al dengue, el cual actualmente está en zona de alerta y el año pasado causó 14 muertes.

En una semana hay un promedio de 187 casos sospechosos de dengue y un registro de seis casos confirmados por la enfermedad, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El boletín epidemiológico, del Ministerio de Salud, registra 904 casos sospechosos a nivel nacional, lo que significa un incremento del 35 % en relación al año anterior, es decir 232 casos más de personas con síntomas de la enfermedad.

A los casos se les clasifica como sospechosos porque el paciente es diagnosticado con base a los síntomas que presenta, y no a través de prueba de laboratorio.

El infectólogo Iván Solano Leiva advierte a las instituciones de Salud que estén alerta y se incremente la acciones del combate del zancudo, transmisor de enfermedades como dengue, zika y Chikunguña debido a los altos índices larvarios que mantiene el país.

De acuerdo con los reportes oficiales, de cada cien casas 9 tienen criaderos de zancudo; para mantener el control de la enfermedad el índice larvario debe ser 4 % o menos.

“Si no hacemos las acciones pertinentes para evitar un brote de dengue a la brevedad posible; porque ya estamos en nivel de alerta, estamos encima del nivel amarillo, según el corredor endémico y si nos descuidamos vamos a pasar a la línea roja, que es la línea de epidemia. Allá por agosto estuvimos a punto de entrar en epidemia, entonces las medidas de contención afortunadamente funcionaron, pero el dengue es una amenaza que siempre está ahí”, opinó el infectólogo.

Foto EDH/ Jessica Orellana

Solano Leiva explicó que la proliferación de larvas de zancudos puede tener relación con la necesidad de la población de almacenar agua para el consumo o los oficios domésticos.

Para el infectólogo es importante que se ponga atención a la crisis por falta de agua potable en el Área Metropolitana de San Salvador, ya que está zona geográfica tiene un alto índice larvario. En el departamento de San Salvador de cada 100 casas 21% tienen criaderos de zancudos.

Usulután tiene un índice del 12% y La Paz de 10%.

De acuerdo con el boletín epidemiológico, el 89% de los criaderos de zancudo están en depósitos útiles y un 10 % en inservibles.

“Con el hecho que no todos los salvadoreños tienen acceso al agua potable y que tienen que guardar recipientes con agua, eso hace que se vuelvan vulnerable y que siempre sea una amenaza latente el que podamos tener epidemia de dengue”, manifestó Solano Leiva.

El especialista añadió que El Salvador es vulnerable a tener una epidemia de dengue por las condiciones de hacinamiento, falta de acceso a agua potable, entre otras causas.

“Me llama la atención que en el país siempre tenemos los índices larvarios elevados, en ese sentido, es necesario que pongamos atención (ene el comportamiento del dengue) y que los esfuerzos que se están tirando para impedir la entrada del nuevo coronavirus no deben de quitarnos el ojo de las otras enfermedades que a diario nos afectan”, dijo el médico infectólogo.

Dengue una amenaza en América Latina.

Según la OPS, el dengue es un mal endémico, que afecta a todas las edades y se debe sospechar que una persona padece dengue cuando haya una fiebre elevada (40 °C) acompañada de dos de los síntomas siguientes: dolor de cabeza muy intenso, dolor detrás de los globos oculares, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, agrandamiento de ganglios o salpullido.

Los síntomas se presentan en un periodo de incubación de 4 a 10 días, después de la picadura de un mosquito infectado y el número de casos por dengue aumenta a medida que la enfermedad se propaga a nuevas zonas.

La OMS advierte que se están produciendo brotes epidémicos de carácter explosivo, influido por el comportamiento del cambio climático que inciden en enfermedades tropicales como el dengue.

Los niños, especialmente los menores de un año, enfrentan más riesgo de padecer dengue.

Los niños, especialmente los menores de un año, enfrentan más riesgo de padecer dengue.


En El Salvador en el 2018 hubo un brote por la enfermedad en Santa Ana y se registraron siete muertes, mientras que en 2019, hubo 14 muertes a causa de la enfermedad.

Para Solano Leiva el comportamiento de la enfermedad es muy parecido al del año pasado.

Este año, Honduras ya registra tres muertes a causa de dengue y 4, 275 casos sospechosos; Panamá ya reportó la primera muerte a causa de esa enfermedad, tiene más de 1, 582 casos sospechosos y 656 casos confirmados.

“El dengue es la enfermedad de mayor impacto a nivel mundial. Eso nos pone en la línea que podemos llegar a tener brotes epidémicos, recordemos que Honduras el año pasado tuvo su brote epidémico, en México ha impactado fuerte el dengue”, añadió.

En sur América, Paraguay mantiene un brote epidémico de dengue, el cual ha afectado a más 35,000 persona y registra cuatro muertes; y según información de los noticieros hasta el presidente ha sufrido los estragos de la enfermedad.

El año pasado en América Latina el dengue tuvo un comportamiento de brotes epidémicos en el cual hubo más de 3 millones de infectados y provocó 1, 538 muertes.

El Salvador cerró con 27,470 casos y 14 muertes.

Para el 2019, el dengue alcanzó una afectación histórica en la región de las Américas sobrepasando en un 13% la epidemia del año 2015, donde se registró la circulación de los virus del zika y del chikunguña.

“El no tener acceso al agua potable nos hace que tengamos que guardarla y se vuelve fuente de criadero de zancudos, entonces por lo tanto va incrementar el índice larvario y nos va poner mucho más vulnerable al dengue, pero también si nos cae agua de mala calidad nos va a poner en riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos y por agua contaminada con heces fecales, como la fiebre tifoidea y la hepatitis A”, advirtió Solano Leiva.