Ante los estragos causados por la tormenta tropical Amanda, sumados al impacto socioeconómico que ha dejado la pandemia de la COVID-19, el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) informó que esta situación ha impactado a 340,000 salvadoreños que viven con inseguridad alimentaria en El Salvador.
Los resultados de una evaluación rápida de seguridad alimentaria en El Salvador, realizada
después de la tormenta que azotó el país el 31 de mayo, estiman que 336,300 personas en áreas urbanas y rurales estarían en inseguridad alimentaria severa, o sea que no tendrían los medios o recursos para alimentarse.
El 6 de junio, el WFP y la alcaldía de San Salvador comenzaron a distribuir alimentos a 5,500 personas en 73 albergues ubicados en los departamentos de San Salvador, Sonsonate y La Libertad.
Tras el paso de Amanda, WFP necesita 8,000,000 de dólares para brindar asistencia alimentaria por dos meses a 153,500 personas en inseguridad alimentaria severa. Esta solicitud de fondos es adicional a los 19,000,000 de dólares que se requieren para apoyar al gobierno salvadoreño en su respuesta a la pandemia.
“Estas son las peores lluvias que he visto desde el huracán Mitch en 1998”, afirmó el representante del WFP, Andrew Stanhope, quien señaló que “el impacto de la tormenta Amanda y de la pandemia han empeorado la seguridad alimentaria de las familias más pobres. Ahora más que nunca debemos redoblar esfuerzos”, agregó.