Pandilleros mataron a soldado en San Pedro Perulapán por transitar en su territorio

Es el primer militar que las pandillas asesinan en lo que va de 2021. Momentos después del homicidio, la Policía capturó a un pandillero y decomisó un fusil AK-47.

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Vecinas consuelan a Isabel Mendoza, madre del soldado asesinado el jueves por miembros de pandillas en el cantón Tecoluco Arriba, de San Pedro Perulapán, departamento de Cuscatlán. Fotos EDH / Jorge Reyes

Por Jorge Beltrán Luna @Jbeltranluna_

2021-01-08 9:30:11

San Pedro Perulapán, municipio del departamento de Cuscatlán, ha sido desde hace varios años, un territorio que la Mara Salvatrucha (MS-13) y la Pandilla 18 se han repartido y han controlado para beneficio de ambas organizaciones criminales.

Cierto es que los homicidios han disminuido, como sucede en la mayor parte de El Salvador, pero también es cierto que el control territorial lo continúan manteniendo esos grupos, como lo admitieron ayer fuentes militares.

El asesinato de Edgardo Samuel Hernández Mendoza es un hecho que confirma el control territorial de las pandillas en ese municipio, como en la mayor parte del territorio salvadoreño.

Hernández Mendoza fue acribillado el jueves anterior cuando circulaba en una motocicleta, acompañado de su hermano, por territorio con marcado dominio de la pandilla 18 Sureña. El militar murió de inmediato y su hermano resultó herido.

El lugar donde los pandilleros los emboscaron es un consabido punto de asalto, a veces a plena luz del día, según explican vecinos del cantón Tecoluco Arriba.

Tecoluco Arriba es controlado por la Pandilla 18 Sureña mientas que en Tecoluco Abajo hay mucha presencia de la MS-13.

Pasaba por territorio 18S

El soldado Hernández Mendoza vivía en el caserío Mal Paso, del cantón Tecoluco Abajo. Desde hacía unos siete años estaba prestando servicio militar, de alta en la Brigada Especial de Seguridad Militar (BESM, ex Guardia Nacional) aunque no andaba en unidades operativas, es decir, en tareas de seguridad pública con la Policía, según sus familiares.

El pasado jueves, cuando lo mataron, regresaba con su hermano menor, de dejar una motocicleta en un taller. Ese día, su madre le dijo que no saliera de casa, pero obvió la recomendación de la señora y con su hermano se fueron al taller mecánico, relató su padre.

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“Es algo que uno no está preparado para enfrentar. Uno no quisiera que a un hijo le hicieran mal”, decía Rogelio Hernández, el padre de las dos víctimas del ataque.

De acuerdo con parientes del militar, a este le dieron una larga licencia de fin de año. Salió antes del 31 de diciembre y hasta ayer le tocaba regresar a su trabajo.

En los días de licencia y por las festividades, Hernández Mendoza estuvo saliendo mucho de su casa, siempre en una motocicleta. Algunos creen que los pandilleros lo controlaron y les fue fácil emboscarlo. El joven militar no portaba arma de fuego para defenderse.

Nunca quiso. A su padre le decía que implicaba mucha responsabilidad portar un arma andando de civil; además, el joven pertenecía a un grupo católico de la iglesia del mismo cantón.

Ayer, varias personas lo recordaron que el 31 de diciembre fue a misa y con algunos se disculpó, diciéndoles que debido a su trabajo había dejado de ir con mas frecuencia a los servicios religiosos.