Pareja vive para dar amor a sus 62 mascotas

Los esposos Cáceres invierten tiempo y su poco dinero para rescatar animales abandonados en las calles de San Salvador

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Los esposos Cáceres invierten tiempo y su poco dinero para rescatar animales abandonados en las calles de San Salvador. Foto EDH/ Jessica Orellana

Por Jessica Orellana

2020-02-01 8:30:19

Israel y Felicita son esposos que residen en el taller de estructuras metálicas “Las Tres Generaciones”, sobre la avenida Monseñor Romero, en el centro de San Salvador.

La pareja tuvo un hijo, que se fue del hogar hace varios años, pero no viven solos. Sus días los pasan en compañía de 33 perros y 24 gatos que han ido rescatado de las calles desde hace un par años.

Israel, de 78 años de edad, es mecánico soldador y dueño del taller. La niña Licha, como es conocida María Felicita, tiene 67 y es cobradora en un parqueo privado que está cerca del taller.

Israel y Felicita, los esposos que han adoptan 33 perros y 24 gatos sin hogar

Los esposos Cáceres invierten tiempo y su poco dinero para rescatar animales abandonados en las calles de San Salvador.

Con sus modestos oficios consiguen a penas solventar las necesidades de alimento, cobijo y salud del más de medio centenar de animales que viven en la casa.

“Cuando hay amor, Dios provee. Nosotros trabajamos para ellos porque qué culpa tienen de que no fueron queridos”, asegura la pareja que no soporta verlos sufriendo la vida dura de las calles.

El botiquín está lleno de medicamento para que los animales se mantengan sanos.

La pareja comparte la misma pasión por los animales. Además de los caninos y felinos en la casa mantienen a una cabra, un gallo, una gallina y dos palomas.

“Nosotros solo teníamos dos perros, pero mi esposo empezó a traer a otro y a otro y así nos fuimos haciendo de varios animalitos. Algunas personas empezaron a venir a dejarnos a otros porque sabían que nosotros los recibíamos”, según Felicita.

Han tenido desde criollos hasta de raza; cada uno de los inquilinos se ha ganado el cariño de los esposos. Todos han sido bautizados con un nombre. “Yo me puedo todos, hasta los reconozco por el ladrido de cada uno”, cuenta la señora.

Una amiga de la pareja les está colaborando con la alimentación, esterilización, vacunación y desparasitación de todos los animales.

“Ella nos ayuda, pero aun así siempre hay necesidades. Pagamos veterinarios y hasta nos hemos endeudado con uno por el tratamiento de un perrito que vino con una patita quebrada no se le pudo salvar. Se la tuvieron que amputar”, expresa Israel.

La hora del almuerzo se acerca y la niña Licha pone una olla al fuego con dos libras de patas y pescuezos de pollo para preparar un caldo.

Agrega un dólar de tortillas picadas y ocho libras de comida para perro. Luego sirve a cada uno de los perros. Para los gatos prepara otra especialidad, “esos bandidos son pícaros, si no les mezcló el concentrado con hígados de pollo, no comen”, menciona Licha entre risitas.

Todos los cuidados consumen una considerable parte de su jornada. Les dan de comer dos veces al día, los bañan a todos una vez a la semana, tarea tan ardua que a veces pagan a un señor para que les ayude. También es necesario trapear con desinfectante el suelo y se gasta a diario un dólar de papel para limpiar “las gracias” de los canes.

Además tienen que comprar y lavar colchas y almohadas para garantizar un lugar cálido y limpio donde dormir. A los esposos les parece lamentable que ni el Estado ni la alcaldía tengan espacios para recibir a animalitos desamparados.

Todo el esfuerzo lo hacen por amor y están dispuestos a continuar haciéndolo pues saben que nadie más va a ayudar a muchos de estos seres desamparados, salvo organizaciones y grupos de protectores de animales.

Los esposos piden ayuda para mejorar la atención de sus huéspedes. Si desea colaborar, llame al 25140630 o al 61035166.