La comunidad Mizata, de vivir en la pobreza, a ser víctimas de la pandemia

La comunidad Mizata centro ha sido una de las poblaciones más golpeadas ante la pandemia y por las medidas del gobierno y la falta de apoyo económico.

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Por Óscar Iraheta

2020-05-08 10:30:51

María Paz Calles, de 32 años, dejó de percibir ingresos económicos desde el 12 de marzo pasado. Andaba en cada pueblo vendiendo golosinas durante las fiestas patronales, en una estructura movible de lámina con forma de cajón, la misma que le sirve para vivir junto con su esposo y sus hijos.

La pobreza de María es grande, al igual que muchos de sus vecinos de la comunidad Mizata Centro, situada en el kilómetro 85 de la carretera de El Litoral, en el municipio de Teotepeque, La Libertad.

La pobreza en la comunidad Mizata Centro, a 85 kilómetros de la carretera de El Litoral, en el municipio de Teotepeque, La Libertad, es evidente. Allí ningún hogar recibió el bono de $300 otorgado por el Gobierno, relatan sus habitantes.

A María un vecino le ha dado donde vivir en un predio para que coloque la estructura de lámina y viva con su familia. No hay camas, duermen en cartones. La necesidad de esta familia y sus vecinos es mayúscula.

Ayer, varios afectados se concentraron a un costado de la cancha de fútbol para expresar las urgentes necesidades de víveres, ropa, artículos de limpieza entre otras.

María dice que su último ingreso fue de 15 dólares un día antesde que iniciaran las restricciones por el COVID-19. Tenía planeado instalar su venta en el predio de las fiestas del municipio de San José El Naranjo, pero las fiestas fueron suspendidas.

En el cantón Mizata la gente vive de la agricultura y la pesca, pero el primer rubro, aún no entra de lleno para obtener ingresos económicos.

Otros propietarios de las tierra no quieren alquilarlas porque tienen miedo a que el año de cosecha sea malo y no tengan ingresos los agricultores para pagar por el alquiler de las parcelas.

La pesca, aunque es un rubro que no está prohibido por el gobierno, los trabajadores dicen que su principal cliente son los turistas y por eso aunque logran pescar no tienen clientes que compren el producto.

“Vivimos del turismo porque la playa es muy visitada por extranjeros. Si no hay clientes, no hay nada. Ellos son los que compran el producto que traemos del mar.

Tenemos mucha necesidad acá, de todos los vecinos, a nadie le han dado los 300 dólares del bono que entregó el gobierno”, expresó José Alberto Calles, uno de los llugareños.  Otra afectada es Marcela Ramírez, quien asegura que ninguna autoridad, incluyendo la alcaldía, les ha llevado alguna ayuda.

Dice que se gana la vida lavando ropa en otros lugares, pero ahora nadie le ha llamado porque la gente está respetando las nuevas restricciones que el gobierno ha implementado.

También Ofelia Ortiz relata que su único ingreso económico ha quedado congelado, dice que vende golosinas las tardes de sábado o domingo cuando hay jornadas de fútbol en la cancha principal del lugar, sin embargo, toda la actividad deportiva está paralizada.

En esta comunidad, muy golpeada por la epidemia del COVID-19, viven aproximadamente 130 familias. Cualquier ayuda que usted pueda realizar, comuníquese a los números 76191734 o al 76134151.