VIDEO: Lucía, la joven que repara aviones y ahora sueña con pilotarlos

La formación familiar que ha tenido, en la que nunca se le dijo que por ser mujer debía cumplir un rol, empoderó a la joven para perseguir su meta de ser técnica en mantenimiento aeronáutico y ahora su objetivo también es surcar los cielos.

Por Magdalena Reyes nacional@eldiariodehoy.com

2020-03-08 9:35:19

Saber cómo funcionan, vuelan y se reparan los aviones fue la principal curiosidad de Lucía Barahona en su infancia y de ahí despertó su deseo por desempeñarse en el rubro aeronáutico.

La joven de 24 años ahora es una graduada de Técnico en Mantenimiento Aeronáutico que disfruta armar motores, hacer reparaciones en las cabinas y la estructura de las aeronaves, entre otras tareas.

Los sueños de aquella pequeña que convivió de cerca con los aviones en el aeropuerto de Ilopango, en San Salvador, se concretaron alimentados por una familia que nunca le dijo: “Las niñas estudian esto y los niños estudian esto”. Recuerda que incluso su papá le compraba carros o ella jugaba con los aviones de sus hermanos.

“Desde pequeña mi papá me enseñó que debemos seguir nuestros sueños y siempre me llamó la atención cómo funciona un avión, por qué vuelan y siempre quise aprender a repararlos y manejarlos”, cuenta Lucía.

Inició sus estudios en 2013 hasta graduarse como Técnico en Aeromantenimiento de la Universidad don Bosco (UDB).

Foto EDH / David Martínez

En el primer ciclo de la universidad era la única mujer en el salón de clases; sin embargo eso no la atemorizó ni le sirvió de obstáculo para su meta.

“Luego en el siguiente ciclo éramos cinco (mujeres), no éramos muchas, después ocho y eran unos 25 estudiantes (hombres)”, relata.

Ahora se siente atraída por el mantenimiento electrónico de las aeronaves: la “aviónica”, que implica ver circuitos y sistemas eléctricos, por ejemplo.

En cuanto a la inclusión de la mujer en carreras técnicas o ingenierías, que a pesar de la época aún es tradicionalmente considerada para el sector masculino, Lucía opina que en el país ya se avanza en cambiar ese estereotipo.

“Creo que es algo que va avanzando en el país; podemos ver que en los lugares donde hay máquinas son pocas las mujeres, pero mientras se va dando el desarrollo, las mujeres vamos optando ya no solo por el trabajo administrativo, si no que queremos tomar las herramientas, aprender sobre los carros y cosas mecánicas”, apunta la joven.

Considera que aún persisten las barreras para que las mujeres piensen en querer desarrollarse en roles no tradicionales y que las escuelas deben abrirse más para orientar una formación más diversificada.

“Creo que debería darse a conocer en las escuelas o colegios a los jóvenes que sigan por sus sueños y no por los estigmas que hay de que las mujeres deben estudiar esto y los hombres aquello”, opina.

Para Lucía, eso es algo que viene desde la sociedad porque no se dan los espacios a la mujer para que tome sus decisiones. “Este es un país machista”, dice.

Afirma que el rubro en el que se desempeña puede abonar al desarrollo del país en el tema aeronáutico. “El simple hecho de pensar en hacer un aeropuerto más grande, más eficiente para diferentes aerolíneas traería muchos ingresos al país”, destaca.

Lucía actualmente ha tenido experiencia en un taller privado, pero aspira a trabajar en una empresa transnacional. Foto EDH / David Martínez

El aeromantenimiento

Lucía ahora enfrenta nuevo retos, como el que una mujer ya insertada en el mercado laboral aeronáutico tiene limitada participación en el área operativa. Para sobrellevar esta exclusión, la opción es quedarse unas horas después de la jornada, para aprender más en la práctica laboral, explica.

“A las mujeres como que nos excluyen un poco del conocimiento, muchas veces nos excluyen de enseñar y nos ponen a ver más temas del área de papeleo”, detalla.

En su tiempo libre, Lucía cuenta que solía acercarse al jefe de mantenimiento para ampliar sus conocimientos técnicos y prácticos. La joven cuenta que una jornada de trabajo depende de si se trata de un mantenimiento de rutina o si hay que repararle un problema en el funcionamiento a un avión.

La experiencia laboral de la joven hasta el momento ha sido en pequeños talleres privados de mantenimiento de aeronaves, pero entre sus expectativas está llegar a una empresa transnacional de mantenimiento de aviones.

Lucía junto a otros compañeros dan mantenimiento a una aeronave, un rubro en el cual aún hay limitada participación de las mujeres en el área operativa, afirma. Foto EDH / David Martínez

El cielo es el límite

Ahora Lucía considera que la niña que soñó con estudiar aeromantenimiento se sentiría orgullosa de la profesional que es. Pero las aspiraciones que tiene no paran en la reparación de aeronaves, su objetivo es ser piloto también.

“Mi proyección es aprender a volarlos, es mi próxima meta, no sé si a corto o mediano plazo, pero de que va a suceder, va a suceder”, enfatiza.

En la actualidad estudia ingeniería industrial, pues considera que la ingeniería aeronáutica “es deficiente o al menos no llena sus expectativas”.

Baja participación en las ramas técnicas

Según información compartida por la Universidad Don Bosco y el Instituto Tecnológico Centroamericano (ITCA), es bajo el número de mujeres en las carreras técnicas.

En el ITCA, este año por ejemplo, en la carrera de Técnico en Ingeniería Eléctrica se inscribieron tres mujeres en primer año y tres en segundo; en el Técnico en Ingeniería Automotriz fueron 15 las inscritas en el primer año y 8 en segundo año; y en el Técnico en Energías Renovables solo una en primer año y dos en segundo.

En el caso de ITCA, la brecha es más amplia en la sede central en Santa Tecla, pero la sucursal de La Unión y de Zacatecoluca son las más equitativas.