“¡Señor Gorbachov, derribe ese Muro!”

Más que el fin de la Guerra Fría y el posterior derrumbe del comunismo, la caída del Muro de Berlín marcó al mundo la frontera entre libertad y totalitarismo, progreso y atraso, vida y muerte.

Por Pascal Drouhaud - Especial para El Diario de Hoy

2019-11-09 4:30:49

Ese jueves 9 de noviembre de 1989 la euforia estalló en Berlín, entre los cantos y gritos de alegría de miles de propios y extraños que se agrupaban al pie del muro que representaba la separación entre la libertad y el totalitarismo, progreso y atraso, vida y muerte.

El Muro de Berlín fue construido en la noche de 12 al 13 de agosto de 1961, durante un pico de tensiones entre el Occidente libre y los países del Oeste dominados por la Unión Soviética.

El Muro, que se convirtió en el símbolo de la Guerra Fría, se extendía incluso bajo la tierra y separó a Berlín en dos: las estaciones del metro, los sistemas de evacuación del agua por ejemplo, tantas instalaciones que ya no podían alimentar una sola y única ciudad.

Se trataba inicialmente de una frontera de cercas de alambre de púas y luego se convirtió en una barrera de hormigón fortificada con guardias armados. Tenía casi 3.6 metros de altura y aproximadamente 43 kilómetros de largo en la ciudad, pero 170 kms en toda Alemania, con 302 torres de vigilancia y 55.000 minas.

Foto edh

El Muro ilustraba la situación bilateral del mundo y la separación de las dos Alemanias: la República Federal, para el Oeste, y la llamada República Democrática, para el Este.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill definió lo que venía en un discurso histórico en la Universidad de Fulton, el 5 de marzo de 1946, cuando advirtió que una “cortina de hierro” se había abatido en Europa Central y Oriental, con el control soviético de una gran parte del continente europeo.

En consecuencia se materializó la separación política del mundo, con dos bloques: el Occidente, promoviendo la economía de mercado, cuyo centro político era Washington, y el bloque comunista, promoviendo una sistema colectivista, encabezado por Moscú, la capital de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Dos sistemas políticos, dos visiones sociales, dos esquemas culturales, filosóficos y de seguridad. Para el Este el individualismo estaba remplazado por una visión colectivista. La adhesión al partido comunista tenía que ser completa. Para el Oeste, la economía de mercado, la propiedad privada entre otros, eran clave.

Las rivalidades fueron aumentando en todos los campos, sobre todo en el de seguridad y en el de tecnología. El acceso al espacio ilustraba la fuerte rivalidad entre las dos súper potencias: el Sputnik de octubre de 1957, con Yuri Gagarin, el primer hombre en el espacio hasta el Apolo 11 en la Luna, pero también la carrera nuclear y la instalación de sendos sistemas de armamento que mantuvieron al mundo en tensión.

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Guerras llamadas de “baja intensidad” o “fuerte intensidad” surgieron en varios países, entre ellos El Salvador. La Crisis de los Misiles de Cuba en octubre de 1962 fue un momento particular del conflicto bilateral durante el cual el riesgo de una guerra nuclear pareció real.

Desde 1945, Berlín estaba separada en varias zonas controladas por los países victoriosos de la guerra contra el Tercer Reich : el Oeste, con los norteamericanos, los británicos y franceses; el Este, con los soviéticos. Casi tres millones de alemanes orientales habían huido a Occidente hasta la construcción del Muro.

Guerra Fría en Europa hasta esta esa noche del 9 de noviembre de 1989, que abrió brechas tanto en el Muro como en los espíritus y la política internacional.

“Hace dos mil años no existía mayor orgullo que decir `Civis Romanus sum´ (soy un ciudadano romano). Hoy, en el mundo de la libertad, no hay mayor orgullo que poder decir ‘¡Ich bin ein Berliner!’ (¡Yo soy un berlinés!)”, proclamó el presidente John Fitzgerald Kennedy ante una multitud de casi medio millón de berlineses occidentales que estalló en vivas y aplausos, 22 meses después de que se levantó el Muro de la Infamia.

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La célebre frase reforzaba el compromiso de Occidente en defensa de la ciudad y de Europa y el mundo mismo ante el avance soviético.

Kennedy consideraba que el Muro era “una prueba para nuestros nervios y nuestra voluntad”. En 28 años, el Muro costó las vidas de 79 personas intentando escapar y que eran abatidas a tiros en las alambradas o secciones de cemento. Más de 100 habían resultado heridas.

El 12 de junio de 1987. el presidente estadounidense Ronald Reagan habían llamado vehemente a su colega soviético: “Sr. Gorbachov, derribe este muro”. Fue precisamente frente a la Puerta de Brandemburgo en Berlín.

La apertura en la Unión Soviética y la creciente presión de los pueblos bajo su órbita llevó a la caída del régimen estalinista de la RDA y el derribo del Muro de la Vergüenza.

La Perestroika de Gorbachov llevó a reformas políticas en la URSS y sus satélites, entre ellos la RDA, que prohibió a sus guardias disparar a quienes se acercaran al muro. Los dirigentes estalinistas de la RDA fueron sustituidos y crecieron las manifestaciones para pedir reformas y elecciones libres.

Las nuevas autoridades permitieron la salida de alemanes orientales a Occidente y multitudes jubilosas derribaron el Muro en esa memorable fecha.

La cumbre de Malta en diciembre 1989 entre el presidente George H. W. Bush y Mijaíl Gorbachov y la posterior caída de la Unión Soviética sellaron la historia.

Técnicamente, la URSS desapareció en 1991 y el mundo entró en un nuevo concepto organizacional mundial.
El derrumbe del Muro de la Infamia sólo fue el preámbulo.