El Observatorio de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) hizo público 11 señalamientos o preocupaciones sobre el estado de los derechos humanos durante la pandemia, un proyecto financiado por la Unión Europea. El embajador Andreu Bassols dice que financian ese proyecto pero respetan su independencia.
Sin embargo, el diplomático tiene su propia percepción de la realidad salvadoreña. En esta entrevista hace sus consideraciones sobre lo bueno y lo mejorable del manejo de la pandemia, la necesidad de entender que la libertad de información y el acceso a la misma no son enemigos de la lucha contra la pandemia; pero además da sus apreciaciones sobre el clima político, en donde considera normal en una democracia la confrontación política, pero siempre que sea sobre la base de la moderación y el respeto a las leyes.
¿Hace unas semanas el Observatorio de la UCA presentó un informe en el que hace 11 señalamientos en materia de violación de derechos humanos que preocupan ¿ustedes respaldan este informe?
Nosotros tenemos este proyecto con este observatorio que financiamos a partir de 2018, creo, y que tiene una financiación nuestra de algo más de $600,000. Ese forma parte de los proyectos que tenemos con la sociedad civil; son proyectos en dos ámbitos: proyectos de derechos humanos y proyectos de apoyo a la sociedad civil. Ese mismo año aprobamos otro proyecto con una organización sueca We Effect y que consiste en ayudar a la creación de cooperativas para la vivienda… Ellos están trabajando en El Salvador y nosotros también los apoyamos. Y ese mismo año aprobamos este proyecto del Observatorio de la UCA.
¿Por qué apoyan este proyecto?
Porque nosotros como Unión Europea, y lo digo con orgullo pero sin querer ser arrogante, somos de las grandes defensoras de los derechos humanos. Digamos que nuestra personalidad, nuestra forma de actuar en política internacional se basa en varios pilares, uno es el respeto a los derechos humanos, otro es la necesidad de encontrar acuerdos globales para luchar contra el cambio climático; el tercero es la defensa del multilateralismo.
Y luego hay un cuarto pilar que estamos trabajado en muchos países, y es apoyar las integraciones regionales, por ejemplo, aquí en América Central. Esos cuatro pilares le dan a la Unión Europea una personalidad fuerte y creo que podemos decir, sin ganas de ser arrogantes, que somos los líderes en cuestiones medio ambientales, en cuestiones de derechos humanos y en todo lo relacionado a la necesidad de defender un sistema multilateral de naciones unidas.
Este informe de la UCA mencionaba aspectos que realmente preocupan y que todos vimos, por ejemplo, esa confrontación entre órganos del Estado durante la pandemia. Y decían en la presentación que eso afectó nuestro derecho a vivir en paz y en armonía. ¿Cómo toman ustedes esta observación?
Lo primero que tengo que decir es que nosotros apoyamos el Observatorio pero es completamente independiente, asume sus propias teorías. Esa es la opinión del Observatorio pero ellos guardan la absoluta independencia y esa es una forma que tenemos nosotros de trabajar. ¿De qué serviría que el hecho de que nosotros lo financiáramos sirviera para influenciar? No, nosotros lo que mas valoramos es esa independencia.
Podrías leer: Mal manejo de centros de cuarentena llevó a violación de derechos, dice UCA
Y sí, es verdad, y ya no hablo del informe del Observatorio, nosotros hemos hecho siempre, desde la Unión Europea, un llamado a la coordinación de fuerzas entre las distintas instituciones del Estado, a la colaboración leal de estas instituciones porque esta es su obligación; y segundo, porque es bueno para el país. Y evidentemente en la repartición de los poderes del Estado, entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial es importante que exista colaboración y sobre todo cuando se está enfrentando a un enemigo común y que el impacto que, como todo sabemos, es económico, social, educativo; y puede ser también un impacto político. Por eso es muy importante que haya colaboración.
Y luego hemos llamado a la moderación, que es muy importante. La moderación es más importante en países como El Salvador, que han tenido un conflicto civil relativamente reciente, que en democracias muy consolidadas en donde obviamente no hay tantos riesgos. Y es por eso que en países de América Central esta moderación en la forma de hablar y de actuar es muy importante para preservar lo más esencial, que es la convivencia.
¿Cuando usted dice: hemos hecho un llamado a la moderación han sido llamados públicos o de otra forma?
Han sido llamados públicos y privados. Han sido llamados de la diplomacia pública y de la diplomacia privada; y llamado a que exista este entendimiento tan necesario. Lo hemos hecho a lo largo de los últimos meses, con la pandemia y antes de la pandemia. Y yo creo que esta es una responsabilidad que tiene la comunidad internacional de ser un amigo leal y respetuoso de El Salvador.
¿Y este tipo de confrontaciones es pocas veces visto en otros países? ¿Lo consideran algo coyuntural o cuán grave lo ven?
Desafortunadamente pasa en muchos países pero yo creo que nosotros tenemos esa larga colaboración y cooperación con El Salvador que viene desde antes de los Acuerdos de Paz y creo que es por estos leales amigos que somos, que tenemos que insistir en esta necesidad de cooperación. La confrontación política forma parte de la democracia pero es importante que sea respetuosa de las leyes y respetuosa de los usos políticos y eso es un llamado que hacemos a todos los actores políticos, no solo a unos.
¿ No es un llamado particular a El Salvador?
No es un llamado particular a El Salvador, pero es verdad que en El Salvador ha habido situaciones de una cierta dificultad. Nosotros nos pronunciamos públicamente a través de canales oficiales y de canales menos oficiales. En el caso del canal oficial que le llamamos las declaraciones, y desde que estoy aquí, hemos hecho dos declaraciones de la Unión Europea, de los embajadores de la Unión Europea: una fue en mayo de 2019 para mostrar nuestra preocupación por el contenido de la Ley de Reconciliación Nacional que no queríamos que se convirtiera en una ley de impunidad. Y tuvo su impacto la declaración porque al final la ley no fue aprobada.
Nuestra segunda declaración fue el 9 de febrero, antes de la pandemia. Estábamos preocupados por la situación de tensión que había. Estas declaraciones de alguna manera marcan cuál es nuestra posición: necesidad de colaborar entre todas las instituciones del Estado y de que exista una verdadera justicia transicional.
Y esto es muy importante porque no estamos hablando del pasado, estamos hablando del futuro, es decir, cuando los grandes principios de la justicia transicional que son los grandes estándares internacionales que consisten en la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de la no repetición, son fundamentales para que El Salvador tenga un mejor futuro no en busca de situaciones revanchistas o de volver a la situación de la guerra civil, sino al contrario. Para construir un edificio necesitas de buenas fundaciones y las buenas fundaciones para el Estado salvadoreño deben estar basadas en la construcción, por supuesto, en los Acuerdos de Paz, pero también en la justicia transicional que permita darle justicia a las víctimas, sobre todo a las de genocidio y de delitos de lesa humanidad.
Para mí y para el conjunto de la comunidad internacional esto es muy importante. Y para la Unión Europea esto no es una cuestión del pasado sino del futuro.
Ya que toca ese tema de la reparación, ¿cómo ve el hecho de que muy poco se ha avanzado en ese tema?
Claro, y esa es un poco nuestra preocupación, primero la ley está paralizada en la Asamblea Legislativa; y segundo, no se está avanzando en estos cuatro pilares: en la necesidad de conocer la verdad, de acceso a la justicia; de reparación de las víctimas o de los familiares de las víctimas, y de las garantías de la no repetición.
Nosotros no intervenimos, pero en la reciente sentencia de la Sala de lo Penal de la Corte Suprema en el caso de los jesuitas que establece la prescripción de los delitos, nosotros respetamos la justicia pero visto desde los estándares internacionales, es obvio que esta sentencia no permite elucidar la verdad. Si es justa e injusta no me corresponde entrar en esta cuestión, pero en el tercer pilar no permite la reparación de las víctimas. Y en el cuarto pilar no da garantías de la no repetición.
¿Le deja la sensación de que la impunidad predomina en este caso?
¿Usted cree que se puede construir un futuro para cualquier país sobre una base de impunidad?