No dejes que la ecoansiedad afecte tu salud mental

La angustia extrema ante los efectos del cambio climático te puede provocar estrés ecológico o ecoansiedad. En lugar de solo preocuparte por el futuro, haz acciones que ayuden al planeta.

descripción de la imagen

Por Diana Orantes

2019-11-05 4:00:09

Es difícil no impactarse cuando lees la noticia de que una especie animal o vegetal ha sido declarada extinta, al enterarte que un río está tan contaminado que no hay manera de que albergue vida, cada vez que circula un nuevo video de tortugas atrapadas en el plástico o cuando recuerdas que la temperatura del planeta aumentará en los próximos años.

Cuando la preocupación, frustración y desesperanza te invaden estrepitosamente es probable que sea por la ecoansiedad.

La Asociación Estadounidense de Psicología la describe como un “temor crónico de un cataclismo ambiental” y “un estrés provocado por observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático, y la preocupación por el futuro de uno mismo, los niños y las generaciones futuras”.

Esta congoja emocional produce incertidumbre y está acompañada de autoculpa con reproches como: “por qué existí si el mundo está sobrepoblado” o “el lapicero que uso irá a la basura, probablemente al océano, se lo comerá un pez y morirá”.

En casos extremos, algunos tienen pesadillas o deciden vivir en un búnker esperando un cataclismo, y otros alimentan su ansiedad mirando películas sobre el fin del mundo, catástrofes naturales, teorías conspiracionales y virus provocados por la contaminación.

La pregunta es, ¿por qué afecta tanto? El psicólogo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, Juan Cruz, explica que los procesos fisiológicos del ser humano están regulados por la naturaleza, así que el cambio climático sí genera perturbaciones, destruye el equilibrio con el entorno y alimenta el estrés.

Los grupos más vulnerables son las personas biosféricas. El año pasado la profesora de la Universidad de Arizona de Estados Unidos, Sabrina Helm, publicó un estudio en Global Enviroment Change sobre la actitud individual ante el futuro climático.

En sus indagaciones determinó tres grupos de personas: los egoístas que solo piensan en los impactos del cambio climático en sus vidas, los altruistas que piensan en las consecuencias para la humanidad, y los biosféricos, a quienes les preocupa el futuro de la naturaleza, plantas y animales, y por eso se ven más afectados emocionalmente ante las malas noticias.

Después de ellos, los más impactados suelen ser los adultos mayores, las personas que sufren desplazamiento forzado, pérdida de bienes o seres queridos a causa de desastres naturales, los dependientes e individuos con problemas mentales y la juventud, que también está muy consternada porque cree que el futuro del planeta depende más de ellos.

Por ejemplo, la ecologista y activista Greta Thunberg dijo en el Foro Económico Mundial este año: “los adultos siempre están diciendo que tienen el deber de dar esperanza a los jóvenes. Pero yo no quiero su esperanza. No quiero que nos hablen de esperanza, quiero que entren en pánico”. La joven reconoce la agobiante situación y su miedo, e hizo un llamado a estar alertas.

Otras características de la ecoansiedad son la impotencia y el insomnio, pero también empeora el estado de ánimo con sentimientos de tristeza, duelo y apatía, alimenta la dejadez y la desesperanza, empeora enfermedades mentales como la esquizofrenia y la tendencia al suicidio, y reduce las ganas de realizar actividades saludables.

Los afectados también podrían consumir más alcohol y drogas, ser más violentos, agresivos y experimentar pérdida de cohesión social, según diversos estudios citados en “The Psychological Impacts of Global Climate Change” de la American Psychologist.

Curiosamente, hay una gran relación entre el estado de ánimo y los cambios de clima y temperatura ambiente.
Dice el profesor de la Universidad Católica de Chile e investigador de un estudio sobre salud mental publicado en la revista Nature Climate Change en julio de 2018, Felipe González, que “a medida que la temperatura ambiente aumenta, la salud mental se deteriora”. Eso se debe a los neurotransmisores como la serotonina que están detrás de este comportamiento.

Otros le llaman estrés térmico, que simboliza la reacción de malestar por exceso de calor o frío y que a su vez agrava enfermedades respiratorias, cardiovasculares, cutáneas y metabólicas.

El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido tiene algunos consejos para tratar la ecoansiedad. En primer lugar, hay que dar importancia a las acciones individuales, por pequeñas que sean, porque también impactan positivamente en el planeta.

El analista Duncan Geere explica que sí hay que pensar en el cambio climático, pero cuando comes, viajas y compras, eso te detendrá a analizar y tomar mejores decisiones. Habla sobre cuidar los recursos naturales con tu familia, colegas y amigos y exige a los políticos acciones concretas para salvar el planeta.

De la ecoansiedad a la acción

Dice el psicólogo infantil Rafael Dupré que la creencia es que el mundo está llegando a su fin y el hecho es que el mundo está en riesgo, pero existe la posibilidad de cambiar el rumbo si todos nos unimos y hacemos cambios drásticos. Además, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático advirtió que la humanidad debe trabajar para que en 2030 disminuyan las emisiones de CO2 y evitar efectos más desastrosos. En resumen, con acciones concretas cada persona puede desacelerar el futuro peligroso