Síndrome del “abuelo esclavo”, cuando los cuidados extremos de los nietos pasan factura

La crianza de los niños ya no es exclusiva de los padres. Ahora, los adultos mayores se convierten en los principales cuidadores, muchos bajo un agotamiento y fatiga intensos.

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Por Sara Castro

2019-10-25 9:00:20

La modernidad y las vertiginosas rutinas de vida cambiaron la estructura familiar. Ahora, la crianza ya no es exclusiva de los progenitores, los abuelos participan activamente.

Por ello, es normal verlos a las salidas de los centros escolares esperando a sus nietos o paseándolos en centros comerciales. Son ellos los que ahora se encargan de darles de comer, bañarlos, jugar e, incluso, ayudarles a hacer las tareas.

Según la revista Zen, del rotativo El Mundo, la “dificultad de conciliar la vida personal y laboral”, así como las crisis económicas y sueldos bajos, que no permiten que un padre tenga la solvencia de contratar a una niñera o pagar una guardería, son factores decisivos a la hora de involucrar a los adultos mayores en el cuido de pequeños.

Aceptar dicha responsabilidad y sumergirse —nuevamente— en la crianza de una persona ha desencadenado el famoso síndrome del “abuelo esclavo”.

Los psicólogos, terapeutas y trabajadores sociales lo definen como aquellas personas mayores que dedican su etapa de jubilación exclusivamente a la crianza de sus nietos, y la realizan bajo elevados niveles de estrés y ansiedad.

Existen abuelos que han decidido apoyar a sus hijos de forma voluntaria, pero que en un determinado momento se ven obligados a hacerlo “y no tienen capacidad de poner límites”. Pero existen otros ejemplos en los que sí se les ha exigido atender a los chicos.
Cualquiera que sea la razón, esta tendencia es ahora muy común.

“Es un problema silenciado porque los mayores tienen miedo de causar problemas a sus hijos o decepcionarles y callan”, explicó a la publicación Zen Manuel Nevado, psicólogo de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Y la fatiga de los abuelos será evidente porque su vitalidad no es la misma y la movilidad de los pequeños les sobrepasará. Durante la crianza, ellos deben correr detrás de los niños, cargarlos, lidiar con sus estados de ánimo y, muchos, anteponen el bienestar de los infantes a su propia salud.

Esta sobrecarga se refleja en problemas físicos y emocionales que no pueden pasarse por alto. El psicólogo Tony Crespo explicó las afecciones que se desencadenan tras este síndrome: taquicardias, presión arterial alta, mareos, sofocos, respiración entrecortada, dolor crónico en articulaciones y espalda por los esfuerzos corporales, así como dificultad para conciliar el sueño derivado del agotamiento físico.

La solución a esta situación de atropello llega con verbalizar el problema, buscar un equilibrio y sugerir alternativas de las partes involucradas. Para ello, los hijos deberán reconocer que sus progenitores no son una especie de segundos padres, sino un apoyo idóneo.

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Y en toda esta problemática se camufla lo importante que es para una persona mayor compartir un tiempo de calidad con su descendencia. La revista Zen apunta que los infantes aportan vitalidad, alegría, entretenimiento y compañía para combatir la soledad.

Una investigación alemana publicada en la revista Evolution and Human Behavior reforzó esta visión, ya que se reveló que las personas que cuidan ocasionalmente a sus nietos “viven cinco años más que los que no lo hacen”.

Además, los autores del estudio explicaron que esta tarea aumenta la esperanza de vida significativamente más que estar sano y activo, siempre y cuando no se ejecute bajo despotismo.

“Como hijos, padres y en algún momento abuelos, deberíamos ser conscientes y considerados con nuestros mayores (…) la salud física y emocional de los abuelos debe primar sobre toda necesidad familiar o personal de los padres, porque los abuelos merecen tener una vejez digna”, agregó Crespo.

A continuación, compartimos sugerencias para que la crianza no sea un punto de discordancia y perturbación, sino que fortalezca la relación entre abuelos, padres y nietos.

Conciliación y límites:

1.Toma en cuenta las aspiraciones, necesidades, planes a futuro y preferencias de los abuelos. Ellos también tienen una etapa que disfrutar luego de una vida entregada a sus hijos y a años de trabajo. Puede ser que uno de sus pasatiempos compagine con la rutina de sus nietos.

2. Equilibrio, la palabra clave en esta temática. Como se ha abordado en el tema principal, muchos abuelos se sienten apenados si dicen “no”; sin embargo, los padres podrán recurrir a sus progenitores para ayudas puntuales: que un fin de semana se hagan responsables.

3. Si nietos y abuelos conviven bajo el mismo techo, establece una agenda de responsabilidades para no sobrecargar a los adultos mayores. Que vivan juntos no significa que ellos tomen un rol de padres, ni que dejen su rutina (salidas, paseos y reuniones) para cuidar a los niños.

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4. El adulto mayor no debe realizar juegos o posturas que atenten contra su estado de salud. Su rol será de un vigilante mientras él se divierte. El niño debe ser instruido por sus progenitores que mientras esté al cuido de sus abuelos deberá considerar sus limitaciones.

5. Distinción clara entre los roles. Es natural que los abuelos sean muchos más complacientes que los progenitores, pues no les corresponde a ellos criar a sus nietos; sin embargo, es importante que respeten las normas establecidas en el hogar de sus hijos.

6. En Portugal, los abuelos tienen derecho a un sueldo si se dedican al cuidado del nieto durante el mes siguiente a su nacimiento. Aunque esto es una utopía para muchos, no está demás que los padres reconozcan el esfuerzo de sus progenitores con una ayuda puntual (comprar un medicamento que necesite o colaborar con su despensa).

7. Si los adultos mayores son los responsables del cuidado de los pequeños la mayor parte del tiempo, nunca deberá descuidarse su salud. Los expertos solicitan que se establezca una visita periódica al geriatra o al doctor de cabecera para evitar el deterioro de su cuerpo y la fatiga.

8. Demostrar enojo o frustración cuando los abuelos no pueden apoyar en el cuidado de los niños en un determinado momento solo creará una atmósfera de tensión y culpabilidad. Siempre deberá haber un plan alternativo o tener a una persona que asuma el compromiso.