Obesidad, la epidemia que acecha a los niños

Más de 41 millones de menores en todo el mundo están en riesgo por causa de la obesidad. En la lucha contra esta epidemia el papel de los padres es esencial, pues su misión es educar en hábitos saludables, pero además predicar con el ejemplo.

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Por Mireya Amaya

2019-10-15 3:59:02

A nivel mundial, los centros hospitalarios infantiles están presenciando un aumento importante en los niveles de obesidad. Hasta tal punto, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya se refiere al problema como una nueva ‘epidemia’.

La obesidad en la infancia es un problema global causado en gran medida por la dieta y el estilo de vida sedentario; aunque también hay casos en los que interviene un antecedente genético. Esto, unido a las nuevas formas de entretenimiento que dejan de lado la actividad física, ha provocado que miles de niños desarrollen esta enfermedad crónica.

“Si los hábitos del hogar son alta ingesta en azúcar refinada, golosinas procesadas, comida rápida, etc, el niño los irá adquiriendo y por lo tanto incrementando la velocidad de la ganancia de peso”, indica la licenciada Guadalupe Argueta, nutricionista y directora del Centro de Nutrición Clínica.

Salud en peligro
De acuerdo con la licenciada Argueta, el problema de ganar peso en la infancia es la multiplicación de células adiposas que no desaparecen, por lo que un niño obeso muy probablemente será un adulto obeso si esto no se frena antes de la pubertad.

“Si antes de los 12 o 14 años, los niños hacen cambios en su estilo de vida y se detiene esa ganancia, podemos evitar que las células se sigan multiplicando y que haya obesidad más adelante”, explica la especialista.

Es importante destacar que las libras extra pueden causar en los niños dolor en las rodillas, además del dolor propio del crecimiento. Si el peso es excesivo, los huesos incluso pueden deformarse.

Por otro lado, un niño “gordito” no necesariamente está bien nutrido, de ahí que no se puede descartar la existencia de anemia y la deficiencia de calcio, debido a la alimentación deficiente.

De la misma manera puede haber problemas metabólicos. “Hoy en día ya hay niños prediabéticos, con colesterol y triglicéridos altos, y casi siempre esto se asocia a que ya tienen sobrepeso u obesidad”, explica la licenciada Argueta.

Otras complicaciones son las hormonales, sobre todo en las niñas, pues se eleva el riesgo de presentar una resistencia a la insulina, que se asocia al síndrome de ovario poliquístico, además de la posibilidad de presentar problemas en el ciclo menstrual.

Tampoco se debe de olvidar el factor emocional relacionado con el “bullying”, que afecta de forma directa la autoestima, el amor propio, genera depresión y en algunas personas incrementa el riesgo de suicidio.

Sobre lo anterior, la pediatra española Raquel Jiménez sostiene que si no tratamos esto a tiempo, en la edad adulta pueden aparecer la diabetes, hipertensión, colesterol alto, problemas articulares y de movilidad.

Prevención desde casa
Al igual que ocurre con otros trastornos alimenticios, como la anorexia, el papel de los padres es esencial para prevenir que los niños desarrollen este tipo de conductas alimentarias.

La detección precoz es fundamental y debe comenzar en casa. Es muy importante que los padres inculquen a sus hijos hábitos alimentarios saludables desde edades muy tempranas y, “sobre todo, que prediquen con el ejemplo”, subraya Jiménez.

“Algo muy importante es implicar a toda la familia. Esto tiene que ser un estilo de vida saludable para todos y que implique a toda la familia, no solo al niño obeso”, añade.

Sobre esto último, la licenciada Argueta señala que más que hacer una dieta, lo importante es que todos en casa se eduquen sobre el tema de nutrición y juntos adquieran hábitos sanos.

Parte de esas prácticas saludables son comer en familia al menos una vez al día, dialogando y con la televisión apagada. Igualmente tener un horario de comida y servirse en platos de tamaño adecuado.

Sobre los bocadillos entre comidas “son necesarios en los niños porque gastan mucha energía en periodos cortos y más en edad escolar que tienen una demanda mental”.

Sobre el tema de la comida rápida, la nutricionista recomienda limitarla a una vez por semana o menos. De ser posible se pueden preparar en casa hamburguesas con carne más magra e ingredientes más frescos y sin preservantes.

Si tienes un pequeño con sobrepeso u obesidad es importante que no lo pongas a dieta sin seguimiento de un profesional, “porque está en una etapa de crecimiento y desarrollo y tiene necesidades que si no se cubren pueden impactar su nutrición”, sugiere Argueta.

Lo indicado en todo caso es buscar orientación con un pediatra o una nutricionista pediátrica que le sugiera lo adecuado según el caso.