Rusia comenzará las pruebas de su vacuna anti-covid este mes

El Gobierno de Rusia asegura que la tendrá lista en agosto, y varias empresas médicas ya recibieron preórdenes de compra de EE. UU., Francia, Alemanai, Italia e Inglaterra, entre otros

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Foto de referencia / Archivo / EDH

Por Carlos López Vides / Agencias

2020-08-01 10:00:38

La carrera mundial por desarrollar la vacuna contra el COVID-19 está al rojo vivo, y mientras la población global ve con esperanzas ciertos avances, también hay voces que alertan para que el objetivo principal sea que esta vacuna funcione totalmente para proteger a los seres humanos de este virus tan contagioso.

Empresas farmacéuticas en Rusia, Alemania, China, Inglaterra y Estados Unidos han anunciado en los últimos días que ya se encuentran en la fase 3 del desarrollo de vacunas (ver tabla), que es el penúltimo escalón, el cual incluye probar los medicamentos en miles de voluntarios.

Una vez superada esta etapa, las candidatas a vacunas pasan a revisión de autoridades oficiales de Salud de los distintos países y entidades regionales, entre ellas la Organización Mundial de la Salud, que al menos hasta el 31 de julio no había hecho oficial ninguna vacuna.

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Los rusos van corriendo

Reportes desde Rusia a CNN señalan que el Gobierno de ese país asegura que tendrá vacuna aprobada para el 10 de agosto próximo. El Instituto Gamaleya, con sede en Moscú, ha desarrollado este prototipo de vacuna.

Kirill Dmitriev, director del fondo de riqueza soberana de Rusia, dijo que “es un momento como del Sputnik”, en referencia a cómo el país soviético lanzó en 1957 el primer satélite del mundo al espacio, antes que otros países europeos o Estados Unidos.

“Los estadounidenses se sorprendieron cuando escucharon los pitidos del Sputnik. Es lo mismo con esta vacuna. Rusia habrá llegado primero”, agregó Dmitriev a CNN.

Incluso, la primera viceministra Tatyana Golikova dijo el miércoles anterior que Rusia espera comenzar a producir dos vacunas, que actualmente están en desarrollo, en una escala industrial, ya a partir de octubre.

En el caso ruso, hay una diferencia importante en su aplicación, pues los pacientes tendrán que recibir una segunda inyección de refuerzo.

Reino Unido, la Unión Europea y Estados Unidos también están en la búsqueda de vacunas lo más pronto posible, e incluso han estado haciendo preórdenes con compañías farmacéuticas, con la esperanza de proteger a sus poblaciones del COVID-19 y poder así reabrir sus golpeadas economías con mayor confianza.

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En junio, países como Alemania, Francia, Holanda e Italia firmaron un acuerdo con la droguería británica AstraZeneca, que está haciendo testeos vigilados por la Universidad de Oxford, para un total de 400 millones de dosis de la potencial vacuna en la que trabajan. En teoría, podrían estar listos para iniciar distribución masiva a finales de este 2020.

Las compañías GlaxoSmithKline y Sanofi Pasteur ya tienen preórdenes por arriba de las 60 millones de dosis por parte del gobierno británico.

Y la administración estadounidense de Donald Trump hasta ha creado la “Operación Velocidad Warp”, un acuerdo público-privado que incluye a su fuerza militar, con la idea de aportar fondos para la investigación y desarrollo de la vacuna, con la meta de asegurar no menos de 300 millones de dosis para la población de Estados Unidos en enero de 2021. Según la oficina del Censo de este país, en el mismo viven 328.2 millones de personas.

Las farmacéuticas Pfizer y BioNTech informaron que comenzaron pruebas el lunes con vacunas experimentales y ampliarán en unos 30,000 voluntarios en Estados Unidos.

Si las pruebas tienen éxito buscarán una revisión regulatoria en octubre próximo.

En tanto, el jefe de medicina de la empresa Moderna, que está respaldada con fondos de Estados Unidos, ya comenzó a hacer pruebas también el lunes anterior, según lo anunció oficialmente.

Moderna ha desarrollado su vacuna de Coronavirus sobre la base de otra vacuna que había estado trabajando para un virus muy parecido, el MERS (Síndrome Respiratorio por Coronavirus de Oriente Medio). Este enfoque de hacer uso de otros desarrollos anteriores es el mismo que han ocupado la mayoría de compañías farmacéuticas, para acelerar su labor.

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Calma, calma…

Pero también hay voces de mesura en el tema. El ministro de Investigaciones de Alemania, Anka Karliczek, dijo en conferencia de prensa el miércoles pasado que “no deberíamos esperar un milagro”, y que “debemos continuar asumiendo que las vacunas para distribución a la población solo estarán disponibles para mediados del próximo año, lo más temprano”.

Karliczek confirmó que el Gobierno alemán ha provisto de fondos para tres grandes firmas germanas de biotecnología, como CureVac, BioNTech y ID Biologika, para que aceleren lo más posible en el desarrollo de la vacuna.

“Los tres son prometedores candidatos, pero por supuesto debemos siempre esperar contratiempos durante la fase de pruebas, porque es algo necesario para tener una vacuna efectiva, pero también necesaria para tener una vacuna segura que las personas requieren”, agregó el ministro.

En este carrera acelerada, la Organización Mundial de la Salud pide calma y buen hacer en las palabras de su director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias, Mike Ryan: “hay un largo camino por recorrer”, expresó a inicios de julio.

Antivirales, la otra batalla

Además de la vacuna, las empresas también luchan por conseguir medicamentos que sirvan para tratar el virus en los ya infectados.

La Sociedad Británica de Farmacología publicó en mayo pasado conclusiones de varios científicos, que recomendaron revisar el uso de drogas ya existentes para que causen un impacto en el nuevo
Coronavirus.

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Los científicos británicos identificaron tres etapas de la infección en la que el virus puede ser atacado: prevenir el ingreso del COVID-19 para que ingrese a nuestras células; evitar que se replique dentro de las células; y minimizar el daño que el virus provoca a los órganos.

El doctor Robert Amler, decano de la Escuela de Ciencias y Prácticas de la Salud del Colegio Médico de Nueva York, y exjefe oficial médico de la Agencia de Registro de Sustancias Tóxias y Enfermedades de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDCs, por sus siglas en inglés), “es más probable que los antivirales sean desarrollados y aprobados antes que una vacuna, que normalmente toma más tiempo”.