A finales del siglo XVIII, la provincia de San Salvador del Reino de Guatemala era una de las economías más pujantes de Centroamérica. Los prestamistas privados jugaron un papel clave en esta bonanza, pero uno en especial ha sorprendido a los historiadores.
El sacerdote y profesor de gramática —de las escuelas parroquiales de San Vicente y San Miguel— Mateo Cornejo pasó a la historia como el prestamista más importante de El Salvador colonial de finales del siglo XVIII, y uno de los empresarios más ricos de Centroamérica. Así lo explicó el arqueólogo y doctor en historia José Heriberto Erquicia, quien se ha especializado en el tema del añil en la colonia.
El hombre de negocios y propietario de haciendas añileras también era miembro de la jerarquía del Santo Oficio de la Inquisición, según detalle ofrecido por el doctor en historia de la Universidad de Princeton Robert W. Patch, en el documento “Cura y empresario: los préstamos financieros de Mateo Cornejo y la producción de añil en El Salvador”.
Este personaje ha sorprendido a más de un historiador, pues, además de haber legado pruebas de una profunda espiritualidad religiosa, heredó un testamento rico en datos que han facilitado el estudio de la economía de la provincia de San Salvador del Reino de Guatemala, impulsada por la producción de añil de primerísima calidad.
Por supuesto, su categoría y profesión sacerdotal le facilitaron a Cornejo la acumulación de capital y la ejecución de inversiones importantes, antes de morir en 1764, a causa de un accidente.