Un total de 86,000 huevos de tortuga marina serán recolectados en las playas de El Cuco, de Chirilagua departamento de San Miguel; en El Icacal, en Intipucá, y Las Tunas, Conchagua, ambas del departamento de La Unión, con el fin de incubarlos en corrales.
Se trata de un proyecto de conservación de la tortuga marina que desarrolla la Agencia de Desarrollo Local de La Unión (Adel) con el apoyo del Fondo de la Iniciativa para las Américas (FIAES).
Con los viveros, están evitando que todos los huevos que depositan las tortugas en las referidas playas sean consumidos o comercializados por los lugareños de las comunidades o en los restaurantes de la zona.
Los corrales están ubicados a orillas de la playa, están hechos de madera y cubiertos los alrededores de red metálica; ademas, tiene un relleno de arena de playa para hacer los orificios y enterrar los huevos que luego serán monitoreados por las personas encargadas del vivero.
De acuerdo con los técnicos, esperan un 85 por ciento de eclosión de los huevos; todo depende del manejo de los recolectores desde el momento que los recolectan y el traslado al corral, como de las condiciones de las altas temperaturas.
El proyecto tiene una inversión de $100,000 mil dólares, de los cuáles 50,000 mil son financiados por FIAES, y el resto es la contrapartida de la donación de huevos que hacen cada recolector por la venta de cada docena al corral, y la asistencia técnica de Adel.
Premiados por el esfuerzo
Por el momento hay 30,745 huevos incubados, que fueron aportados a partir del 1 de junio por 135 personas, conocidos como tortugueros. A ellos les pagan a $2.50 cada docena, pero de eso les entregan en el momento $1.88 y el resto queda retenido en concepto de ahorro, que recibirán a finales de diciembre.
Mario Chavarría coordinador de Adel, manifestó que el corral empezó a funcionar el 1 de junio porque es el tiempo en que las tortugas salen a desovar a las playas, temporada terminará en diciembre.
Chavarría agregó que el proyecto contempla las campañas de concientización para evitar el consumo de los huevos en las comunidades y en los restaurantes, además de campañas de limpieza.
José Luis Ramírez, trabaja en el vivero, junto a otra persona monitorean todo el proceso, desde la recepción de los huevos y enterrarlos en los nidos, también verifican que no haya plagas. Cuando nacen las primeras tortugas, las depositan en un huacal para luego ser liberadas.
Ramírez, también fue recolector de huevos, pero dice que hace varios años en las comunidades la gente no estaba consciente del daño que le hacían a las tortugas porque solo se dedicaban a recolectarlos para venderlos en los mercados y restaurantes de la zona.
“En las playas de Conchagua sale mucha tortuga a desovar, la mayoría de esos huevos los traen a venderlos al corral; pero aún hay algunas personas groseras que los venden en otros lugares para el consumo, y eso es un daño”, agregó.
Al finalizar el proyecto, premiarán con $100 a tres personas, uno por cada corral, que más huevos recolectó durante la temporada.