Los padres de doctora e ingeniero muertos en accidente causado por conductor ebrio piden justicia

Este miércoles enfrenta la segunda audiencia judicial el imputado, quien aparentemente manejaba ebrio cuando estrelló su carro contra una rastra, matando a los dos jóvenes que lo acompañaban.

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Roberto y María sostienen la foto de Mario, que murió el pasado 3 de marzo, junto a Johanna. Las habitaciones de los jóvenes permanecen aseadas y ordenadas, tal como las dejaron el día que murieron. Foto EDH / David Martínez

Por Jorge Beltrán Luna

2019-09-10 11:00:36

César Gustavo Valdez Sánchez enfrentará hoy la audiencia preliminar en el Juzgado de Instrucción de San Marcos, por los delitos de homicidio culposo y conducción peligrosa.

La oficina de la Fiscalía General de la República (FGR) de San Marcos le imputa esos delitos que supuestamente cometió durante la madrugada del pasado 3 de marzo, en el km 12 de la autopista a Comalapa.

En el hecho murieron los hermanos Johanna y Mauricio Miranda Flamenco; ella recién había egresado de la carrera de Medicina y el próximo diciembre recibiría su título como doctora en Medicina; él era un ingeniero industrial que trabajaba en un banco privado.

Aquella noche del 2 de marzo, Johanna y Mario fueron invitados a cenar por César Gustavo, quien era era amigo de la doctora, aunque no tenían mucho tiempo de haber entablado una amistad, según explican sus padres.

Los padres Johanna y Mauricio, dos jóvenes profesionales que murieron en un accidente vial en marzo pasado, reclaman “que se haga justicia divina y terrenal” contra César Valdez, quien manejaba en estado ebriedad el auto en que los hermanos viajaban

 

De acuerdo con las investigaciones del caso, el imputado manejaba en estado de ebriedad cuando se estrelló en la parte trasera de una rastra. María y Roberto, los padres de las víctimas, aseguran que dentro del automotor, un pick up, la policía halló latas de cervezas.

“Éramos súper felices con nuestros hijos”

Han transcurrido más de seis meses desde que Roberto Miranda y María Flamenco se quedaron huérfanos de hijos.

“No es fácil para mí, despertar a media noche y ver a mi esposa que está llorando por nuestros hijos”. dice Roberto al mencionar algunas secuelas que la tragedia les infligió.

Foto EDH / David Martínez

Johanna y Mauricio eran los únicos hijos de Roberto y María. Pero de la noche a la mañana, se quedaron solos.

Ahora lidian con la soledad; el único consuelo para ambos son los recuerdos que han diseminado por toda la casa.

En la habitación de Johanna, están los estetoscopios que la joven ocupó durante toda su carrera universitaria y un esqueleto humano.

María mantiene aseadas y ordenadas las habitaciones de sus dos hijos, como cuando ellos no habían muerto. Pareciera que los espera.

Con sus ladridos, Yeico, un pitbull stanford, también les recuerda a cada rato que Mario, ya no está.

Obligados a celebrar cumpleaños en el cementerio

El 17 de junio cumplió años Johanna y el 28 de agosto, Mario. En ambas fechas, Roberto y María fueron hasta la tumba a dejarles flores y con algunos familiares partieron un pastel en cada fecha.

No les queda más, dicen, mientras María revisa cada cosa que le recuerde a sus hijos: las películas que más les gustaba, los discos que escuchaban una y otra vez. Las paredes de la casa están tachonadas de fotos.

De momento, ambos padres piden que la muerte de sus dos hijos no quede sin castigo y que el responsable también cargue al menos con una parte de la responsabilidad civil.

Pocos días después del hecho, en la audiencia inicial, Valdez Sánchez y sus abogados ofrecieron una cantidad risible, tanto que solo cubría una mínima parte de los gastos en que incurrieron, sin mencionar todo el daño moral, físico y psicológico que la muerte de sus dos hijos les ha costado, comentan Roberto y María.

Ambos padres lanzan también una petición a funcionarios con iniciativa de ley: quienes matan a personas por conducir borrachos no deberían ser juzgados por homicidio culposo sino por homicidio dolosos (con intención) para que no puedan conciliar con los parientes de las víctimas y a los pocos días andar manejando nuevamente.

Foto EDH / Cortesía