Ramiro Navas: “Ningún descontento legitima una aspiración antidemocrática”

El nuevo director de Organización de Nuestro Tiempo busca acercarse al territorio para detener el declive institucional y generar una plataforma sólida.

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Foto EDH/Josué Parada

Por Ricardo Avelar

2020-05-03 8:31:34

Uno de los líderes territoriales más representativos de la izquierda sorprendió esta semana al anunciar su incorporación al partido Nuestro Tiempo (NT). Para un partido cuyo alcance parece estar en capas urbanas, círculos con mayor nivel educativo y un electorado de corte liberal, esta es una sorpresa. Por ello, El Diario de Hoy abordó a Navas para comprender su incorporación a NT y sus apuestas.

¿Cómo y por qué llegaste a este cargo?

Llevaba días explorando esta posibilidad. Mi reto es convertir a NT en más que un partido tradicional con afiliados de camiseta y haciendo proselitismo lineal. Buscamos convertirlo en una plataforma en la que ciudadanos se sientan identificados para participar en la toma de decisiones.
La apuesta por 2021 es el reto inmediato pero mi perspectiva es construir una organización ciudadana que permita visibilizar la realidad en territorios.

¿Compartes esa apreciación de algunos de que NT está alejado del territorio y cómo buscas abordarla?

Ese es uno de los principales desafíos, hay diferencias entre lo aparente y lo que es. La incorporación de perfiles más comunitarios, más de terreno implican que hay una apuesta del partido por llegar donde está la gente.
La visión de la dirección de organización es entrarle a los temas más sensibles en los territorios desde sus múltiples dimensiones: urbanos, periféricos, del interior, etc.
Todos tienen complejidades y contradicciones, y en ellos hay una enorme brecha de desigualdad que debe ser atendida y puesta en la mesa.

La tarea de NT es construir esta plataforma que permita que ciudadanos en lo urbano y lo rural la vean cercana a sus necesidades y cotidianidad y eso no se hace de arriba hacia abajo. Debemos hacer grandes apuestas para convertir demandas sociales en políticas y decisiones y legislación.
NT dedica mucho esfuerzo a abordar institucionalidad y transparencia.

¿Cómo se lleva ese discurso a diferentes territorios?

Naturalmente, la fortaleza institucional y los derechos humanos afectan hasta al último ciudadano del país. El punto de partida para abordarlo es que no se puede negar que estamos ante situación política inédita, con un gobierno con amplia aceptación, pero ya se empieza a dar muestras de la distinción entre lo que pudo ser una gran promesa política y lo que representa ejercer el gobierno.
No podemos decir que no está en la conversación de la gente haber visto a militares en la Asamblea. La ciudadanía también está interesada en saber cómo funcionan las instituciones y garantizar la eficiencia. Al final, la discusión debe tener como fundamento satisfacer necesidades básicas de la ciudadanía.

Vos has estado tradicionalmente cercano a la izquierda. ¿Qué te ha llevado a acercarte a un partido que muchos identifican como derecha liberal?

Es una valoración que puede hacerse por quienes han sido las figuras más visibles de NT, la primera referencia es que han participado en la derecha, pero es la parte más superficial del perfil. Yo veo una plataforma diversa sin precedentes en la historia moderna. Y no, no dejo de ser de izquierda.  El ideario de la izquierda es la justicia social, derechos humanos, participación real y no solo asistencial o simbólica.
En este momento, creo que NT es la mejor plataforma que puede garantizar que la gente pueda participar en la toma de decisiones y repensar las relaciones de poder en el país. No lo veo como contradicción sino como una oportunidad.

¿Ves posible conformar una oposición real y sustanciosa contra el presidente Bukele de cara a 2021?

Posible y necesario, que sea amplia como la sociedad salvadoreña. Debe haber una Asamblea con diversos matices y formas de pensamiento. La clave para que una oposición se consolide es que estén claras las grandes líneas que permitirán contraloría efectiva no solo al gobierno sino al Estado entero. Pero mi reto también es sacar la mirada de 2021 y ponerla al mediano plazo.

¿Cuál será tu medida de éxito?

Primer indicador de cualquier partido es la cantidad de espacios públicos en los que logre quedar representado. Como país, se tiene que generar balance sano en la Asamblea. Ninguna mayoría en este momento será beneficiosa.

No puedo ocultar que la apuesta suena idealista, pero la política implica negociaciones que en ocasiones duele hacer. ¿Están conscientes de estos y dispuestos a asumirlo?

La naturaleza de la política es la negociación. Desde que se tomó la decisión de un esfuerzo de NT, sabemos que el ejercicio político ha padecido vicios. Negociar no es delito, el tema es la base de lo que se negocia.

Es necesario idealismo que defina horizonte pero hay que estar claro que la implementación está en la negociación pero al centro hay que poner el resultado del diálogo con la gente.

Hay una imagen de hace unos años en que salís con el presidente actual, en su momento aspirante a ser alcalde de San Salvador. ¿Qué veías en ese momento que no ves hoy o viceversa?

Hace 5 años, romper el esquema de los dos grandes partidos era impensable y en ese momento surgió la posibilidad de una candidatura joven, fresca, con mensajes actualizados y que planteaba una posibilidad de dar un giro positivo a la forma de hacer política. Los años confirmaron que toda política alrededor de un proyecto personalista está destinada a depender mucho del perfil de esta persona.

Yo no voy a juzgar a la mayoría que dio su apoyo al presidente producto de un desencanto con los gobiernos anteriores, pero no quiere decir que el descontento legitime de ninguna forma ningún tipo de atropello o aspiración antidemocrática, casi dictatorial que es lo que algunos señalan hoy en día.  Eso en 2015 era difícil de prever.