Joven médico lidera iniciativa “Una consulta por un hermano” para ayudar a comunidades necesitadas

El doctor Ricardo García Arbaiza proviene de una familia de escasos recursos económicos, pero eso no le detuvo para graduarse y así poder ayudar a pacientes que no pueden pagar. Ha creado el proyecto “Una consulta por un hermano”.

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Por Iliana Ávila

2020-04-19 9:30:59

Ricardo García Arbaiza, de 30 años, se graduó hace un año de médico general, y ya ha marcado la vida de muchas personas que residen en el municipio de Yucuaquín, en La Unión. Desde hace dos años, junto con varios amigos, inició con el proyecto “Una consulta por un hermano”, que consiste en realizar campañas médicas con el apoyo de jóvenes de la comunidad y especialistas en diversas áreas de la Medicina que residen en San Salvador o San Miguel.

Para abril estaba programada una campaña médica en uno de los cantones del sector de Yucuaiquín; sin embargo, debido a la cuarentena esta fue suspendida y el grupo de jóvenes decidió organizar una entrega de víveres.

“Nos reunimos con un amigo para llevar a la gente mascarillas, alcohol gel, alcohol desinfectante que es al 70 % y clorhexidina o solución detergente quirúrgica, que puede ser adquirida en cualquier farmacia y mi amigo sugirió los vivieres”, dijo el médico. Es así como gestionaron el apoyo de personas originarias de Yucuaiquín que residen en los Estados Unidos.

“Me mandaron $1,500 para poder hacer las compras, han ayudado familia, amigos, conocidos, y el grupo de Amigos de Dallas; se lograron 200 paquetes para personas de escasos recursos que se han entregado en las ultimas dos semanas”, comentó.

A título personal, García Arbaiza ofrece consultas gratuitas a las personas que no han podido continuar sus tratamientos en el sistema regular debido a la crisis que se vive a nivel nacional por el COVID-19 y que no cuentan con los recursos necesarios para pagar una consulta privada.

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Entre sus pacientes se encuentra Reinaldo Álvarez Pérez, de 32 años, quien todos los días visita la clínica de García Arbaiza para que le realicen las sesiones de diálisis peritoneal al no contar con alguien de su familia que pueda efectuar dicho procedimiento.

“Gracias a Dios los dos (doctor y auxiliar de enfermería) son bien atentos con uno, por la cuarentena ya no pude seguir en el hospital, lo que nos están haciendo es que nos mandan a la casa con los implemento necesarios para hacer las diálisis, y yo le dije a él, y me ha ayudado bastante” señaló Reinaldo, quien no paga ningún honorario por estar en la clínica desde las 5:00 de la mañana hasta las 12:00 del medio día.

García Arbaiza reconoce que tiene limitaciones en su área, ya que por el momento es médico general y para atender a Reinaldo ha tenido que buscar el consejo de algunos colegas. De igual forma atiende a cuatro pacientes oncológicas, de las cuales una de ellas no paga la consulta.

“La operaron y la enviaron pendiente de los procesos de quimioterapia, en estos casos se manejan solo por dolor y cuidados paliativos”, señaló el médico, quien dice entender que los hospitales envíen a los pacientes a sus casas por temor a que se contagien por COVID-19.

Eso sí, asegura no entender porqué razón “el médico especialista no le indica los medicamentos que se le deben de suministrar al paciente, porque como médico general tenemos un límite”, reconoció.

De agricultor a médico

“Una Consulta por un Hermano” nace como el cumplimiento de una promesa que el doctor García Arbaiza realizara a su madre en un momento en que su salud se vio quebrantada, y el joven estudiante de Medicina había abandonado sus estudios por falta de recursos económicos.

“En cuarto año de universalidad me desinflé por todas las responsabilidades de la carrera, no me permitían trabajar, así deje de estudiar un año; ese año mi madre enfermó y me pidió que regresara a la universidad, me entregó un dinero que tenía ahorrado, pero me pidió algo a cambio, que si alguien viene a consulta y no tiene para pagar debía de hacerlo como que era para ella. En ese momento decidí estudiar como correspondía y trabajar”, señaló.

Con mucho esfuerzo, sacrificio y el apoyo de algunos parientes, el joven logró graduarse como médico general.

“Para entrar al internado un tío me ayudó a comprar una moto, llegaba al hospital Saldaña con mi moto y ahí llevaba pizza y cruasán para vender, y con eso me sostenía económicamente, el año social lo hice en Uluazapa (San Miguel) y cuando llegaba a casa ya tenía algunos pacientes esperando”, contó.

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García Arbaiza es el menor de seis hermanos, hijo de madre soltera agricultora quien le enseñó todo lo necesario para trabajar en el campo, pero su vástago soñaba con algo más que la cuma y el campo.

“Cuando estudiaba bachillerato le dije a mi madre que quería estudiar Medicina y ella me dijo que no podía porque la carrera era cara, pero una tía me ofreció su ayuda, luego ella enfermo y murió, yo me puse a trabajar aun más duro y estudiaba en la Universidad Nacional pero faltaba mucho a clases por el trabajo, luego me fui a estudiar a la Universidad Masferrer para poder estudiar y trabajar de lo que fuera como bartender, cocinero, limpieza, vendí jugos… de todo” recordó.

El joven médico no solo tuvo que luchar contra los problemas económico y los comentarios negativos de algunas personas. “Mucha gente me desinfló, (decían) que cómo una persona pobre iba a ser médico, incluida familia y compañeros de clases”, manifestó.

Hoy asegura que su meta mas próxima es que “Una Consulta por un hermano” no quede a nivel local, sino que crezca como una ONG para atender diversas comunidades, “tener la oportunidad de poner esto legal para que las personas nos ayuden nos aporten con los medicamentos, nosotros queremos ayudar, y hacer la diferencia” apunto.