Habitantes temen usar la garrucha para cruzar el río Grande

Los residentes utilizan diariamente este método para salir del caserío Las Mesas, en San Miguel.

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Foto EDH / Iliana Ávila

Por Iliana Ávila

2020-06-04 4:30:32

SAN MIGUEL. Debido al incremento y la fuerza del caudal del río Grande, los habitantes del caserío Las Mesas, del cantón El Zamorán, en el municipio de San Miguel, temen usar la garrucha (polea) que los lleva de una orilla a otra.

Una de las bases que sostienen el cable está minada por el agua, lo cual vuelve inseguro subirse a la canastilla que pende del cable.

En ese caserío habitan unas 30 personas y hay construidas unas 28 casas; muchas de las familias han abandonado el lugar debido a la falta de energía eléctrica a pesar de que existe un sistema de postes y cableado privado.

Para poder salir del caserío deben usar la garrucha, lo cual les toma cinco minutos, y llegan a la colonia La Confianza, de la ciudad de San Miguel. O caminan cerca de dos horas hasta el cantón Hato Nuevo.

José Benjamín Díaz Chavarría, de 40 años, sale todas las mañanas a comercializar la leche de su ganado y sus compradores están del lado de San Miguel; cuando el cable está dañado debe de cruzarse el río nadando, una tarea fácil en verano pero en invierno deben de buscar el punto donde la corriente no lo arrastre.

“Si se cae la torre quedamos sin pasada, en dos ocasiones la ha botado el río pero se ha logrado reparar, con rifas o se piden ayudas. Ahora aún no sabemos cuanto dinero es necesario para poder repararla porque se tiene que mover la base y hacerla mas atrás o hacerle un buen muro para que el río no la dañe”, manifestó Díaz Chavarría.

En época de clases, unos 15 alumnos se trasladan en la garrucha para poder asistir al Centro Escolar de la colonia La Confianza. Y dejan en esa zona la canastilla para que al terminar la jornada escolar , puedan volver a sus casas.

De no hacerlo de esa forma, tendrían que esperar que otra persona la regrese a la zona de la colonia para poder trasladarse.

Cristina Carballo, de 35 años de edad, explicó que todos los habitantes deben de aprender a usar el sistema de garruchas ya que un descuido significaría perder algunos de los dedos ; por eso comentó que lo ideal sería que en lugar hubiera un puente, pero por el momento se conforman con que la base donde está la garrucha sea segura.