Pandilla MS tenía caja chica de $25,000, revela testigo en juicio

El dinero era utilizado para la compra de drogas, armas y otras “necesidades” de la referida organización criminal. Era financiada por venta de drogas y vehículos; y de extorsiones.

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Foto EDH/Archivo

Por David Marroquín

2019-10-10 10:00:28

La pandilla conocida como mara Salvatrucha (MS) tenía caja chica con un monto mínimo de $25,000 para la compra de drogas, armas y otras necesidades que la referida organización, según reveló Noé, el testigo criteriado (con beneficios penales) que la Fiscalía General tiene contra 425 pandilleros y colaboradores de esa organización criminal que se encuentran en el juicio del caso conocido como operación Cuscatlán.

Noé, quien es un cabecilla retirado de la pandilla, aseguró que la caja chica era financiada con el dinero obtenido de la venta de drogas y de vehículos; así como del dinero de las extorsiones.

“La organización terrorista mara Salvatrucha (MS) tenía una caja chica y de ahí obtuvimos el dinero para comprar la droga”, dijo Noé al responderle a una fiscal sobre la interrogante de dónde sacaban dinero para comprar drogas. Noé aseguró que la pandilla compraba cada kilogramo de cocaína a $12,500, pero le sacaban de ganancia de $7,000 a $10,000.

También, el testigo Noé reveló que en otra ocasión compraron un cargamento de armas que fue introducido vía marítima por el sector de Acajutla. El cargamento consistía en 26 armas de fuego, 10 granadas y 21 chalecos y estaba valorado entre $50,000 y $60,000.

Detalló que en ese cargamento venían cinco fusiles AK-47, cinco fusiles M-16, ocho escopetas, una subametralladora, un fusil con mira telescópica, ocho granadas fragmentarias y dos de humo; entre otros.

Para la compra de este armamento hubo una colecta entre todos los grupos que integran la pandilla. Esto ocurrió entre abril y junio de 2016, según el testigo.

“Esto fue para cometer todo tipo de delitos en contra de la seguridad nacional”, según Noé, quien agregó que el armamento fue distribuido a las distintas agrupaciones que tiene la MS en todo el país. Las granadas fueron mantenidas ocultas por Edwin Ernesto Rodríguez Cedillos, un cabecilla apodado El Renuente, pero el testigo no especificó adónde ni tampoco para qué las usarían.

Con respecto a los chalecos antibalas, Noé aseguró que estos fueron distribuidos de acuerdo a las necesidades de cada estructura pandilleril con el propósito de “protegerse de las armas de los policías u otros enemigos con los que confrontaban”.

Noé es el testigo principal de la Fiscalía contra los 425 pandilleros y colaboradores que son enjuiciados en el Juzgado Antimafia de Sentencia A por agrupaciones terroristas, nueve casos de conspiración y proposición para el delito de homicidio, tres homicidios y tráfico de armas.

El testigo detalló que entre abril de 2014 a marzo de 2015 realizaron diez compras de cocaína (entre dos y cuatro kilos) para convertirlas en crack y luego ser comercializadas.

La pandilla invirtió de $25,000 a $33,000 por cada compra, según el testigo.

Noé reveló además que entre el 2012 y 2015 hicieron cinco compras de cocaína en Honduras. Por cada kilo pagaron $12,500, y según el testigo, cuatro compras fueron de dos kilos y una de un kilo de cocaína. Esta droga fue distribuida a distintas agrupaciones de la MS que operan en el país.

Testigo confirma nexos con Los Zetas de México
Noé reveló que la cúpula de la mara Salvatrucha (MS) ordenó que se enviaran entre 2013 y 2016, a seis cabecillas (en caló pandilleril conocidos como ranfleros) a Guatemala y a México para hacer crecer la estructura delictiva en esos países y establecer contacto con los carteles del narcotráfico.

Los cabecillas apodados el Ave, Snayder y Mongo fueron enviados a Guatemala; mientras que Hugo Armando Hernández Quinteros, apodado Flaco de Francis; Francisco Javier Román Bardales, apodado Veterano de Tribus; y otro pandillero, viajaron a México.

Éstos últimos hicieron contacto con “algunos tentáculos de Los Zetas”, que eran unas divisiones que habían quedado tras desaparecer la referida organización criminal, según el testigo.

Eso les permitió enviar grandes cantidades de marihuana de México a El Salvador entre los años 2014 y 2016 para comercializarla posteriormente y “hacer crecer la economía del ´Barrio´”, aseguró Noé.

Relató que ellos enviaban de 200 a 400 kilogramos de marihuana. Un kilogramo de marihuana tenía un valor de $450 a $500, dependiendo de la calidad de la droga. Cada cargamento de marihuana se tardaba de 21 días a un mes para ser traída a El Salvador.

Los cargamentos de marihuana eran recibidos por Jorge Alexander de la Cruz, un cabecilla apodado como Cruger de Peatonales; para después distribuirla entre distintos grupos de la MS.