Ernesto Cardenal, sacerdote rebelde, juez implacable y escritor inexorable

Los restos del poeta y sacerdote trapense serán cremados y descansarán en un archipiélago del Gran Lago de Nicaragua, país que permanecerá tres días en duelo por su fallecimiento.

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Fotografía de archivo (San José, Costa Rica, 18/09/2015) del sacerdote trapense y multipremiado poeta nicaragüense, Ernesto Cardenal, que murió el domingo 1 de marzo, a los 95 años. Foto EDH / EFE

Por Agencias / D. Orantes / R. Mixco

2020-03-03 4:30:11

Para el escritor salvadoreño Carlos Clará, el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal “si no era un rockstar, era un profeta”.

Él tuvo la oportunidad de estar con él tres o cuatro veces, pero lo conoció en el año 2002, en Managua, gracias a Claribel Alegría. El miembro de Índole Editores afirma que de Cardenal no hay que olvidar la antología de poesía nicaragüense “Flor y canto”. Resulta “fundamental para acercarse a la poesía de Nicaragua, mucho más allá de Darío”.

Las memorias junto a este influyente escritor centroamericano comenzaron a aparecer en las redes sociales de sus admiradores desde que se dio a conocer la noticia de su deceso, la tarde del domingo.

Es que la literatura latinoamericana perdió a una de sus figuras más sobresalientes, pero también a uno de los personajes más universales y controvertidos, pues bien podía ser un sacerdote rebelde, un juez implacable o un escritor inexorable… o todo a la vez.

“Fue uno de los más grandes poetas centroamericanos de la segunda mitad del siglo XX. Reconoció que la verdadera misión de la po-Ética es siempre la Ética, como su mismo nombre lo indica…”, expresó el antropólogo, lingüista, crítico literario, escritor salvadoreño y Premio Nacional de Cultura 2011 Rafael Lara Martínez.

Cardenal con Claribel Alegría y los salvadoreños Carlos Clará (de pie), William Alfaro (i) y Osvaldo Hernández (d), en 2002. Foto / Cortesía Carlos Clará

Otros referentes de la literatura nicaragüense que han dejado escuchar su voz en este momento de duelo son Sergio Ramírez y Gioconda Belli, con quienes Cardenal compartió una estrecha amistad.

“Al morir Ernesto Cardenal pierdo a un hermano mayor, amigo entrañable y vecino de muchos años, un guía moral, un modelo literario, y con él se va parte esencial de mi propia historia”, afirmó el Premio Cervantes, Ramírez, quien era vecino cercano y se intercambiaba escritos con el poeta.

Por suparte, Belli se sinceró y dijo que “me hace llorar ver las fotos de Ernesto, mientras escribo esta introducción a mi despedida para él, una despedida que escribí en febrero, cuando pensamos que se moría y nos sorprendió regresando a la vida con más bríos y más dulzura”.

“Ahora sí, ya no volvió, pero se queda su magnífica poesía con nosotros, pero claro, no será lo mismo que verlo, que oírlo. Nunca entenderé la muerte”, agregó Belli.

El cuerpo del miembro de la Legión de Honor en Grado de Oficial por el Gobierno de Francia, ganador del prestigioso Premio Reina Sofía de Poesía y del Premio Internacional Mario Benedetti, es velado desde ayer en una funeraria de Managua, y se oficiará hoy una misa en la catedral de la capital nica.

El Gobierno de Nicaragua decretó tres días de duelo nacional por la muerte del autor de la “Hora cero”, a pesar de que este se consideraba un “perseguido” político del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, por las críticas del sacerdote que crecieron con la muerte de cientos de personas durante manifestaciones antigubernamentales, a partir de 2018.

La escritora Gioconda Belli, en la vela de Cardenal. Foto EDH / AFP

La decisión del Gobierno nicaragüense fue criticada por algunos allegados y admiradores de Cardenal, que la consideraron contradictoria.

El fin de semana sus cenizas serán trasladadas al archipiélago de Solentiname, un lugar paradisíaco donde el poeta convirtió una comunidad de pescadores en una de artistas con profunda convicción religiosa.

El sacerdote fundó la comunidad en Solentiname a la vez que apoyaba la lucha contra la dictadura somocista, en la década de 1970, antes de ser titular de Cultura con el Gobierno sandinista, entre 1980 y 1990, también dirigido por Ortega.

Por su participación en aquel Gobierno el papa Juan Pablo II lo castigó “A divinis” en 1985, y fue indultado por el papa Francisco en 2019.

Solentiname le dio muchas alegrías a Cardenal, pero también incomodidad, ya que en las últimas dos décadas, nuevamente bajo un Gobierno de Ortega, pero ahora distanciado del presidente a causa de las críticas, el poeta enfrentó juicios legales que buscaron dejarlo sin sus propiedades en el archipiélago y enviarlo a prisión.

Aunque su faceta política eclipsó sus versos en muchos momentos de su vida, esto fue también el santo y seña de la obra del nicaragüense, quien es para su amigo el escritor español Luis García Montero un “ejemplo de dignidad” para el que “transformar el amor era tan comprometido como luchar por una idea política”.

Así lo reconoce a Efe García Montero, actual director del Instituto Cervantes, quien “tuvo la suerte” de colaborar con el “padre Cardenal” durante el proceso Sandinista en los años 80.

“Admiraba su poesía, me parece que su poética en América Latina, junto a Roque Dalton y Benedetti, sirvió para establecer lazos entre la intimidad y el compromiso público, transformar el amor era tan comprometido como luchar por una idea política y eso queda muy claro en sus epitafios y en algunos de sus poemas y salmos”, subrayó García Montero.

Aunque para el también poeta granadino, pero de la Granada española (Cardenal nació en la Granada nicaragüense en 1925), su amigo es un ejemplo de dignidad: “cuando el poder empezó a romper el sueño nicaragüense Sandinista, él mantuvo la dignidad de su compromiso y la dignidad de su apoyo a las mejores causas de su país y para el ser humano”.

Su faceta política también ha sido destacada por el poeta español Luis Antonio de Villena, uno de los miembros del jurado del Premio Reina Sofía en 2012, galardón que llevó a Cardenal a España con 87 años, cuando pese a sus dificultades para caminar estaba “muy lúcido”, recordó a Efe, al tiempo que puso de manifiesto que “fue uno de los primeros teólogos de la Liberación que pretendían un catolicismo hecho para los pobres”.

“Católico subversivo, activista sandinista, ministro… todo eso ha pesado sobre el poeta. Es imposible discernir el personaje de su poesía. Una faceta terminó sobreponiéndose a la otra aunque me han dicho que en los últimos años quería reivindicarse como poeta, opacar su imagen política, pero ha llegado muy tarde”, lamentó.

El escritor salvadoreño Miguel Huezo Mixco piensa que los poemas que Cardenal escribió contra Somoza, ahora apuntan directamente contra Ortega y sus seguidores, que han ensuciado el nombre de Sandino. “Centroamérica necesita volver a leer a los poetas que nunca se rindieron, como Cardenal y Roque Dalton”.