Los pobladores de Conchagua, La Unión, comenzaron desde el pasado sábado sus fiestas patronales en honor a San Sebastián Mártir y que se prolongan hasta el 25 de enero. Lo hicieron con quema de pólvora, serenatas y el desfile del correo por las principales calles de la localidad.
De acuerdo con los organizadores, desde el 11 al 20 tienen programados diferentes actividades tanto bailables, culturales como religiosas. Pero queda un lapso de cuatro días sin actividades, en espera del carnaval de cierre el día 25.
El recorrido fue encabezado por las autoridades municipales, civiles y militares, acompañados de las reinas de los barrios, comunidades e instituciones, así como de la banda regimental del Destacamento Militar Número Tres (DM3).
Además, en el desfile no faltaron Los Moros y Cristianos y la Sanjuaneada. Ambas representan décadas de tradiciones que aún conservan los pobladores del municipio.
Jesús Medina, alcalde de Conchagua manifestó que hay diversas actividades para disfrutar en familia; y en la parte cultural los visitantes podrán disfrutar del baile de la Vaquita, los Moros y Cristianos, y la danza de la Sanjuaneada.
Para el próximo sábado se tendrá el cierre de las fiestas para el carnaval la participación de Las Chicas Rolands, de Honduras; y desde la República Dominicana estará el bachatero Arthurus; además de las agrupaciones nacionales como: La Calle, Orquesta Canela, Sabor Latino, Auténtica Banda de Plata y Tommy JOU.
Atractivos turísticos
En estas fiestas no falta la gastronomía. Los comerciantes del pupusódromo esperan que para estas fechas se incremente el ingreso de turistas nacionales y extranjeros y que acudan al centro histórico, donde pueden disfrutar de platillos locales y un clima agradable.
Las autoridades garantizan seguridad para todos. Policías, personal militar y agentes municipales están trabajando en los diferentes dispositivos para todas las actividades.
Uno de los atractivos turísticos del municipio es su iglesia colonial, conocida como la más antigua de El Salvador. Se terminó de construir en 1693 por Wenceslao Ramírez aunque se desconoce con exactitud cuándo inició la construcción, ni cuánto duro.
La Iglesia solo ha sido restaurada una vez, entre 1966 y 1968. Fue el padre Tomás Sebián, de origen norteamericano, quien recaudó los fondos y, junto a la comunidad, hicieron las mejoras.
El templo, que consta de dos torres (campanarios) fue construido con un material llamado calicanto, que es una mezcla de arena, piedra y claras de huevo.