Ricardo Castaneda conoce muy bien el mundo de la diplomacia y la política exterior. Abogado de profesión, ha sido embajador de El Salvador en Naciones Unidas y Vicecanciller de la República, pero también fue uno de los precursores de las relaciones con la República Popular de China e incluso logró que este gigante asiático apoyara la candidatura de un salvadoreño para presidir la FAO en 1975, cuando ni se soñaba con establecer nexos entre ambos países.
La apertura de relaciones diplomáticas con la República Popular de China no fue un “paso visionario” del anterior gobierno. Ese acontecimiento siempre fue inminente, pero se retrasaba para no dejar a China Taiwán. Durante el gobierno de Cristiani (1989-1994) El Salvador estuvo a punto de dar el paso, pero los vaivenes políticos lo retrasaron.
Incluso llegó a plantearse una solución que era más conveniente que hacer una ruptura traumática con la República de China en Taiwán, como ocurrió. La fórmula era abrir relaciones diplomáticas con China Continental y mantener relaciones con China Taiwán. Pero no se consumó.
Ya en tiempos del expresidente Rivera había ido el entonces embajador de Japón, Walter Beneke, a hacer una visita a Beijing. Y años después, en 1975, el entonces Viceministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Ricardo Castaneda, también tuvo este acercamiento crucial con las autoridades chinas para lograr que apoyaran la candidatura del salvadoreño Francisco Aquino para la secretaría general de la FAO.
Estos prácticamente son los precursores de la apertura de vínculos, que, como se explicó, sólo era frenada por la relación formal entre El Salvador y la República de China en Taiwán.
“Pero una de las principales virtudes de los chinos es la paciencia”, recuerda Castaneda rememorando los hechos para El Diario de Hoy.
En el mundo de la diplomacia, China Continental no era el monstruo que la geopolítica presentaba, con su régimen comunista férreo.
La realidad es que después de Mao y con Deng Xiaoping, el Gigante de Asia se convirtió en una potencia capitalista en lo económico y socialista en lo político.
No se podía ignorar o subestimar ese poder.
En los pasillos de Naciones Unidas, aunque no había relaciones entre El Salvador y China, sí había pláticas informales y cordialidad, de la misma manera que hay relaciones semi-formales entre China Continental y Taiwán, con muchos tratados de reciprocidad.
Estas son las memorias de este pionero de las relaciones con China Continental…
¿Cómo se produce su visita a China cuando no tenía relaciones diplomáticas con El Salvador?
Un salvadoreño, el doctor Francisco Aquino, era el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA). Había adquirido mucho prestigio por haber manejado muy equilibradamente e imparcialmente ese cargo, incluso con conflictos como la Guerra del Vietnam.
Latinoamérica consideraba presentar el candidato para director de la FAO.
El presidente de México, Luis Echeverría, quien tenía muy buenas relaciones con el entonces presidente salvadoreño Arturo Armando Molina, decidió que presentaría la candidatura y que Centroamérica iba a apoyarla y luego de los demás países de la región, que apoyaron. Entonces se buscó el apoyo de los países africanos y de Asia.
Para este fin me enviaron a Asia y países africanos. La visita a Beijing fue coordinada por el Gobierno de El Salvador. Los chinos aceptaron pese a que no tenían relaciones con El Salvador. Fui como viceministro de Relaciones Exteriores, Jefe de Misión y representando la candidatura regional de un salvadoreño.
¿Cómo se logró ese primer acercamiento para que lo recibieran?
Nosotros tenemos muy buena relación en Naciones Unidas con todos los países, incluso en ese momento con la representación de Beijing, aunque no teníamos relaciones diplomáticas.
En todos los organismos internacionales había representación china y no había ninguna animadversión, sino una buena relación.