Roxana Rodas, la taxista del centro de San Salvador que rompe esquemas

Llevar el pan a sus dos hijos fue una de las motivaciones de esta joven para montarse a un taxi, un oficio dominado por los hombres.

Son 12 años los que tiene Roxana de dedicarse a este oficio.

Por Gadiel Castillo

2019-07-22 7:30:16

La curiosidad fue la que impulsó a Roxana Guadalupe Rodas a incursionar en el mundo de la “taxeada” en el Centro Histórico de San Salvador; lo que inició por curiosidad la ha mantenido por más de 12 años en el negocio, mayoritariamente, dominado por hombres.

La taxista relata que todo comenzó por comprobar si ella podía desempeñar ese tipo de trabajo.

“Mi esposo tenía varios amigos que a veces iban a trabajar de motoristas de microbuses, pero cuando ese trabajo estaba malo decían que iban ir a taxear y tenían carros particulares. Yo les decía que cómo van a ir a trabajar en un carro de color, que los iban a multar y ellos me decían ‘sí, si da eso’”, recuerda.

Son las 7:00 de la mañana y Roxana ya está ubicada en las inmediaciones de la plaza España. El objetivo: lograr la mayor cantidad de carreras en el transcurso del día entre las personas que pasan por el lugar y sus clientes frecuentes.

Entre los transeúntes todavía hay personas que ven con extrañeza que Roxana esté ofreciendo el servicio en medio de tantos hombres. Sin embargo, para la taxista estas actitudes se han vuelto normales pero asegura que le dan el valor para demostrar que las mujeres tienen la capacidad para desempeñar el mismo trabajo que los hombres.

Al cabo de unos minutos y ante el ofrecimiento del servicio una persona solicita una carrera hasta el hospital Rosales, el cliente negocia con la taxista y emprenden el viaje. Roxana maneja de manera responsable y bajo el respeto de las leyes de tránsito.

Ya a bordo, cuenta cómo a lo largo de más de 12 años ha tenido que sobreponerse a obstáculos y necesidades, pero advierte que son más las satisfacciones que el oficio le ha dejado aunque últimamente se ha vuelto un tanto “inseguro”.

Roxana detalla que otra de las cosas que la llevó a la taxeada fue la falta de empleo y la presión por ayudar con la economía familiar, pues en ese tiempo tenía dos niños que mantener y el dinero no era suficiente.

“La verdad no ha sido fácil porque es un trabajo que se ha vuelto peligroso, pero no queda más que encomendarse a Dios porque usted no sabe a las personas que va a subir. A usted solo le piden la carrera, e igual no sabe a qué clase de gente le está dando el servicio”, dice.

Roxana asegura que lo más bonito de su trabajo es la satisfacción generada por ayudar a las personas a transportarse de un lugar a otro y generar recursos económicos para su familia.

“A las mujeres las invito a que se decidan y agarren valor para este trabajo. Nosotras las mujeres tenemos las mismas capacidades que los hombres para desempeñarlo”, recalca.

En un inicio, Roxana cuenta que sintió discriminación por parte de sus compañeros que, con comentarios fuera de lugar, pretendían desanimarla. Pero, asegura que su determinación y constancia hicieron que los taxistas se acostumbraran a su presencia.

Martín Barrera, un compañero de Roxana, comenta que en un inicio vio como “anormal” la decisión de Roxana. “Para uno de varón es complicado, para una dama es peor. Igual son compañeras de trabajo y se desempeñaban igual que uno”, manifestó.

La taxista relata que en un principio fue complicado lidiar con el machismo, tanto como conocer colonias, calles y avenidas nuevas.