Santiago Montenegro, presidente Asofondos: “Cada vez habrá menos trabajadores activos y más viejitos que mantener”

El economista colombiano advirtió que el envejecimiento de la población y la informalidad laboral tienen impactos en cualquier sistema de pensiones.

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De acuerdo con Santiago Montenegro, El Salvador debe considerar que en los próximos años el sistema previsional tendrá menos jóvenes cotizantes y más adultos que necesitarán pensión. Foto EDH / archivo / Foto Por Jorge Reyes

Por Vanessa Linares

2019-11-13 10:32:46

El presidente de la Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantía, (Asofondos), Santiago Montenegro, visitó el país e impartió una charla en la que destacó que cualquier política que se implemente debe ser diseñada según sus efectos a largo plazo y, sobre todo, con la plena conciencia de cómo el envejecimiento de la población y la informalidad laboral impactan los sistemas de seguridad social y las pensiones.

La última reforma al sistema de pensiones en El Salvador entró en vigencia en septiembre de 2017; y aunque algunos sindicatos señalaron recientemente la necesidad de hacer más modificaciones; las autoridades aún no determinan el plazo ni las orientaciones de un próximo cambio.

¿Por qué la longevidad y la informalidad son problemas en el tema de pensiones?

Las dos cosas lo que provocan es que haya muy pocos trabajadores activos formales cotizando a la seguridad social. En un sistema de reparto, con lo que los trabajadores cotizan, con esa plata, se van pagando las pensiones de los jubilados, directamente. No hay ahorros, no hay fondos. Entonces, a medida que se da la transición demográfica, cada vez hay más viejitos y cada vez menos trabajadores activos. Los viejitos cuestan cada vez más, y los trabajadores aportan menos plata. Pero además de eso, la mayor parte de los trabajadores no son formales sino informales; entonces no cotizan, pero los adultos mayores sí están ahí.

¿Y qué se debe tratar primero?

Hay que hacer las dos cosas. Hay que incentivar el ahorro de los trabajadores formales y también de los independientes. Ver cómo vinculamos a los independientes al sistema de capitalización individual y al mismo tiempo luchar contra la informalidad. Porque si decimos que solo es la informalidad, por ejemplo, le diríamos a los jóvenes que se formalicen y coticen y con eso se paga a los viejitos de hoy; pero cuando esos jóvenes sean viejos, no va a haber suficientes jóvenes para que paguen las pensiones a ellos. Esa solidaridad intergeneracional, que suena tan bonito, ya no es verdad por cuenta de la transición demográfica, por el envejecimiento de la población.

En Colombia y en El Salvador, con algunas diferencias, prácticamente pasa lo mismo, que a mediados del siglo pasado era una pirámide de verdad: había muchos niños en la base, muchísimos jóvenes y muy pocos adultos con pensión; pero las cosas van cambiando y cada vez hay más adultos mayores y menos niños y menos jóvenes. La expectativa de vida a los 80 años, cuando la gente llegaba a los 80 años en 1950, podía esperar vivir 4.5 años más. Y hoy en día es más del doble, a 8.5 años. A finales de siglo, si nuestros nietos llegan a vivir 80 años van a esperar vivir más de 12 años después de eso. Eso por la edad, ahora por el otro lado, en El Salvador, suponiendo que todos cotizan, hay como cinco personas trabajando por cada pensionado; pero por la informalidad, la realidad es que estamos en menos de dos personas cotizando para pagar a un adulto mayor. Si a eso le agregamos la digitalización, que a los robots o a un programa de computadora no se le dice que cotice; cada vez va a haber menos trabajadores activos y cada vez más viejitos que mantener. Entonces a la gente hay que decirle que ahorre.

¿Considera que las últimas reformas hechas en El Salvador dan pie para implementar medidas en estas vías?

Siempre hay que estar ajustando un sistema pensional. Hay que ir haciendo los ajustes, pero cuando se tiene un sistema de capitalización (ahorro individual), se pueden hacer más gradualmente. En todos hay que hacer ajustes pero son ajustes menos dolorosos.

¿Por qué cree que es tan difícil tomar conciencia de la importancia de cotizar?

Es una condición humana. Las pensiones tienen que ser obligatorias. A veces a las personas hay que defenderlas contra ellas mismas. Valoramos demasiado el presente y descuidamos el futuro. Como que decimos que Dios o alguien proveerá. Los jóvenes tienden a valorar mucho el presente y por eso explicar estas cosas es tan complicado. Se valora mucho el presente y no el futuro. “¿Por qué me voy a preocupar por lo que va a pasar en 20 o 30 años? Pero los políticos, sobre todo ellos, sí tienen que pensar a largo plazo. Las políticas hay que hacerlas no solo para el presente sino para el futuro.

En un ejercicio académico muestro que solo con el envejecimiento de la población, si asumimos que todos son formales, que todos los trabajadores cotizan, hacia mediados de siglo la tasa de cotización, el aporte, tendría que subir del 13 % del sueldo al 27%, y a finales de siglo, casi un 70%. Y si hay informalidad, para darle una pensión a todos los viejitos de El Salvador (con una tasa de reemplazo del 64 %- la proporción del sueldo que se recibe como pensión) habría que subir ahorita la tasa de cotización al 43 %, y a mediados de siglo sería casi el 90 % del salario.

Y si deja la tasa de cotización fija, tendría que rebajar las pensiones. La tasa de reemplazo bajaría de un 64 % a más de la mitad a mediados de siglo, a un 31% y terminaríamos en un 12 % a final del siglo. Suponiendo que todos son formales, pero con la informalidad, hoy en día solo podría pagarle 19 % y caería a 9 % a mediados de siglo y a 4% a final de siglo. Solo con el envejecimiento de la población más la formalidad o una combinación. Esto nos da una idea de cómo estas cosas impactan la seguridad social y las pensiones en particular.