Trabajadores a punto de jubilarse mantienen deudas de hasta 20 años

Créditos hipotecarios, personales, tarjetas y refinanciamientos son los compromisos financieros más comunes con los que cargan los prontos al retiro. Aunque cumplen con los requisitos de edad y tiempo cotizado, algunos no dejan de trabajar porque tienen cuentas que saldar y su pensión es insuficiente.

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En El Salvador, solo uno de cada tres trabajadores está cubierto por el sistema de seguridad previsional.

Por Vanessa Linares

2019-07-11 9:30:17

Cumplir con requisitos como la edad y los años de cotización no necesariamente garantizan que un trabajador logre jubilarse, recibir una pensión y disfrutar de su vejez; pues hay salvadoreños que se acercan a su edad de retiro con deudas de hasta 20 años por pagar y saben, de antemano, que la tendrán más difícil en liquidarlas porque sus recursos serán insuficientes.

Los créditos hipotecarios, personales, tarjetas de crédito y refinanciamientos son las deudas más comunes con las que cargan los empleados prontos al retiro laboral.

Ingrid de Orellana, gerente de clientes y marcas de AFP Crecer, dijo que es común que a la institución lleguen personas que, apenas uno o dos años del tiempo legal obligatorio para dejar de trabajar, aún tengan grandes compromisos financieros por saldar.

Ana Molina, de 64 años, que ha sido secretaria toda su vida, no quiere dejar de trabajar porque desde hace cinco, cuando su esposo murió, le ha tocado asumir sola la cuota del préstamo de su casa. No sería tan complicado, reconoce, si no tuviera otras deudas y un nieto que terminar de educar.

Imagine que Ana gana un salario de $600. Con deducciones de seguridad social, ahorro obligatorio para la pensión y la retención de renta, puede recibir efectivamente unos $524 cada mes.

Si adquirió un préstamo de 30 años para comprar una casa y su cuota asignada ronda los $180 (aproximadamente el 30 % de su salario), su saldo disponible cada mes rondaría los $344. Con los pagos comunes de recibos de agua y energía, y telecomunicaciones (TV, internet y teléfono o celular) y un pago mínimo de $25 a una tarjeta de crédito, al final aún le quedan $254 para comprar comida, vestuario, combustible, medicinas, pagar educación y otras necesidades.

Sin embargo, si se jubilara, estimando que recibiría una pensión de aproximadamente el 40 % de su salario, su ingreso inicial no serían $540 sino solo $240. Con todas las deducciones anteriores, aún le faltarían $30 para completar el mes y no tendría dinero para otros compromisos.

Mala disciplina

Pero, más allá de devengar salarios bajos, Orellana destaca que los salvadoreños han venido reflejando hábitos no adecuados en el manejo de sus finanzas.

A través de estudios cualitativos, identificó que, por ejemplo, los trabajadores no controlan o tienen poco conocimiento de en qué usan su dinero.

La última encuesta del Banco Central de Reserva (BCR) sobre acceso a servicios financieros (2016) reveló que solo un 14 % de los salvadoreños dice llevar un registro de sus gastos e ingresos.

Tampoco tienen disciplina para el ahorro voluntario. Los grupos focales de la AFP alertan que de quedarse sin empleo, los trabajadores consultados tienen dinero guardado como para sobrevivir solo los siguientes tres meses.

Usar tarjetas de crédito sin experiencia y para gastos superfluos o poco importantes, adquirir préstamos por encima de su capacidad, cargar a la deuda de sus casas lo que deben en tarjetas y préstamos personales y hasta posponer los pagos para el tiempo de retiro, son las peores prácticas y errores que un trabajador suele cometer y que les hacen hasta llorar en las oficinas de la AFP.

“Hay que estar claros de que cada decisión financiera construye su próxima década (…) Entonces, la jubilación no deberíamos verla solo como algo que va a ocurrir allá a los 30 años de trabajar”, insistió Orellana.

“Pensar la vida por décadas”, saber hoy cómo quiere vivir en los próximos 10 años, es una manera práctica de organizar las finanzas personales y prever que los problemas se agraven hasta la edad de jubilación o postergar su solución hasta pocos años antes del retiro.

Así, sin importar cuál sea el plan de vida, sueños y aspiraciones, el compromiso con una buena salud financiera, dijo la representante de AFP Crecer, debe comenzar cuanto antes en la etapa laboral, desde edades tempranas.

“(Los trabajadores) tienen todo en sus manos para construir una buena vida financiera, no cinco años antes de la jubilación”, afirmó Orellana.

Como no es una mano invisible la que distribuye de manera antojadiza el fruto del esfuerzo de los trabajadores, los empleados deben estar conscientes de que el primer paso es saber qué ocurre con el dinero que llega: de dónde viene y a dónde va y en qué cantidad.

En segundo lugar, proponerse a adquirir el hábito del ahorro. Al principio en cantidades pequeñas que paulatinamente aumentan sin causar frustración o estrés financiero, pues una vez consolidada esta buena práctica, pueden irse trazando metas diversas.

Cabe mencionar que ahorrar sin un objetivo concreto hace más frágil el ahorro. Reservar dinero poniéndole “nombre y apellido”, evita que el dinero para la educación de un hijo o el pago de la casa, por ejemplo, sea utilizado para un fin de semana de vacaciones.

Poca cobertura

En El Salvador, solo uno de cada tres trabajadores está cubierto por el sistema de seguridad previsional.

La mayoría de empleados cotizan para su fondo de ahorro de pensiones solo porque es de obligación legal; y muy pocos hacen aportes voluntarios adicionales.

Por otro lado, en El Salvador y otros países, la tasa de reemplazo (es decir la cuota de pensión que recibe un jubilado en relación al salario mensual que devengado) ronda entre el 30 y 40 % o más pero no llega a más del 50 %. Es decir que si durante los últimos 20 meses de su vida laboral activa ganó $1,000, su pensión solo será de aproximadamente $300 o $400.

El monto de la pensión que recibirán dependerá de la cantidad de dinero que hayan acumulado más la rentabilidad que éste ganó.

¡Evite estas malas prácticas!
1 Usar tarjetas de crédito sin experiencia o conocimiento adecuado puede llevarlo a una espiral de deudas de la que difícilmente saldrá.

2 Adquirir créditos personales altos por encima de su capacidad de pago, por muy atractivas que sean las condiciones al momento de la oferta.

3 Acumular deudas de tarjetas y créditos personales, sobre todo si este financiamiento sirvió para consumo o fue un gasto innecesario.

4 Cargar al crédito hipotecario los saldos de tarjetas y créditos. Refinanciar con su casa solo agravará la tasa de interés, el monto a pagar y tendrá la deuda por más tiempo.

5 Posponer los pagos hasta el retiro laboral, pues le será más difícil jubilarse o tener ingresos suficientes para saldar sus compromisos.