Mascarillas: cuáles, cuándo y cómo usarlas durante esta pandemia del COVID-19

¿Qué pasa si el Gobierno decide que sea obligatorio portar cubrebocas? ¿Qué dicen los médicos al respecto?

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Los especialistas en medicina recomiendan el uso de mascarilla sobre todo si se sale a lugares con aglomeración de personas para evitar contagios. Foto EDH / archivo

Por Carlos López Vides Twitter: @Celvides

2020-07-12 6:02:30

Usar mascarilla es una de las más importantes recomendaciones que hacen los médicos, gobiernos y especialistas en esta pandemia provocada por el contagioso virus COVID-19. En el caso de El Salvador, el Ejecutivo incluso analiza imponer su uso como obligatorio en espacios públicos y para libre circulación.

Partamos de un punto clave: el solo uso de la mascarilla no es suficiente para evitar el contagio. Se debe aplicar el distanciamiento físico de dos metros, lavado de manos con agua y jabón, uso de alcohol-gel, etc. Sin embargo, ocupar el cubrebocas sí es de beneficio para evitar mayor contagio.

Pero, bueno, hay una gran variedad de mascarillas. ¿Cuáles son realmente efectivas para frenar el virus? Además, está la duda de cuándo usarla. ¿Debo hacerlo en mi casa, en el trabajo, todo el tiempo, dormir con ella? Y después, ¿cómo se debe ocupar correctamente?

¿Cuánto duran las mascarillas? Esta y otras dudas sobre el uso de los tapabocas

Vamos por partes. ¿Cuáles usar? Al inicio de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud recomendó, al público en general, el uso de bufandas o cubrebocas de tela, porque hacerlo al menos evitaba la transmisión de partículas grandes a través de las gotas de saliva, fuera al hablar, toser, estornudar, gritar, etc. La lógica era que ocupar este tipo de mascarilla era mejor que no usar nada.

Esta recomendación tiene otra intención, y es que las mascarillas quirúrgicas (hechas de capas de tela sintética respirable) y las de tipo N95, que tienen mayor capacidad para filtrar el aire y evitar el ingreso de partículas al cuerpo, queden destinadas solamente para el personal de Salud. La idea es no desabastecer el mercado para que estos profesionales estén siempre bien cubiertos.

De hecho, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), parte del sistema de Salud del Gobierno de Estados Unidos, subieron a sus sitios en Internet distintos tutoriales, videos e imágenes, para que las personas puedan fabricar sus propias mascarillas caseras.

La clave es ocupar tela bastante gruesa y con varias capas (alto contenido de algodón, edredones, franelas, tejido apretado), de tal forma que al verlas contra una fuente de luz, esta luz no pase fácilmente. Recomiendan, también, incluir entre las capas un filtro casero, por ejemplo de los que se ocupan para hacer café, en aspiradoras, toallas de papel, etc.

Estos son algunos tipos de mascarillas. Foto EDH

El New York Times escribió un artículo al respecto, en el que consultó a Scott Segal, presidente del Departamento de Antestesiología en el Centro Médico Bautista Wake Forest. Este médico avaló el uso de mascarillas hechas de tela caseras, y sobre qué material ocupar, recomendó: “Si la luz atraviesa las fibras con mucha facilidad, de modo que casi puedes verlas, no es una buena tela. Si el tejido es más denso y el material más grueso, de tal manera que la luz no pasa con tanta facilidad, ese es el material que debes usar”.

Pero… ¡mejor de telas no!

Pero, en el caso de El Salvador y ante el pico de contagiados que estamos viendo, ¿conviene salir a la calle, al supermercado, al trabajo con aire acondicionado, a la farmacia, con una mascarilla hecha solamente de tela?

Conoce cuáles son los materiales recomendados para crear una mascarilla casera

Mario Gamero, médico infectólogo, responde con firmeza que “todas esas mascarillas de tela, que están fabricando o que hacen artesanalmente, no llevan ningún control de calidad. El peligro es que la persona, por creer que anda esa mascarilla de tela piensa que va a quedar protegida de una infección, o un virus, cosa que no es así”.

Ilustra además el médico que “una mascarilla de tela puede servir a la persona que anda enferma, que tose o estornuda, y esas partículas grandes quedan en la tela; pero no sirve para protegerse de una persona enferma. Usted puede andar con su mascarilla de tela, ahí queda la saliva y las secreciones grandes al toser, pero para protegerse de alguien enfermo, no le va a servir absolutamente de nada”.

Meses sin suficientes mascarillas en el Rosales

Una especialista médica que trabaja en el Hospital Rosales, que pidióreserva de su nombre para evitar represalias, dijo que fue hasta el 1 de juliopasado que comenzaron a entregarles una mascarilla tipo KN95 al día, locual es lo correcto. Sin embargo, desde inicios de la pandemia en marzopasado en el país, les daban una mascarilla nueva “cada tres o cuatro días”,lo cual les ponía en riesgo al reutilizarlas, pues podían estar yacontaminadas. Y si no, esto les forzaba a comprar mascarillas nuevas de supropio dinero.“Pasa a veces en los centros médicos u hospitales, donde quizá por ahorro,o porque no tienen la cantidad de recursos suficientes para tener lasmascarillas, las están reutilizando, y ahí está el error. Porque los virusquedan pegados en la parte externa de las mascarillas”, alerta sobre estasituación el médico infectólogo Mario Gamero.

Para Gamero, a pesar de que las tipo N95 o quirúrgicas deberían ser ocupadas solamente para personal médico, no ve mal que las familias salvadoreñas, si pueden comprarlas, opten por hacerlo. El problema, explica el médico, es que los precios se han disparado.

“Hay una acción importante que debe retomar el Gobierno: tiene que regular el costo de las mascarillas a como estaban. No tienen por qué andar subiéndole el precio, aprovechando el dolor del pueblo para andar vendiendo caro todo este equipo. Lo que una caja antes costaba 7 dólares, hoy vale 30, 35 dólares. ¡Es increíble, es exagerado!”, critica el galeno.

Hay una opción intermedia. La española Carmen Sarabia, profesora de Enfermería de la Universidad de Cantabria, comentó al periódico La Vanguardia que las mascarillas tipo F222 o N95 “deshechables básicas que encontramos en las farmacias, están pensadas para usarse unas ocho horas seguidas y luego tirarlas. Claro que si uno las usa sólo para ir a comprar el pan, no hace falta gastar una cada vez. Se puede guartar tras cada uso en una bolsa o recipiente de plástico que cierre herméticamente, y reutilizarla hasta alcanzar esas aproximadamente ocho horas de vida útil”.

La misma especialista Sarabia aclara que las mascarillas quirúrgicas y las de tipo N95 no deben ser desinfectadas, ni lavadas o puestas al sol, ni ventiladas “para que muera el virus”, ni rociarlas con alcohol-gel, desinfectantes, cloro o lejía. Lo que hacemos con todo esto es dañarlas y reducir su capacidad de filtración.

¿En dónde ocupo mascarilla?

Gamero recomienda usar curebocas tipo N95 siempre que se salga a la calle, debido a que la cantidad de personas que tienen el virus pero no presentan síntomas es muy alta en nuestro país.

Si se está en un lugar de trabajo cerrado y que no tiene ventilación natural, sino solamente aire acondicionado circulante, lo mejor es no quitarse la mascarilla. Tampoco es conveniente comer dentro de un espacio laboral así, pues al quitarse la mascarilla para alimentarse, la persona estará expuesta.

Salvadoreños que salen, además de protegerse con las mascarillas, andan preparados con su alcohol gel para desinfectarse. Foto EDH/ Yessica Hompanera

Mantenga el uso de mascarilla al manejar, y hágalo de preferencia con las ventanas abiertas, en lugar de ocupar el aire acondicionado.

 El mal uso de la mascarilla aumenta el riesgo de contagio por COVID-19

Al estar en casa, siempre que todas las personas que viven en el lugar hayan seguido los protocolos de higiene, no es necesario portar la mascarilla. Sin embargo, si un miembro de la familia comienza a presentar síntomas como tos seca, estornudos, fiebre u otros asociados al COVID-19, es conveniente que se aísle en una zona de la casa, y que ocupe mascarilla como prevención, mientras se monitorea que sus síntomas no se disparen.

El uso de mascarilla es clave, pero hay otro factor que previene al virus de forma contundente: el distanciamiento físico.