Nuevo gobierno heredará economía con lento crecimiento

La falta de empleo, la “grasa” en la burocracia Estatal, la delincuencia y otra serie de desafíos económicos esperan en la puerta al próximo presidente Nayib Bukele y al que será su gabinete desde el próximo 1 de junio.

descripción de la imagen
Puerto de Acajutla en Sonsonate, al occidente de El Salvador. Foto EDH / Archivo

Por Luis Andrés Marroquín

2019-05-02 5:00:21

Guillermo Steve Rolin Espinoza es un joven bilingüe que habita en San Salvador. En sus redes sociales nunca pone su primer nombre ni su segundo apellido y, ciertamente, para el contacto que busca tener con extranjeros, esta estrategia funciona bien.

Y él lo tiene claro. “Guillermo Espinoza es para latinos y el Steve Rolin para los gringos”, dice de manera ingeniosa, refiriéndose a la doble búsqueda de empleo que lleva a cabo.

En materia económica, muchos expertos razonan que el nuevo gobierno, que encabezará desde el 1 de junio Nayib Bukele, heredará grandes desafíos para dinamizar este mal trecho rubro y tratar de hacerlo crecer.

“En lo económico (Bukele) va a tener grandes retos porque la economía se encuentra, desde hace años, en una dinámica de crecer alrededor de 2 % , por lo menos desde 2008”, explica el analista y director ejecutivo de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), Roberto Rubio.

En efecto, según cifras del Banco Central de Reserva (BCR), el Producto Interno Bruto (PIB), del país viene creciendo poco, desde un 1.7% en 2014 a un 2.5% en 2018.

“Es un problema estructural. El Salvador tiene una economía con una capacidad de precisión muy débil, que genera poco empleo”, agrega el doctor Rubio.

Pese a este oscuro pronóstico, el presidente Salvador Sánchez Cerén ha afirmado que la economía del país avanza “sostenidamente” y aclara que han priorizado tres elementos fundamentales: infraestructura, energía eléctrica y estabilidad fiscal.

Asimismo, el presidente del BCR, Óscar Cabrera, expresó el pasado marzo que una delegación del Fondo Monetario Internacional se mostró optimista pues el país muestra avances en disminución de pobreza, desigualdad y desarrollo humano.

De las cifras a la vida real

En el reservado pronóstico de la economía está de acuerdo Ana Leticia Revelo, quien a sus 32 años es graduada en administración turística, pero por ahora trabaja en un banco.

“Sí”, responde Ana Leticia cuando se le pregunta si considera que El Salvador vive situación de estancamiento. “Empezando por la violencia en la que estamos expuestos día a día, el desempleo y la falta de oportunidad para jóvenes”, explica.

Steve Rolin y la publicista Ledvia Rosa, de 48 años, coinciden en el incierto futuro que pesa sobre el rubro económico. La joven veterinaria Karen Daniela Zelaya, de 26 años, fue la única que se mostró un tanto esperanzada en el futuro de El Salvador.

De tener la oportunidad, afirman los cuatro profesionales, salieran del país. Steve y Ana Leticia además dudan que el presidente entrante podría mejorar la situación de la patria.

“Le dejo el beneficio de la duda”, dice ella. “Puede mejorarlo en pequeña escala, porque un cambio notorio llevará décadas”, responde él.

Sobre Bukele, Rubio reflexiona que no puede adelantar mayor pronóstico tras el papel que tuvo como alcalde. “De una alcaldía pequeña como Nuevo Cuscatlán no puedo sacar mayor conclusión. En San Salvador tampoco se puede decir que fue una gestión de la que uno pueda sacar alguna esperanza”, sostiene.

Lo que sí puede decir es que los desafíos para la gestión que viene también pasan por el tema fiscal y de presupuesto, sin contar con la influencia que tendrá el no muy esperanzador desarrollo de la economía mundial.

“Lo fiscal es otra dimensión importante. Te vas a encontrar con un margen muy estrecho de maniobra para emplear la política pública, para impulsar lo que tú has prometido o lo que tú quieres hacer”, dice Rubio.

En esta área, hay dos grandes aspectos que vienen golpeando sin tregua: la deuda pública, que ronda el 70% del PIB, y la carga previsional que, pese a las más recientes reformas, tiende a crecer y a tensionar las finanzas del Estado.

“Y bueno”, agrega Rubio, “un aparato estatal bastante grueso, con mucha grasa, que tiene que mantener (el Estado) con un presupuesto rígido”.

Lo mismo piensa el analista Joaquín Samayoa, quien, en una columna de opinión reciente titulada “¿Nuevas ideas o lo mismo de siempre en materia de impuestos y gasto público?” aconseja al nuevo presidente eliminar el empleo partidario, lleno de plazas innecesarias.

Cifras de Hacienda revelan que en los últimos 10 años se crearon unas 37,000 nuevas plazas en los tres Órganos del Estado.

“El rubro de salarios y prestaciones de cada institución pública debe reducirse al menos en un 30 % antes de finalizar el año en curso. Casos como el de la planilla de asesores y colaboradores de cada fracción legislativa constituyen una verdadera ignominia”, afirma en su artículo Samayoa.

Por otro lado, Rubio recuerda que la situación internacional no es dinámica, lo que afecta el precio de los productos de exportación. Además, advierte, se avizora un debilitamiento de la economía mundial.

En la parte industrial, dice que el país tiene producción en los rubros farmacéutico, de cartón o de plástico, por ejemplo. Sin embargo, a la hora del consumo, los salvadoreños prefieren lo importado y eso afecta a la industria local. Aunque no tiene cifras oficiales a la mano, a simple vista Rubio ejemplifica que muchos de los productos que hay en las ferreterías o en los supermercados son importados y que su consumo es “muy alto”.

Sobre la inversión, indistintamente si es local o extranjera, analistas dicen que el nuevo gobierno podría incentivarla reduciendo interminables trámites y contribuyendo con combatir la inseguridad, lo cual reduce los costos de producir y comerciar.

Además debe trabajarse en “el dominio del inglés y la parte educativa y tecnológica”, comenta Rubio. El bilingüe Steve Rolin, licenciado en Mercadeo Internacional, lo asiente.

Mientras tanto, se está a la espera de que Bukele defina a su gabinete y revele sus planes para reactivar la economía y así poder evaluar si lo que propone va de la mano con lo que, a juicio de expertos, necesita el país.