4 salvadoreños becados de Insaforp destacan en El Zamorano, ¿cómo lo lograron?

Los jóvenes estudian en la Universidad Zamorano, gracias a una beca de Insaforp. En total, actualmente hay 100 salvadoreños becados.

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Zamorano tiene 4,075 hectáreas, de las cuales 75 son ocupadas por el campus central, el resto son áreas de prácticas y la reserva biológica Uyuca. Se ubica en el departamento de Francisco Morazán, Honduras.

Por Guadalupe Hernández

2019-09-09 9:43:46

Son las cinco de la mañana, la brisa propia del campo se esparce y la luz del sol se hace presente. Es la Universidad Zamorano, en Honduras, en donde a esa hora un fuerte “talán, talán, talán” de una campana llama a levantarse.

Los estudiantes salen de sus residencias y vestidos con jeans y camisas celestes -caminando o en bicicleta- se dirigen de prisa a sus actividades académicas o de campo.

Y así cada día, durante cuatro años, buscan cumplir un sueño: graduarse de ingenieros en cualquiera de las cuatro carreras que ofrece la universidad: Ciencia y Producción Agropecuaria, Agroindustria Alimentaria, Administración de Agronegocios, y Ambiente y Desarrollo.

Entre ellos se encuentran 100 jóvenes salvadoreños becados por el programa “Apoyo a la Enseñanza y Formación Agropecuaria” del Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp).

“Las becas le cambian la vida a los jóvenes y su familia Esperamos que más empresas se unan a este esfuerzo, y que más muchachos apliquen a la beca para ir a estudiar a Zamorano, una universidad de primer mundo”.

Ricardo Montenegro, presidente de Insaforp

El programa nació en diciembre de 1997. En ese entonces, el Consejo Directivo de Insaforp aprobó 15 medias becas para tres años de educación en el grado técnico universitario, explicó Ricardo Montenegro, presidente de Insaforp.

Los primeros alumnos salvadoreños ingresaron a Zamorano en enero de 1998. A partir de 2006, la institución apoya a un total de 25 jóvenes al año, de las cuales 20 son medias becas y cinco son becas completas para los cuatro años, que actualmente duran las carreras.

Cabe destacar que la anualidad de la escuela vale unos 19,000 dólares por alumno, lo que incluye colegiatura, vivienda, uniformes y alimentación.

Añadió que entre 1998 y 2018, han asistido 407 becarios, de los que ya se graduaron 307. Un 92 % de los graduados cuenta con un empleo y el resto está en etapa de estudios. En cuanto a la inversión, Montenegro detalló que de desde 2010 a la fecha, Insaforp ha invertido más de 4.5 millones de dólares.

Los salvadoreños comparten su día a día con jóvenes de 20 países latinoamericanos. De ahí, que el panamericanismo, es uno de los grandes valores de la universidad.

“Nos gusta mucho la metodología del Zamorano, de Aprender Haciendo, disciplina, compañerismo y liderazgo”, afirmó.

El doctor Jeffrey Lansdale, rector de la Universidad, asegura que en Zamorano, la educación es holística, ya que en los primeros dos años la apuesta son las ciencias básicas (biología, química, matemática y cálculo, entre otros).

“En la Universidad Zamorano, antes Escuela Agrícola Panamericana, valoramos mucho la diversidad cultural. Desde hace 76 años han estudiado aquí jóvenes de diversos países y El Salvador es uno de ellos”.

Dr. Jeffrey Lansdale, Rector de la Universidad Zamorano.

“Si en esos dos primeros años, el estudiante deja una materia, sale de Zamorano. El valor de la educación es excelencia académica, aprender haciendo, y disciplina. Y por eso los zamoranos son tan cotizados a nivel mundial y eso sucede con jóvenes salvadoreños”, dijo el rector.

Zamorano es reconocida por su mística de trabajo y disciplina. Ahí, los estudiantes inician clases a las 6.15 de la mañana, y no pueden llegar tarde, caso contrario acumulan faltas, y al llegar a las 15 deben salir de la institución.

“Eso les permite formar carácter y enfrentar cualquier situación en lo laboral o académico, y por eso no solo el sector privado busca zamoranos para contratarlos, las universidades”, comentó.

El rector informó que el año pasado, incorporaron al portafolio de carreras una maestría en Agricultura Tropical Sostenible, la cual dura dos años y es presencial.

Para los próximos años, la universidad prepara dos maestrías en agronegocios y otra en café, algunas de las cuales serán virtuales.

La Escuela Agrícola Panamericana Zamorano fue fundada hace 76 años, como una universidad internacional privada, registrada en Estados Unidos. Fue incorporada en Honduras en 2008.

 

Katherine Alfaro: “En la vida hay que luchar para lograr lo que uno desea”

Los recuerdos de su niñez no son de juegos, son de trabajo. Y es que desde muy pequeña, Katherine acompañaba a su mamá a vender quesadillas al centro de Sonsonate, de donde es originaria.

“De pequeña aprendí que la vida cuesta y que hay que esforzarse, y mi mamá me enseñó a ser luchadora”, asegura.

Fue así como durante sus estudios de bachillerato, comenzó a participar en programas que le abrieron la mente y le enseñaron a soñar en grande.

Ya a las puertas de culminar su bachillerato escuchó de la Universidad Zamorano, especializada en agricultura. Buscó información en las redes sociales y en la web y aplicó a una beca.

Ella es beneficiaria de una beca completa por parte de Insaforp, y en la actualidad cursa el tercer año de Agroindustria Alimentaria.

Cuando concluya sus estudios desea cursar una maestría en inocuidad alimentaria y regresar a El Salvador a trabajar en alguna empresa del sector lácteos o frutas.

Los sueños de la joven no se limitan a ser empleada. Ella quisiera algún día establecer propia una empresa para el procesamiento de productos apícolas.

La joven le agradece constantemente a Dios, a su madre, a Zamorano y a Insaforp, por la oportunidad que tiene de aprender todo sobre la cadena de valor, desde la producción, el procesamiento hasta la comercialización.

“Zamorano te enseña a soñar, a ser puntual y responsable, a trabajar en equipo, y al final te forma carácter”, concluyó.

Alejandro García: “Disciplina y amistad marcan mi vida en Zamorano”

Alejandro recuerda que cuando estaba pequeño su madre lo llevaba a San Vicente a visitar a su abuela, y fue ahí cuando descubrió su inclinación por las bondades que ofrece la agricultura al planeta.

“Mi padre siempre tuvo ese sueño y no pudo realizarlo, por eso yo decidí estudiar una carrera relacionada a la agricultura”, dijo el joven originario de San Salvador.

En la actualidad cursa el segundo año en la Universidad Zamorano, y para el próximo año ha decidido optar por la carrera de Agroindustria Alimentaria, pues considera que es un rubro en el cual se puede innovar en los procesos, y así darle un mayor valor agregado.

El forma parte de los 25 jóvenes que anualmente beca Insaforp. “Sin la ayuda de Insaforp no hubiera podido estar aquí, es una institución que apoya a muchos jóvenes salvadoreños, y es algo que agradezco”, expresó.

Como la mayoría de sus compañeros, el joven tiene decidido cursar una maestría, que en su caso será en Administración de Empresas.

El estudiante destacó que la institución le ha permitido ampliar sus lazos de amistad, pues ha podido compartir con jóvenes originarios de varios países de Latinoamérica.

Sin embargo, lo que más ha marcado su vida dentro de esta institución académica es la disciplina, un valor que no es aplicado con tanto rigor en otras universidades.

Alejandro considera que los valores de Zamorano le permiten una formación más integral, algo que espera poner en práctica a lo largo de su vida.

Allan Soto: “He aprendido que un líder trabaja a la par del equipo”

Desde muy pequeño, Allan se sintió atraído por el campo, en especial por las vacas, a las cuales se acercaba sin ningún temor.

A esa edad, nunca se imaginó que tendría la oportunidad de estudiar en Zamorano, una universidad internacional con sede en Honduras.

Allan es uno de los becarios de Insaforp, una institución con la que está muy agradecido, al igual que con su familia, la cual “siempre lo apoya en todo”.

Para el joven, originario de Santa Tecla, ser un zamorano significa ser un líder, “una persona que no va adelante de los demás, sino que trabaja a la par de su equipo”.

El universitario está muy contento, porque si todo marcha bien, el próximo año hará en una pasantía en Sexing and Technologies, en Houston Texas, Estados Unidos, la cual es considerada una de las mejores de reproducción bobina en ese país. Ahí permanecerá durante tres meses y medio.

Luego de graduarse, Allan proyecta cursar una maestría en reproducción animal, específicamente en inseminación artificial y transplante de embriones. La idea es que El Salvador no tenga que contratar a un profesional de otro país para hacer ese tipo de trabajos.

Entre otras metas, Allan espera algún día llegar a tener su propia lechería, para dedicarse al procesamiento de la misma, pues es un sector que en El Salvador necesita un empuje.

“Por eso siempre estoy tratando de estudiar más y aprender más, y poder así llegar a innovar a nuestro país”, comentó.

Erasmo Alexander Flores:  “Ser un zamorano significa ser responsable”

Erasmo se graduó de la Universidad Zamorano en 2016, y regresó a El Salvador a trabajar en una empresa del sector avícola, en San Miguel, de donde es originario.

Pero, luego se presentó la oportunidad de regresar a Zamorano para trabajar como instructor de la planta de alimentos balanceados para el ganado lechero, porcino y para el sector avícola de la institución.

El joven asegura que ser instructor le llena de mucha satisfacción porque ejercer la docencia siempre fue uno de sus sueños, y además tiene la oportunidad de que los jóvenes pongan en práctica uno de los valores de Zamorano, que es Aprender Haciendo.

Otra de sus alegrías es que también tiene la oportunidad de vivir en Zamorano, una institución que fue su casa durante los cuatro años que cursó de carrera.

Entre sus logros también se encuentra la pasantía que tuvo la oportunidad de realizar en la Texas Tech University, en donde durante cuatro meses aprendió sobre la evaluación, calidad y rendimiento de las carnes.

Destacó que ser un zamorano significa ser puntual, responsable, tener disciplina, y poner en práctica todos los días de la vida el panamericanismo, es decir, la hermandas entre personas de distintas nacionalidades.

Erasmo es uno de los jóvenes que cursó su carrera en Zamorano, gracias a una beca con Insaforp.
“Gracias a Dios los salvadoreños tenemos el apoyo de Insaforp, y creo sin esas becas no hubieran salvadoreños en Zamorano”, reiteró.