Tres residentes de San Pedro Perulapán mueren en dos ataques

Con cuatro horas de diferencia, una mujer de 42 años y su hija de 20 fueron asesinadas el sábado en su casa, en el cantón Tecoluco Abajo. Sus vecinos, padre e hijo, empleados de la Ruta 524, fueron atacados por mareros en un cantón cercano. Uno murió, el otro está grave

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María Haydeé Hernández, de 42 años, y su hija Dania Esmeralda, Mendoza, de 20, fueron asesinadas con arma de fuego dentro de su vivienda en San Pedro Perulapán, Cuscatlán. No habían sido amenazadas, según sus familiares. Foto EDH / Jorge Reyes

Por Diana Escalante

2020-01-13 4:30:38

En un lapso de cuatro horas, dos ataques armados cometidos en San Pedro Perulapán, Cuscatlán, provocaron el sábado la muerte de una señora y su hija; también la de un cobrador de la Ruta 524, su padre fue lesionado y está hospitalizado en condición crítica.

Ese municipio fue blanco de la violencia, la cual este domingo se cobró otras siete vidas en San Salvador, La Libertad, Sonsonate y San Miguel.

El primer hecho sangriento del sábado en San Pedro Perulapán fue registrado a la 1:30 p.m. En circunstancias que los familiares de María Haydeé Hernández Vásquez, de 42 años, y su hija Dania Esmeralda Mendoza Hernández, de 20, no se explican, ellas fueron asesinadas en su vivienda, en el cantón Tecoluco Abajo.

Ambas hacían la limpieza cuando un hombre cruzó sigilosamente el alambrado que rodea el inmueble, encañonó a las víctimas y las obligó a entrar a la pequeña casa. Sin decirles nada, les disparó a quemarropa en el rostro y la cabeza.

Un familiar que estaba cerca fue visto por el atacante, quien intentó matarlo. Le hizo disparos, pero ninguno lo alcanzó. Tras cometer el doble asesinato, huyó sin prisa entre veredas y las pocas casas y matorrales que rodean la zona.

“Solo quiero que se haga justicia. Él no se llevó nada material, solo la vida de ellas. Han sido unos asesinatos sin sentido, no entendemos por qué las mataron “, dijo acongojada, el domingo al mediodía, una pariente de las mujeres, mientras hacía los preparativos para el velorio.

El pistolero que acabó con la vida de María y Dania no fue visto por nadie cuando escapaba, porque los pocos vecinos que estaban a esa hora oyeron varios disparos pero por temor no salieron de inmediato de sus casas a ver lo que pasaba.

Alertados por el sobreviviente, los parientes de madre e hija llegaron minutos después a intentar auxiliarlas pero habían muerto.

Ninguna aparentemente había sido amenazada. En el cantón habían residido todo el tiempo y no se metían en problemas, relataron familiares y algunos vecinos.

La señora hacía oficios varios en un despacho jurídico de San Salvador. En la semana, salía de casa a las 5:00 a.m. rumbo a su trabajo y regresaba 12 horas después. En pocos días, su hija iba iniciar el segundo año de bachillerato y luego quería estudiar una carrera relacionada con el turismo.

María deja en la orfandad a un niño, quien la tarde del domingo no paraba de llorar mientras veía un retrato de su madre y hermana mientras sus primos, menores que él, lo veían consternados e intentaban consolarlo.

Cobrador de bus fue asesinado por pandillero extorsionista

Cuatro horas después del doble asesinato, el instinto de sobrevivencia de Jorge Raymundo hizo que él manejara dos kilómetros un autobús de la Ruta 524 tras ser herido de bala en la cabeza por pandilleros. Su hijo Miguel Ángel Raymundo, quien iba con él, también fue lesionado pero murió de inmediato.

El primero era el motorista y el otro cobrador. Ambos residían en el cantón Tecoluco Arriba, a un kilómetro y medio de distancia de la casa de María y su hija Dania.

El ataque contra el señor, de 53 años, quien lucha por su vida en un hospital, y su pariente, de 35, fue cometido a las 5:30 p.m. en el cantón La Esperanza, de la localidad.

Las autoridades informaron que a los hombres los atacaron mareros de la 18 que los extorsionaban a cambio de permitirles dar el servicio a los habitantes de los cantones.

El motorista tenía 25 años de ser empleado de la Ruta, la cual hace su recorrido entre San Pedro Perulapán y la terminal de oriente. Hace 12 años, su hijo laboraba con él.

La víctima mortal deja en la orfandad a dos niños, quienes no han dejado de preguntar por él.

“Les hemos tenido que decir que anda en el hospital y que vendrá después”, relató este domingo un pariente de las víctimas, mientras veía a los empleados de una funeraria hacer los arreglos para el velorio.

Padre e hijo ya habían sido amenazados por pandilleros que cada semana les exigían dinero. El sábado, a pesar de que Miguel Ángel (el encargado del dinero) les pagó, los delincuentes lo asesinaron.

A raíz del ataque contra los Raymundo los propietarios de la Ruta y los trabajadores suspendieron el servicio de transporte el domingo. Este lunes tampoco trabajarán.