Roberto Rubio, de FUNDE, estuvo la semana pasada en Nueva York y Washington para ver los avances del apoyo de la ONU a la CICIES. Foto EDH / Tomás Guevara
¿Qué es lo que se tiene hasta este momento?
Lo que existe es una oficina, han contratado un personal mínimo, aunque ha aparecido hace un par de días que se buscaba personal, alguien de asuntos legales y alguien para darle seguimiento a la parte de participación ciudadana, y que hay una persona que todavía tenemos duda si va ser el Comisionado de la CICIES o no que es el representante de la OEA. No está claro en las declaraciones si él va seguir como representante de la OEA o será el Comisionado o va ser ambas cosas lo cual sería incompatible. Eso es lo que hay.
¿Sin organigrama fundacional para empezar?
No, no hay un organigrama, no existe nada sobre la médula de la cuestión por ejemplo de especialistas y expertos, eso no está hasta donde sabemos, y el mandato que tiene y está escrito en el convenio con el gobierno se limita básicamente a asistencia técnica y se milita a capacitación y fortalecimiento institucional, eso lo puede hacer el gobierno sin hacer tanta reventazón de cuetes. Eso ya se ha venido haciendo por las instituciones como la Fiscalía, la Corte Suprema de Justicia. No se cual sería el valor añadido por la OEA aparte de lo que se ha venido haciendo.
¿Usted cree que como está la situación podría ser contraproducente una CICIES?
Yo creo que sí, porque puede prestarse a obstaculizar el trabajo de la Fiscalía por un lado, y segundo podría servir para ser usada como arma contra los adversarios políticos, no investigar su propia corrupción, sino investigar a los oponentes. Ahí surgen preguntas clave: ¿Con qué criterio van a escoger los casos?, sino tienen autoridad para investigar, digamos qué tipo de información va poder tener, ¿La que le dé el gobierno? Eso se lo podría dar directamente a la Fiscalía para un caso… la OEA no va poder investigar porque no tiene mandato ni autoridad.
¿Sería una especie de banda lineal en una sola vía?
Exacto, porque la OEA no puede ir a un banco a pedir información financiera sobre alguien, no puede ordenar a la Fiscalía que le dé información de uno u otro caso, no va tener esa facultad. La médula de una CICIES es que exista una capacidad de investigación independiente del estado, como fue en Guatemala, que tenga autoridad y facultades para investigar; a diferencia de Guatemala que sí se podía porque su sistema legal lo permite, en El Salvador la Constitución delega esa autoridad en la Fiscalía. En ese sentido, si queremos tener una CICIES bien montada se tienen que hacen los cambios constitucionales y de otras leyes que permitan abrir esa vía.
¿Cuáles son las expectativas de la ciudadanía sobre la CICIES?
Pues muy alta, creo que el apoyo a la idea de una CICIES es muy grande, pero hay que darle sustancia, esto no puede quedar solo como un eslogan, un nombre o una operación cosmética, si se hace tiene que ser muy en serio.
¿Qué retroalimentación han tenido ustedes de Naciones Unidas?
Para empezar Naciones Unidas nos hizo saber que ya le mandó su propuesta al gobierno, llegó la misión, hizo las consultas necesarias, los expertos lo vieron, y hemos detectado en Naciones Unidas un interés muy grande de participar, pero nos dijeron ‘si nosotros entramos va ser para hacer las cosas bien hechas’, imagino que en esos términos se referirán en la carta enviada al gobierno hace casi un mes, y hasta ahora no han tenido respuesta. Eso preocupa porque se ve un interés por parte de la ONU, pero no se ve en el lado del gobierno.
¿Quién pilotearía el proyecto desde el lado gubernamental?
Se suponía que era el vicepresidente (Félix Ulloa), pero lo que hemos visto hasta ahora, incluso en el convenio con la OEA los responsables son la Ministra de Relaciones Exteriores (Alexandra Hill), el Secretario Privado de la Presidencia, Conan Castro y una persona más de Casa Presidencial de apellido Marroquín. El vicepresidente no se menciona, aunque sabemos que él ha hecho gestiones con Naciones Unidas, pero obviamente la decisión depende del presidente y su entorno más cercano. Por eso seguiremos insistiendo. Una CICIES solo con la OEA parece una papa sin sal.
Revisando los ejemplos de Guatemala y Honduras con dos comisiones distintas, una de ONU otra de OEA ¿Qué puede ver El Salvador para su propio proceso?
Gente que ha venido de afuera que conoce ambas experiencias, expertos que han analizado la CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala ) como la MACCIH (Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras), y a pesar que la CICIG pudo haber tenido algunas fallas en Guatemala, pero pareciera que es un modelo mucho más exitoso; no es cualquier cosa poner en la cárcel al mismo presidente y vicepresidenta, y sus parientes, haber descubierto redes de corrupción grandes y fuertes políticamente hablando, eso no es fácil. En el caso de Honduras, aunque tuvo aspectos positivos, pero ha dejado mucho que desear, lo que nos dicen es que fue un rol bastante flojo.
¿El liderazgo de la OEA y ONU cuentan?
Claro. El rol de la OEA no fue tan bueno en el caso de Honduras, el de la ONU en Guatemala sí, por eso es que insistimos mucho en ese modelo, la ventaja que tiene Naciones Unidas es que es un organismo más amplio, más diverso y difícil de influir. En la OEA por el contrario hay más cercanía de los gobiernos con la organización, y también acordémonos que el Secretario General (Luis Almagro) se está reeligiendo, es difícil que se vaya enfrentar a determinados gobiernos, aunque en otras latitudes ha tenido roles importantes.
¿Cuánto tiempo quedaría en caliente para resolver los asuntos y ver claridad hacia donde se puede avanzar?
Estos son procesos que requieren aprobación y cambios de leyes y toman su tiempo, sobre todo cuando son constitucionales, por ejemplo, dotar a una CICIES de autoridad requiere un cambio constitucional. La figura del querellante requiere reformas de ley, eso tiene que pasar necesariamente por Asamblea Legislativa. Si las cosas se presentan de esta manera como están, si se sigue dando ese concepto que la CICIES es un arma contra el adversario, difícilmente esta Asamblea va a apoyar esos cambios, sobre todo si solo se queda con la OEA. Para avanzar, la ONU podría tener un equipo de investigadores bajo la dirección funcional de la Fiscalía General de la República, mientras se hacen cambios.
¿Cuál es el riesgo de seguir jugando a que hay una CICIES cuando no la hay?
Por un lado la figura de la CICIES se ha venido decolorando, y estamos ni siquiera en el principio, porque lo que se ha creado no es ni la semilla de una buena y seria CICIES. Lo que ha creado es ruido y preocupaciones, no solo de organizaciones ciudadanas, sino también en ciertos círculos diplomáticos por la manera cómo se ha venido llevando.
¿Y si empieza a funcionar así como está?
Si empieza a funcionar como está, si el gobierno empieza a darle a la OEA, en lugar de la Fiscalía información como para tener más respaldo como si es la CICIES, porque en el convenio actual no cambia que CICIES es igual a gobierno, entonces mandarían después un montón de papeles a la Fiscalía que ya tiene recursos limitados y eso obstaculizaría el trabajo mismo de la institución y podrían decir: ‘le hemos mandado todo esto y como no investigan ustedes son los culpables’.