Su majestad, Rafa Nadal

Nadal ganó su cuarto US Open tras un partidazo con Medvedev

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Foto: AFP

Por Agencias

2019-09-09 4:00:28

Pocas banderas españolas en el Arthur Ashe Stadium. No hacían falta, Rafa jugó en casa. Y es que la conexión de Rafael Nadal con el público neoyorquino ayudó sin duda a que el tenista español agrandase anoche su leyenda, pues suma ya cuatro Abiertos de EE.UU y 19 Grand Slams, a solo un ‘major’ de Roger Federer.

Nadal sufrió y mucho para ganar al ruso Daniil Medvedev y, cuando el número cinco en el ránking de la ATP forzó un quinto set desplegando un gran juego, Nadal reclamó con los brazos en alto el apoyo de los aficionados, que no le defraudaron y corearon “Rafa, Rafa”.

A Nadal le va Flushing Meadows y se mueve como pez en el agua, no sólo porque su electricidad conecta muy bien con un público amante del espectáculo tenístico, sino porque sabe encajar en un ambiente en el que se le ve sintonizar y hacer bromas, ya sea lanzándole bolas al mítico John McEnroe en su cabina de comentarista de televisión o, como en cuartos, elogiando a otro ídolo local, el golfista Tiger Woods, que acudió a apoyarle en una noche de golpes memorables del balear.

La conexión con el público se ha sentido más que nunca. Ha sido capital. Incluso Nadal ganó a Medvedev ya al principio, pues sólo aparecer el mallorquín en la pista central ataviado con sus muñequeras y cinta de cabeza moradas -el color más buscado en las tiendas de Flushing Meadows-, el público rugió a su favor. “Vamos Rafa”, “Come on Rafa”, coreaba tanto en español como en inglés.

Por contra, Daniil Medvedez fue recibido con algunos silbidos. El tenista ruso se puso en contra a los aficionados desde que tuvo un gesto feo hacia ellos en la tercera ronda contra Feliciano López, al que ganó en cuatro sets.

No obstante, a medida que pasaba el partido los aficionados reconocieron a Medvedev su pundonor con aplausos, pues llegó a forzar un cuarto set y luego un quinto para acabar el partido 7-5, 6-3, 5-7, 4-6 y 6-4. El ruso puso a Nadal contra las cuerdas, el espectáculo subió enteros y eso se agradece.

Es verdad que en esta edición del Abierto Nadal ha tenido un cuadro de competición más cómodo que en otras ocasiones y que la lesión de Novak Djokovic y un Federer que perdió tocado le han evitado duelos del más alto nivel.

Pero también es cierto que a sus 33 años de edad ha sabido frenar a figuras emergentes, nuevas generaciones, como hoy al ruso Medvedev, diez años más joven que él, y que lo ha hecho con un tenis de muchos quilates y un gran poder mental en los momentos complicados, como durante gran parte de las cuatro horas y cincuenta y un minutos que ha durado la final del US Open.

Hizo lo mismo con Matteo Berrettini, Marin Milic o Diego Schwartzman. Nadal supo sufrir en los momentos complicados, siempre muy concentrado, para luego, no ceder el saque y, por último, rematar con máxima autoridad el partido, con un mejor tenis y sobre todo con una mayor mentalidad y regularidad.

Pero con Medvedez costó mucho más, puesto que el ruso, que devuelve todas las bolas y tiene una gran capacidad física pese a su delgadez, se lo ha puesto muy difícil, sobre todo al hacerse con la tercera manga por 5-7, ganar el cuarto set y poner a Nadal ante el abismo en algunos momentos del quinto.

El ruso, el tenista más en forma del torneo y que viene de ganar en Cincinnati y ser finalista en Montreal y Washington, obligó a Nadal a poner una marcha más. El balear supo no desconcentrarse y seguir a la suya.

Nadal va ahora por nuevos retos en el circuito para alcanzar a su amigo Federer como tenista con el mayor número de Grand Slams de la historia. Él dice que eso no le quita el sueño, pero Nadal es un ganador nato.