Maestras se las ingenian para mantener la atención de los alumnos desde casa

En El Salvador, las maestras están adaptándose en casa para impedir que la pandemia detenga su importante misión con la niñez.

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Foto EDH/ Lissette Monterrosa

Por Lissette Monterros-Jessica Orellana

2020-09-03 8:25:31

Las maestras han demostrado su resiliencia sabiéndose adaptar alas nuevas metodologías de enseñanza para sus clases amenas y superar los obstáculos tecnológicos y de espacio en sus viviendas. Solo en el sistema público trabajan 43,000 docentes.

Ileana Flores

Maestra de parvularia del Colegio Español Padre Arrupe, Soyapango. Cuando se enteró que cerrarían el colegio, lo primero que pensó que ya no vería a sus 15 alumnos de edades alrededor de los tres años a los que ya les había tomado cariño. Fue un reto encontrar la metodología adecuada para niños tan pequeños. Decidió grabar parte de sus clases. Su familia le ayuda a producir cada video y poco a poco ha perfeccionado su actuación, vestuario y el escenario. Fue un reto transformar el reducido espacio de su casa en un estudio de video. Hasta tuvo que regalar un sillón que nunca sabía dónde colocarlo cuando grababa sus clases.

 

Liliana Amaya

Maestra parvularia del Centro Escolar Católico San Luis, Cuscatancingo. Ella imparte clases desde su dormitorio. “Los maestros estamos acostumbrados a la presencia de los niños y no tenerles cerca ha sido un reto” declara. Su jornada empieza a las siete de la mañana con material planificado un día antes. Usa diapositivas interactivas y trabaja con la aplicación Zoom. “Para sentirme en ambiente, me tocó comprar un escritorio usado porque yo solo una mesita tenía. Los primeros días estuve en la sala de la casa, luego me pasé a un corredor y ahora ya estoy en este espacio”.

 

Wendy López

Maestra de inglés en el Colegio Español Padre Arrupe de Soyapango. Su mayor reto fue estar frente a una cámara por el pánico escénico. Además, usar accesorios, como una marioneta, o disfrazarse y cambiar la voz para llamar la atención fue algo nuevo para ella. Su familia la apoyó, sobre todo su hijo mayor Josué, quien la oriento en el uso de aplicaciones. Desde su primera clase, en la que uso a sus gatos para alegra la clase, ha mejorado mucho. En una ocasión hizo una receta de un batido de chocolate y sorbete; los niños hasta le mandaron fotos de cómo les había quedado a ellos.

Merlyn Cruz

Esta maestra de parvularia, del Centro Escolar Católico San Luis de Cuscatancingo, tenía claro que cuando las escuelas cerraron por la cuarentena algo iba a cambiar. Las herramientas tecnológicas le han permitido conectarse más con los niños. “Nos enfrentamos a un reto de comunicación. Probamos varias herramientas hasta que nos las maestras, los alumnos y los padres de familia”. Cada día es un reto por mantener la atención de todos los niños y para ello cada detalle cuenta. “Los niños son curiosos y se fijan en todo, en la decoración, los ruidos de la calle y hasta la ropa que una vista. Al principio a los niños les cuesta, pero con el tiempo se emocionan. Se ponen tristes cuando se acaba la clase”.

Iris Ortega

Maestra de parvularia del Colegio Español Padre Arrupe de Soyapango. Cuando buscó un lugar donde dar grabar sus clases virtuales, su cuñada le habilitó la sala de esperas de su clínica odontológica. Al inicio era difícil, pero sus hijos mayores, Luis y Fátima, le ayudaron a conocer la tecnología y a producir las grabaciones. Le ayudan con la edición, escenario y disfraces para hacer más divertidas las clases. Ahora domina con cierta facilidad las redes sociales. A veces su esposo también se involucra en la producción.

Roushanak Soto

Maestra de Lenguaje, Ciencias Naturales, Sociales y Educación para la Fe para alumnos de 4° grado en el Centro Escolar Católico San Luis de Cuscatancingo. Con los días ha logrado que las sesiones no sean aburridas. “Nadie estaba preparado para trabajar desde casa, pero hemos ido adecuando herramientas que nos faciliten la comunicación”. Miss Rochie, como le dicen sus alumnos, adaptó el comedor para su aula virtual y la decoró con carteles. Ella vive con su madre, quien admira su vocación y el esfuerzo que pone cada día por sus alumnos.

Glendy Rivera

Maestra de parvularia Colegio Español Padre Arrupe, Soyapango.  Como todos los maestros del Padre Arrupe, ella también sube los videos pregrabados a YouTube. Su esposo le ayuda a grabarlos y editarlos. Subirlos a la plataforma tarda entre tres a cuatro horas. En ocasiones, durante las grabaciones, sufren interrupciones como los fuertes sonidos de los megáfonos vendedores ambulantes de verduras que llegan a su colonia o por los vecinos ponen música a todo en volumen alto.

Lorena Miranda

Maestra del Centro Escolar Benjamín Bloom de Apopa. Se ha enfrentado a una dura realidad: el poco acceso a la tecnología de los alumnos de las escuelas públicas. Eso le consume todo el día.  Las guías son enviadas por WhatsApp, plataforma a la que muchos padres de familia sí tienen acceso. Las consultas las recibe a cualquier hora y la entrega de tareas no tienen horario. Su metodología se adapta a las posibilidades de los estudiantes para que logren cumplir sus metas. “Uno se va ganando a los pequeños, algunos hasta me cuentan sus problemas”, dice Lorena. El 30% de los alumnos de los cuatro grupos que atiende han desertado de la escuela.