Abraham Osorio, de 29 años, es un muralista cuyo trabajo se puede apreciar en las principales calles de Ciudad Arce, Coatepeque y el en cantón El Tinteral, de Santa Ana, de donde es originario.
“Mi vida no tenía sentido. Antes salía a patinar y andaba en bicicleta vagando por las calles, pero algo dentro de mí me decía que quería ser alguien en la vida”, explica el artista.
Estudió su bachillerato académico a distancia por cuestiones económicas, pero en 2012 su vida dio un giro al conocer en Panchimalco al artista Miguel Ángel Ramírez, quien fue su inspiración para iniciar su carrera.
Antes, Abraham trabajó como cortador de café en las fincas donde creció en el cantón El Tinteral, caserío El Cambio, en la jurisdicción de Coatepeque. Cuando la temporada del café terminaba, se dedicaba a trabajar en la maquila e incluso hizo oficios varios, pero nada lo llenaba, dijo.
“Desde niño me gustó el dibujo, pero no tuve la oportunidad de estudiar lo que a mí me gustaba, pues mis padres no podían dármelo. Pero un día me di cuenta de que este arte lo llevo en la sangre y hoy, apasionadamente, lo demuestro en mis murales, grandes y pequeños, donde pinto personajes que veo en mi cantón o en otros lugares”, expresó.