Dos años de gobierno en salud: Curar sí, pero prevenir también

Fuentes médicas consultadas dieron su valoración sobre los primeros dos años de la gestión Bukele en cuanto a salud pública, gestión que se vio impactada por el COVID-19 desde marzo de 2020, es decir en 14 de los 24 meses de administración

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El 24 de junio 2020, un hombre de 67 años de edad murió en el pasaje de su colonia, tuvo síntomas del COVID-19. Foto EDH / archivo

Por Evelia Hernández/ Carlos López

2021-05-31 9:30:32

Cuando Nayib Bukele inició su administración como presidente, el 3 de junio de 2019, nadie esperaba que, 9 meses después, estallara una crisis sanitaria mundial con el impacto del COVID-19. Solo fueron 9 meses de “normalidad”, y desde marzo de 2020 este Gobierno, y todos en el planeta, han tenido que administrar la salud de su población en dos líneas: atender la emergencia por el SARS-CoV-2, y - en teoría - no desatender al grueso de pacientes en cuanto a otras enfermedades, infraestructura, sistemas y programas.

Las promesas contenidas en el Plan Cuscatlán durante la campaña electoral en cuanto a salud se fueron al gavetero, ante la crisis por el COVID-19, y el manejo del virus en el país se convirtió en la prioridad para Bukele y Francisco Alabí, quien subió de viceministro a ministro de Salud el 27 de marzo de 2020, cuando el Coronavirus comenzaba a esparcirse en territorio salvadoreño.

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Para el médico salubristra Ricardo Lara, ahí hubo un fallo estratégico de la administración Bukele, pues “el peor error en una pandemia era comparar el comportamiento epidemiológico de la enfermedad en un país, con otro país. Siempre se ejemplificaba tomando lo que estaba sucediendo en España e Italia”, recordó, sobre las conferencias de prensa en las que Bukele atemorizó a la población con las cifras de muertos por el nuevo Coronavirus en Europa y otros países.

“No se le está apostando a la prevención de una manera masiva, en cuanto a educación y promoción para la salud. Son mensajes claros, que los salvadoreños tenemos que recordar todos los días que estamos en pandemia”.

Ricardo Lara, .

“Creo que en nuestro país se tuvo un margen de tiempo para prepararnos para la pandemia como tal, y la apuesta fue y sigue siendo un enfoque eminentemente curativo”, lamentó Lara.

Así mismo, el Colegio Médico ha expresado, desde los primeros meses de la pandemia, que consideran un error la forma en que el Gobierno ha manejado los datos de casos nuevos de contagios y fallecidos por el COVID-19 en el país, y que esta información no es confiable.

El infectólogo Jorge Panameño, miembro del Colegio Médico, dijo en Radio Punto 105 el miércoles pasado que “el personal médico depende de la información disponible que hay desde el Gobierno, pero esta no puede ser contrastada”, y recordó que “es peligroso especular” con los datos que expone el Gobierno en el sitio covid19.gob.sv.

La doctora Magdalena Cortez, miembro del Foro Nacional de Salud, remarcó que “nos preocupa la visión curativa que se sigue implementando, la poca o nula promoción y educación en salud, así como la desvalorización de la estrategia de Atención Primaria en Salud y el desfinanciamiento del sistema, sin tomar en cuenta el proceso de salud - enfermedad, donde las personas y colectivos desarrollen factores protectores que garanticen vivir y morir, pero en condiciones dignas”.

Es una deuda del Gobierno, en estos dos años, el comunicar de forma educativa y constante a la población sobre cómo evitar contagios por el virus, cómo portar correctamente la mascarilla, el lavado constante de manos, etc.

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Si bien ha habido algún espacio en medios de comunicación en redes sociales en ese sentido, para el doctor Lara “se puede hacer más”, y puso como ejemplo que en cada parada de buses se le debería recordar a los usuarios todas estas medidas. “El virus todavía está circulando, y no sabemos cuánto tiempo más va a seguir circulando”, insistió Lara.

En junio de 2018, la Asamblea Legislativa aprobó el contrato de un préstamo entre el Ejecutivo (por entonces con Salvador Sánchez Cerén como presidente) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por $170 millones, para financiar el Programa Integrado de Salud II. “Con los recursos sería posible, entre otros, la construcción de un nuevo Hospital Rosales y un Hospital General en la zona norte de San Salvador en Nejapa”, comunicaba entonces la Asamblea Legislativa en su página web.En octubre de 2019, el Gobierno demolió las instalaciones del Hospital de Maternidad, para iniciar la reconstrucción de las nuevas edificaciones del Hospital Rosales; pero las obras están paradas y difícilmente se cumplan las metas proyectadas, que apuntaban a que el nuevo Rosales estaría listo en 2022; y el nuevo hospital de la zona norte, en 2023. “Entendemos que la pandemia vino a cambiar los planes, pero ¿sigue existiendo ese dinero, que ya estaba listo para la creación del nuevo Hospital Rosales? Si la respuesta es sí, ya se tendría que empezar a ejecutar. Si la respuesta es no, porque se usó para la pandemia, pues tener toda la sinceridad del mundo y hacérselo ver a la población”, recomendó el doctor Ricardo Lara.

 

La doctora Cortez, en nombre del Foro Nacional de Salud, señaló también como grave error en estos 24 meses la falta de transparencia del Ejecutivo en el ramo sanitario, donde “la actual administración pública del Ministerio de Salud ha mantenido en reserva el Plan Nacional de Salud, mostrando su poca o nula transparencia en la elaboración y divulgación de políticas y planes estratégicos, limitado acceso al pleno ejercicio del derecho de participación y contraloría, que permiten garantizar el derecho a la salud”.

Como ejemplo, desde el 11 de marzo de 2021 está bajo reserva por cinco años cualquier información relacionada con el plan de vacunación, incluido el precio de las dosis compradas por el Gobierno.

Es grave además que en la Asamblea Legislativa, dominada por una mayoría de diputados del partido de Gobierno, se aprobara la “Ley para uso de productos médicos en situaciones excepcionales de salud pública ocasionadas por la pandemia COVID-19”, misma que “otorga la inmunidad a funcionarios públicos y contratistas de equipos e insumos médicos así como a servidores de salud”, indicó la doctora Cortez.

Enfermedades graves a la sombra

Con el COVID-19 aún circulando, para Lara “en este periodo de la historia de la humanidad, COVID-19 es la prioridad”, mas de inmediato aclara que no debería ser “la exclusividad”, pues “no se puede olvidar que tenemos serios problemas de insuficiencia renal en nuestro país, de cáncer, de embarazos en adolescentes, en enfermedades obstétricas, la salmonellosis; que están ahí, a la orden del día. También trajo a cuenta los casos de VIH y cómo las infecciones de transmisión sexual subieron durante el confinamiento de 2020, ordenado por el Ejecutivo para contener la pandemia.

Desde el Foro Nacional de Salud - dijo Cortez -, es un error “plantear más la emergencia de atender la pandemia por COVID-19, que las enfermedades crónicas que la población ya padecía y sobre todo que están en mayor condición de vulnerabilidad por su condición económica”.

Esta política ha llevado a enfocarse en la atención hospitalaria pero “ha abandonado la atención o contención a nivel comunitario”, algo que es notorio por el abandono en que se encuentran diversas unidades de salud a nivel país, observó Cortez.

Deuda histórica

Con el COVID-19 bajo todos los focos y con hospitales en emergencia permanente por la pandemia, miles de personas que padecen otras enfermedades han quedado en segundo plano, y se mantiene “la deuda eterna en torno a las citas prolongadas para consulta con un especialista, también con las cirugías electivas a largo plazo”, expresó Lara, sobre un pendiente histórico que ha venido arrastrando el sistema de salud público, no solo en la gestión Bukele sino durante décadas.

Del lado del paciente, el salubrista cuestionó: “¿Cuántas personas están esperando desde hace dos años una operación de cataratas?, por ejemplo. La pandemia vino a detener eso, es comprensible, pero ya debería haber un plan para retomar esos procedimientos quirúrgicos. Debe haber creación de planes para todo el rezago que ha quedado, como deuda acumulada, de otras enfermedades.