Propuestas de la academia buscan pronta reapertura pero sin contagios

El gobierno tiene ya en sus manos tres documentos técnicos que establecen cómo puede ser la apertura económica que tanto urge el país. Las herramientas fueron elaboradas por instituciones académicas como ESEN, INCAE y la UFG.

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Fotografía de uno de los negocios cerrados dentro de un centro comercial en San Salvador. Foto EDH/ Archivo

Por Guadalupe Hernández negocios@eldiariodehoy.com

2020-05-22 9:53:21

Tres instituciones de estudios superiores se dieron a la tarea de elaborar planes estratégicos para la apertura de la actividad económica que urge el país ya con más de 60 días paralizada, debido a las medidas impuestas por el gobierno para frenar la propagación del COVID-19.

Los documentos han sido entregados al gobierno con la intención de que puedan servir de insumo para la creación de un plan general de reactivación de la economía, sin que esto signifique poner en peligro la salud de los salvadoreños.

Bajo esta visión, el l INCAE Business School entregó recientemente a las autoridades del gobierno un modelo integral que propone una reactivación por etapas.

El objetivo es evitar la propagación del COVID-19, en particular entre poblaciones vulnerables y minimizar el número de decesos. Y además mantener la capacidad del sistema de salud para atender las necesidades de la población, incluyendo la pandemia.

“Se trata de abrir la economía nacional, tanto como se pueda, sin provocar el resurgimiento de la pandemia y la necesidad de cerrar la mayoría de los sectores productivos otra vez”, explicó la semana pasada Roberto Artavia, presidente del consejo directivo del INCAE.

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El documento establece protocolos para seis niveles de apertura, que van desde las operaciones de mayor hasta las de menor riesgo.

En la primera de esas etapas se iniciaría con el funcionamiento de sectores laborales esenciales y agrícolas -ya autorizados a operar- y se incorporará  en forma paulatina la economía formal.

La institución también reconoce la importancia del sector informal, el cual podría regresará a trabajar de forma gradual bajo medidas sanitarias de distanciamiento social y para el manejo de sus productos y la protección de sus empleados y sus clientes.

Los protocolos incluyen aspectos como: dejar fuera a los empleados más vulnerables, separar a los empleados por grupos y hacer un mayor uso de la tecnología, además de las medidas que ya se vienen aplicando como: uso de mascarillas, distanciamiento, rediseño de puestos de trabajo e infraestructura, programación, entre otros aspectos.

Cada sector que se reabra deberá de adoptar protocolos sanitarios ocupacionales, desarrollados en conjunto con empresarios y los ministerios de Salud y Trabajo, y aprobados por el Órgano Ejecutivo, explicó Artavia.

Según el INCAE, la pandemia abre la  oportunidad para la adopción de buenas prácticas y modelos tecnológicos en áreas como la enseñanza, la salud, la administración pública, las actividades de entretenimiento o servicios administrativos, por mencionar algunos.

El aporte de la ESEN y la UFG

Otra institución que también ha dado su aporte es la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), que considera que si bien el cierre de la mayoría de las actividades económicas y sociales persigue controlar la transmisión del virus, dicho cierre está generando una fuerte caída en la producción y el empleo, presiones en los recursos disponibles por el gobierno para hacer frente a diferentes obligaciones y necesidades, además del hambre en muchas familias salvadoreñas.

El documento, que también ya fue entregado a las autoridades gubernamentales,  propone  un proceso de reapertura ordenado y progresivo y busca reflejar el adecuado balance entre preservar vidas y los medios de vida.

El documento de la ESEN propone un plan reapertura en cuatro fases, la primera de las cuales duraría dos semanas, tiempo en el que se hará una preparación para la reapertura, como los sectores esenciales que han estado operando: salud, financiero y abarrotes.

En la segunda fase, que comprende tres semanas, se ampliará la operación comercial.  Se suman en esta etapa el sector construcción, comercios y manufactura, así como los restaurantes (en 30% de su capacidad), pero guardando distanciamiento de mesas y clientes en locales.

Además contempla diferentes horarios de trabajo e inspecciones de Salud.Además se permiten actividades religiosas y culturales con una operación limitada y autorizar reuniones familiares de 10 personas.

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En la tercera fase,  también es de tres semanas, las operaciones comerciales aumentan a un 50%, pero manteniendo protocolos y distanciamiento.

En la fase cuatro, el plan permite la operación comercial limitada suba a un 75% de capacidad y se mantienen abiertos los sectores y actividades de las tres fases anteriores, pero ya se autorizan reuniones de 100 personas, y el 75% de los hoteles.

El gobierno además recibió el aporte de la Universidad Francisco Gavidia, a través de un trabajo elaborado por el  del Instituto de Investigación, Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI).

Óscar Picardo, director del Instituto de Investigación, Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI-UFG), explicó que se trata de un modelo de reactivación por sectores, en el que se identifiquen las áreas empresariales e industriales por aglomeración de personas.

En este modelo, los primeros que pueden salir a trabajar son los sectores con limitada aglomeración como: pesca y agricultura, luego los pequeños y medianos empresarios y por último, los grandes sectores con protocolos sanitarios.

También establece que se deben evitar actividades que puedan acelerar la curva de contagio de la pandemia, como las deportivas, el uso de transporte público sin criterio, las concentraciones masivas y el no uso de mascarillas.

“El modelo que nosotros proponemos está basado en criterios de aglomeraciones y hacinamientos, es sencillo y lo importante es que cada sector podría tener su política de “switch off ” en caso de rebrote de contagio, es decir apagar el sector en lugar de apagar el país, y a medida en que se identifiquen riesgos”, explicó.

La ventaja de este modelo es la reactivación económica, pero el punto en contra es el riesgo de un posible rebrote.

Al tiempo que la academia ha dados sus aportes, los sectores productivos también tienen preparados sus protocolos para echarlos a andar en cuanto se les autorice volver a operar. Las gremiales empresariales han presentado esos protocolos al gobierno para que los avale, pero algunos aún esperan autorización.

Propuestas

ESEN

Enfoque simultáneo en cuidado de vidas.

Importa la salud como el bienestar de las personas: objetivo es reabrir la economía, dando prioridad a criterios de salud. De allí que la reapertura debe ser gradual.

Lo que se planifica hoy deberá revisarse más adelante

Al relajar y cambiar medidas deberán monitorearse los efectos cada 14 días. Si el efecto de los cambios es un aumento en la transmisión (más enfermos en estado delicado o grave, e incluso, muertes), debería considerarse una reversión.

¿Cuándo, cómo y cuánto?

Estas preguntas deben responderse al pensar reabrir la economía de una forma planificada y, sabiendo que lo que se decida hacer puede modificarse en función de los efectos en términos de contagios por áreas específicas, etc.

Protocolos

Para reabrir la economía es necesario diseñar y cumplir con protocolos generales, así como específicos a sectores, tanto para usuarios como para trabajadores.

Transporte

No solo deberán considerarse protocolos para controlar contagios en lugares de trabajo, sino en transporte de personas a sus trabajos.  Evaluar diferentes horarios de trabajo pueden ayudar a quitar presión a los medios de transporte.

Comunicación clara, efectiva y ordenada

Será importante la capacidad de comunicar mensajes sin generar alarma, ni indiferencia, brindando certidumbre en la medida de lo posible (se debe ser cuidadoso con el aspecto psicológico y emocional de la población).

UFG

¿Cuáles son los escenarios?

Se han identificado tres escenarios en base a las aglomeraciones y/o hacinamiento de los sectores. Cada sector podría tener su política de “swicht off” en caso de rebrote de contagio.

El lockdown podría terminar a 90 días del primer caso 18 de marzo, es decir: 18 de junio, de ahí en adelante se podría pensar en la “normalidad”.

¿Cuándo volver a la normalidad?

La institución académica establece que lo primero que debemos saber es que la vuelta a la normalidad va a depender de la administración de la curva epidémica. Si se diseñaron medidas de distanciamiento e higiene adecuadas, y si el comportamiento de la curva ha sido regular, el ciclo de la epidemia tiene una duración aproximada de 90 días.

¿Cómo será la vuelta a la normalidad?

Debe ser ordenado y planificado. Se deben crear protocolos sanitarios por sectores; y deben cuidar medidas de distanciamiento social e higiene. También hay que hacer monitoreo epidemiológico y aplicación de pruebas.

El regreso, pero con protocolos

Los protocolos, que son instrumentos sanitarios-laborales que garantizan el cumplimiento de medidas, deben contar con la aprobación de los ministerios de Trabajo y de Salud,

Deben contener: Medidas de higiene, medidas de distanciamiento social, progresión y rotación laboral, indicaciones laborales específicas, disposiciones de mobiliario y equipo, y controles de ingreso, entre otros.

 INCAE

Apertura sectorial

El modelo integral de apertura de cada sector tiene como base un análisis de 53 actividades económicas de El Salvador, mismas que representan el total de la población económicamente activa.

Monitoreo

Monitorear el nivel de riesgo de las cadena de valor, y generar acciones de mitigación o contención que minimicen el impacto social y económico del control del virus COVID-19.

Estadísticas

El modelo integral tiene como base el uso de datos y estadísticas para evaluar cada una de estas 53 actividades en torno a su riesgo de contagio, impacto social e impacto económico, según la descripción del modelo hecha anteriormente.

Criterios

La evaluación considera los siguientes criterio: Riesgo de contagio, apertura, impacto social e impacto económico.

Grupos

El resultado de esta evaluación permite separar a las actividades en seis grupos de acuerdo a su nivel de riesgo, utilizando metodología de “clusters”. A cada grupo se le asigna un color siguiendo la lógica del semáforo (verde menor riesgo, rojo mayor riesgo) con un protocolo específico por condición de alerta que las empresas y organizaciones deben de aplicar en sus operaciones para poder abrir.

Categorización

Se proponen cuatro categorías de actividades, las que son de bajo riesgo y alto impacto social; de bajo riesgo y bajo impacto social; las de alto riesgo y bajo impacto social; y las de alto riesgo y alto impacto social.