En el Bajo Lempa 16 manzanas ya estaban inundadas antes del huracán Eta

En Rancho Grande, Tecoluca, hay un área que tiene 60 días de estar anegada, a solo un kilómetro del Lempa. Pobladores piden maquinaria pesada del Ejecutivo, ante peligro por Eta.

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Anteriores lluvias han dejado inundaciones en el Bajo Lempa en los últimos dos meses. Pobladores temen que el huracán Eta provoque más daños a los cultivos y el pasto para los animales. Foto EDH / Lissette Lemus

Por Lissette Lemus / Moisés Rivera

2020-11-03 9:35:27

Unas 60 familias en el caserío Rancho Grande, cantón San Carlos Lempa, en Tecoluca (San Vicente) están alarmadas ante la llegada de Eta porque viven cerca de una zona de cultivo de 16 manzanas que tiene ya dos meses de estar inundada y las lluvias de este nuevo fenómeno meteorológico vendrían a elevar el peligro en el lugar.

Este caserío está a un kilómetro del Río Lempa, y el anegamiento del área por lluvias anteriores dañó cultivos y pasto para ganados.

Los 12 agricultores afectados directamente por esta inundación piden al Ejecutivo que ocupe maquinaria pesada para hacer un drenaje en el área de forma urgente.

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A pesar del riesgo, la mayor parte de la población en Rancho Grande no había evacuado hasta ayer por la tarde, de acuerdo con los líderes comunales Wiliam Gudil y Matías de Jesús Mendoza, quienes hicieron un censo rápido en el área.

“Yo no me voy a ir hasta que el agua me llegue a la cintura”, dijo sentada en su hamaca María Esperanza Peña, agricultora de 53 años.

María de Jesús Martínez prepara a sus dos hijos y algunas pertenencias por si hay que evacuar. Foto EDH / Lissette Lemus

Doña Rosa sí evacuó

Rosa Pineda, de 87 años, residente de la comunidad cercana de Santa Marta Las Mesas, sí decidió evacuar por Eta. Recuerda perfectamente la tragedia del huracán Mitch, 22 años atrás, en el que ella y su familia perdieron casi todo. Es por eso que esta vez no dudó en evacuar ante la nueva amenaza.

Alexander Zamora, Gerente de Responsabilidad Social de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) en la zona, señaló que una inundación de las proporciones de la ocurrida con Mitch es poco probable que suceda con la eventual llegada de Eta, pues las descargas que las represas del río Lempa harán serán de 500 metros cúbicos por segundo, algo que se considera dentro de los rangos de la normalidad, según Zamora.

Además, señala, que existe el sistema de alerta temprana, con el cual, a través de un sistema de radios y parlantes, las comunidades son alertadas de un incremento en el nivel de las descargas que pudiese causar daños o inundaciones y dice que eso ocurre cuando se liberan más de 3,000 metros cúbicos de agua por segundo.

 

“A las 4 de la mañana nos llegaron a sacar”, explica y relata que escuchó que podrían soltar agua del Río Lempa. “El Lempa está bajo, pero ese río es como cuando ustedes dejan café en el fuego, si se descuida se rebalsa”, explica haciendo uso de la creencia popular.

Ella y otras cincuenta personas, entre ellos 20 niños, han sido llevados a un albergue, lejos del cauce del río, en el caserío Santa Marta del Bajo Lempa. Ruth, la enfermera de la localidad, explica que las personas provienen de al menos seis comunidades a la redonda y que su principal preocupación es garantizar que el albergue no se convierta en foco de contagio de otras enfermedades, como el COVID-19.

En total, son nueve niñas, 11 niños, 15 mujeres, 13 hombres, 3 mujeres de la tercera edad y un hombre de la tercera edad, quienes se encuentran albergados en ese sitio. Componen 33 familias entre el caserío Santa Marta y la isla Montecristo.

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La evacuación de las comunidades se hizo en coordinación con el comité de Protección Civil de la Alcaldía de San Nicolás Lempa y es parte de los procesos de alerta temprana frente a posibles descargas de agua en el río, que suelen causar inundaciones en la zona. Sin embargo, al lugar no había llegado ayer ninguna coordinación de las autoridades de prevención y mitigación del gobierno central.

Hasta las 11 de la mañana de este martes, las principales necesidades de las personas albergadas era alimento para todos. Únicamente habían recibido agua y mascarillas.

La rápida evacuación de doña Rosa se debe al duro recuerdo de Mitch. En 1998, con la llegada de ese huracán a Centroamérica, ella relata que lo perdió todo: sus casas, sus animales y sus sembradíos de maíz. Cuando los habitantes de la comunidad ansiaban ir a las fiestas de San Carlos, se quedaron con las intenciones porque los levantaron para evacuarlos y llevarlos a un albergue en Zacatecoluca.

Luego de la tragedia, un grupo de mujeres consiguieron unas gallinas y una tía le regaló una mancuerna de pollos para empezar de nuevo la crianza. Sus animales quedaron muertos por todas partes y su casa estaba cubierta por el agua, solo el techo se veía. Un duro recuerdo que ahora, con el arribo de Eta, la llevó a su decisión.