Violencia sexual se invisibiliza cuando se trata de un adolescente, alertan especialistas

Entre enero y septiembre de 2020, al menos 106 niños o adolescentes sufrieron violencia sexual en El Salvador. Es decir, casi 11 al mes, según datos del Instituto de Medicina Legal.

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Foto: Shutterstock

Por Evelia Hernández /Carlos Vides

2020-12-27 6:00:49

Violado o afortunado. ¿Por qué se hace tan difícil identificar cuando un hombre adolescente es abusado sexual y psicológicamente? Recientemente salió a luz pública el caso judicial de un preadolescente de 13 años que mantuvo una relación sentimental, por varios meses, con una mujer de 30 años, madre de tres infantes. El caso llegó a la Fiscalía porque la madre del adolescente denunció que su hijo fue maltratado físicamente.

El caso provocó una catarata de comentarios en las redes sociales, en distintas direcciones pero muchos de ellos calificando al preadolescente como un afortunado, al lograr una relación con una mujer adulta a tan corta edad.

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Reportó el Instituto de Medicina Legal entre enero y septiembre de 2020, contra niños y adolescentes.

Para el médico Joaquín Orellana, especialista en atención psiquiátrica para adolescentes y adultos, “esto puede ser tomado como un abuso sexual porque es un menor de edad. La persona no está madura sexualmente, (la adulta) se está aprovechando de una situación. Se abusa la parte emocional y sexual, ambas, porque se aprovecha la parte sexual del joven y la parte emocional, porque es inmaduro”.

Luis Castaneda, médico y presidente de la Asociación de Pediatría de El Salvador, consideró que “desde el punto de vista psicológico, (el chico) todavía no tiene la madurez como para saber establecer con claridad que sea una relación sentimental. No tiene la habilidad emocional, aunque crea que sí la tenga. Y desde el punto de vista legal, es una abuso sexual, porque es un menor de edad”.

Sin embargo, la doctora Claudina Padilla de Campos, psiquiatra y psicoteraputa con 36 años de experiencia en el ramo, analiza la situación tomando en cuenta otros aspectos. “Están acusando a la señora de abuso sexual hacia el menor. ¿Quién lo testifica? No vamos a hacer elucubraciones cuando no tenemos personas que testifiquen sobre el asunto”, valoró, aunque concedió que “si fuera cierto, es un abuso de menor”.

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La doctora Padilla opinó que las autoridades deben entrevistar al menor “para ver si realmente él se sintió abusado y obligado, y no tenía formas de escaparse”.

Pero para el pediatra Castaneda, “la mayoría de veces hay un trastorno emocional, que al chico no se le ha orientado correctamente. No es una coerción, es algo voluntario creería yo, pero que no está bien asesorado”, como parte de la inmadurez por su corta edad.

La profesional recomendó evaluar la situación que vivía el menor, pues se pudiera encontrar detonantes que le llevaron a optar por irse a vivir con la mujer adulta.

¿Cuál fue la reacción o análisis al conocer el caso?

Hubo ciudadanos que ocuparon las redes sociales para felicitar al menor, por considerar un logro que a su edad había -presuntamente- establecido una relación con una mujer adulta.

Para Castaneda, “esos son comentarios eminentemente sexistas, porque la población lo ve desde el punto de vista de un adulto, pero no consideran que es un menor de edad, que no tiene la capacidad emocional para formalizar una relación de ese tipo”.

Sobre comentarios de aplausos al menor por lo ocurrido, o de “agradecer” a la mujer por supuestamente haber tenido relaciones sexuales con el preadolescente, la doctora Padilla opinó que “es el machismo de nuestro pueblo, el no darse cuenta que la sexualidad prematura nunca es buena. Siempre hay curiosidad sobre la sexualidad en los preadolescentes, pero realmente no es lo adecuado, porque va a establecer un vínculo de forma incorrecta, a la edad que no es la adecuada. Y puede tener alguna influencia a nivel de su vida futura, en su selección de pareja futura”.

Otros usuarios de redes sociales celebraron que haya mujeres que, siendo adultas, busquen tener relaciones con menores de edad.

Ante esto, Silvia Juárez, del programa por una Vida sin violencia de Ormusa, deja claro que la violencia por medios sexuales o sometimiento sexual de parte de cualquier persona es una violación, a los derechos. “Y no se justifica quién la comete y quién la recibe”, señaló.

Juárez explicó que “la violencia sexual se hace porque se puede y con quién se puede. No es un tema instintivo, no es tema de debilidad o de provocación de cuerpos si no que tiene que haber un sometimiento cuando hablamos de violencia sexual”.

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Agregó que la tradición o el imaginario (social ) coinciden que cuando se trata de una niña hay cierto reproche, pero cuando se trata de un niño se debe exaltar, lo cual califica como “grave” porque él viven su desarrollo de la sexualidad con sometimiento y en una relación de poder.

En el caso de los niños, el comportamiento de la violencia sexual independientemente si es perpetrada por hombres o mujeres, “ tiene como base que no pueden decir que no, en el caso de los niños por esa relación de poder, por el miedo, pero porque hay una construcción social que un niño no puede decir que no a una relación sexual”.

Y eso es peligroso para aumentar la cultura de la violación, porque lo que hace es tolerar la violencia, erróneamente creer que los cuerpos de los niños y de la niñas están disponibles, argumenta Juárez.

¿A qué edad se debe comenzar la actividad sexual?

Muchos comentarios fueron dirigidos a cómo los padres de generaciones anteriores, e incluso actuales, procuraron y procuran llevar a sus hijos con trabajadores del sexo, para que les “inicien” como hombres.

Castaneda no estuvo de acuerdo con estas prácticas, y explicó que “los pediatras tratamos de transmitirles información biológica de la reproducción y el acto sexual, para que tengan comprensión a los 13 a 14 años, pero orientándose a retrasar lo máximo posible el inicio de actividad sexual”, de preferencia, hacia sus 18 años, cuando ya tienen mayor madurez y la misma ley les da autonomía individual, como personas adultas en cuanto a sus decisiones.

“Qué suerte de baboso, y por qué no fui yo, digo pues”

 

Esos comentarios favorecen la impunidad a través de normalizar una situación que es grave y dañina. La cultura de la violación es todos aquellos inculca en la sociedad que la violación es algo normal que no se puede evitar. No solo ocurre con las mujeres, también ocurre con los niños y otras poblaciones vulnerables.

 

“Que la liberen, mi sobrino necesita esa niñera”

 

El comportamiento de la violencia sexual está en todo el ciclo de vida.

 

“Imagínese a ese niño escuchando ese tipo de comentarios. ¿Cómo va crecer pensando, que los cuerpos si se pueden utilizar, lastimar y que nadie se puede escandalizar por eso, que es normal la violencia del sometimiento?. Entonces lo que estamos creando es la violencia del sometimiento. Estamos creando un nuevo agente del patriarcado o un nuevo victimario.

 

A través de los mensajes también se puede ver que las mujeres siguen siendo objeto, no importa que sea como victimarias.

 

Ella es un cuerpo para usar, incluso un niño que es menor que ella. Pero no es cierto, que en esa relación de una mujer de 34 años con un niño de 13 va hacer él, quien va mandar. Eso no es así, quién decide ahí es la adulta”, analiza Silvia Juárez, de programa Una vida sin violencia, de Ormusa .

 

El pediatra remarcó además que existe una diferencia entre el desarrollo físico y emocional de un niño. Explicó el especialista que “los adolescentes tienen capacidad sexual reproductiva desde los 13 a 14 años, porque ya tienen una actividad endocrinológica que les faculta el tener una eyaculación, una satisfacción sexual; pero eso no los hace emocionalmente preparados para poder entender una relación sexual emocional”.

Para la coordinadora del programa una vida sin violencia, Silvia Juárez, se debe analizar el riesgo que se puede encontrar ante una violación que no solo trae un problema psicológico, sino también en las niñas el riesgo de un embarazo no deseado, en el caso de los niños pueden haber riesgo de intereses y también hay una distorsión de la sexualidad.

“Una violación tanto en una niña como en un niño no significa menos trauma ni menos daño a la dignidad ni que deban quedar en la impunidad. La primera acciones que se deben hacer es develar estos mecanismos de tolerancia a la cultura de la violación, entonces se deben develar todas las prácticas que determinan la violencia sexual como un hecho natural en nuestra sociedad. Y lo segundo es educar sobre la base del respeto, esto atraviesa por estar diciendo constantemente a la niñas que denuncien la violencia, sino también decirle a los niños que los cuerpos se respetan, ambos”.

Agregó que es vital la educación sexual integral, “un niño y una niña que conoce su cuerpo, sus derechos, conociendo en evidencia lo que significa, lo que puede hacer con su cuerpo y lo que no le deben hacer, es un niño que cuando advierta un tocamiento, un dame un besito va poner límites temprano. Va poder pedir ayuda”, dijo Juárez

En redes sociales , a raíz del caso denunciado por la Fiscalía, la personas cuestionaron por qué es visto como más grave la violación a una niña que la de un niño.

Ante este reclamo, Juárez establece que, “como feministas jamás hemos negado que el sistema patriarcal somete a quien puede someter, a todos los que no tiene privilegios y para ellos los cuerpos apropiables son: los de la niñez, la juventud, las adultos mayores, las mujeres, personas con discapacidad, personas con diversidad sexual. Todo lo que no se acerca al parámetro hegemónico es apropiable y vulnerable. Entonces nosotros aclaramos es más grave una violación de una niña a un niño, no. Por eso decimos no usen el embarazo como la justificación para considerar que es más grave o no. Porque la apropiación de cualquier cuerpo, no importa si es de un hombre o de una mujer, incluso si es un hombre adulto, sigue siendo una vulneración a un derecho humano”.

Lo que si es que si establecen es la evidencia de más 500 hombres victimizados contra 6, 268 mujeres y por lo cual buscan que se concentren las políticas públicas encaminadas a bajar las cifras de violaciones a mujeres y niñas.

Según el informe de Justicia, en el 2019 hubo 525 hombres víctimas de violencia sexual. “No es un número tan bajito, ni tan aislado. El informe también dice que hubo víctimas que la Fiscalía indicó como perpetradora de los hechos contra niñas y niños. La Fiscalía identifica al menos 230 mujeres victimarias, la mayoría concentrada en acoso. Eso no significa que el sistema las va absolver, por ser victimarias de hombres, por qué debería ser así, si la prohibición es que los cuerpos se respetan”, argumenta Juárez.

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