Indignado con el gobierno y decidido a compartir la memoria sobre lo ocurrido. Así está José Cruz, vicepresidente de la Asociación Promotora de Derechos Humanos de Víctimas del Mozote (APDHEM). Quien perdió a su madre, un hermano y una cuñada durante la masacre de diciembre de 1981. Cruz tenía 27 años cuando estando en El Zapotal, Jocoaitique, se enteró de lo que había ocurrido en El Mozote, Arambala, por una transmisión de Radio Venceremos. “Cuando yo me di cuenta de eso, quise venir a buscar a mi papá porque, (entre) la misma gente que había sobrado (sobrevivido) de La Joya y Cerro Pando, había comentarios de que mi papá estaba vivo, pero había que ver”. Así fue como Cruz caminó hacia El Mozote, buscó y encontró vivo a Higinio Del Cid, su padre. “Tuve que llevármelo porque no podía quedarse ahí; la verdad, los soldados que habían quedado cuidando toda la zona salían a patrullar. Si encontraban a alguien, pues también lo asesinaban”.
¿Dónde estaba escondido su papá?
Ahí en el Jocote Amarillo ahí se estuvo nada más que se juntó con otro señor, Domingo Vigil, que era el dueño de la casa donde estaban posando. Además de mi papá, Domingo fue el único que quedó (vivo) porque a la mujer se la mataron con dos hijos y a mi hermana Florentina Vigil con tres hijos: Milton, Rosa y Benjamín Vigil. En una sola casa los asesinaron.
¿Cuántos familiares perdió usted en la masacre?
Honestamente alrededor de 54; pero los más cercanos son tíos y hermanos, dos hermanos mayores, una mujer y un hombre. Mi hermano Abilio Vigil, era no vidente, vivía en Los Toriles y tenía seis hijos: Ceferina, Francisco, Antonia, Mercedes, Mártir y Santos (todos apellido Argueta).
¿Ellos habían venido a El Mozote a refugiarse?
Sí. El caso fue (…) que el finado Marcos Díaz, que era el que tenía la tienda fuerte ahí, venía de San Miguel, (los soldados) lo detuvieron en la pista y le dijeron que venían con un operativo para este lugar y que recogiera toda su clientela porque estando ahí no les iba a pasar nada, pero los que estuvieran en sus casas o afuera se iba a morir. Entonces el hombre vino y regó la novedad y la gente empezó a salir pues, con temor, y se vinieron para El Mozote. En esa colada se vinieron mis familiares, menos mi hermano (que vivía en Los Toriles), porque él dijo que él no se movía de la casa. Los demás se vinieron para allí; estando ahí los rodearon y ya nadie pudo escapar.
¿Les habían dicho que al estar ahí iban a estar seguros?
Iban a estar seguros, iban a estar a salvo y esa fue la mentira para tenerlos recogidos.
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¿Y pudo llegar usted a El Mozote después de que pasó la masacre o no lo dejaron entrar?
Pues como a los 15 días después de la masacre, cuando ya los soldados que se habían quedado ya los habían sacado también, pasé por ahí por El Mozote. El objetivo mío era llegar a Los Toriles donde vivía mi hermano Abilio Vigil. Pues la casualidad es que encontré todavía los huesitos en una quebrada, o sea de donde lo habían asesinado. Él trabajaba también con la cuestión de la caña, tenían el trapiche, en ese andén, ahí recogieron a las dos familias la de mi hermano y la esposa de Antonio Pereira, unieron las dos familias y ahí llegaron a asesinarlos. Antonio pudo enterrar a su esposa y a sus hijos, los otros no. Hasta que ya fuimos a sacar los huesitos los recogimos y los enterré donde estaba la casa, porque la casa ya estaba destruida también.
Esos restos fueron exhumados en tras la firma de los Acuerdos de Paz y ahora están en la plaza central de El Mozote.
¿Qué pasó con el resto de la gente?
Lo que nosotros lamentamos de verdad es que los calificaron y eso casi que se está repitiendo, los calificaron de que los que ahí habían muerto eran guerrilleros, según era el informe de las autoridades en ese tiempo y el informe que mandaron a Estados Unidos: que habían muerto 250 guerrilleros. Cuando nosotros estábamos claros, la mayoría eran niños menores de 12 años. Por ejemplo, mi hermano tenía seis hijos, la mayor tenía 16 años y estaba en estado de embarazo, mi hermana estaba en estado de embarazo y 3 niños más… Entonces lo que nosotros vemos y que da un poco de malestar, verdad, es que digan que sí eran guerrilleros, pero un niño de meses o menos de meses no podía ser guerrillero porque la mayoría eran niños de 12 años hacia abajo.
Ustedes en la Asociación ¿tienen la lista de los nombres que están ahí en el monumento en El Mozote?
Pues nosotros tenemos una base de datos en el registro que se tiene por parte del equipo técnico donde trabajo la hermana Ana, porque ella fue la que se empeñó en hacer ese censo y, digamos, no están totalmente todos los datos ahí, pero sí ya tenemos una buena cantidad.
“Iban a estar seguros, iban a estar a salvo y esa fue la mentira para tenerlos recogidos”.
¿Cómo explicarle a la gente que no tiene ni siquiera 30 años de edad por qué es importante saber la verdad de lo que ocurrió en El Mozote?
Sí, yo siempre he dicho y lo hemos dicho, pues, que la verdad que nosotros como familiares de las víctimas, pues uno el compromiso es transmitir toda esta historia a nuestros hijos a nuestros nietos. Yo en una reunión que tuve en El Mozote planteé eso con unos estudiantes que vinieron de San Miguel y me gustó porque andan muchos interesados en saber la historia del país, no solo la de El Mozote, sino la del país, porque las masacres fueron varias no se si fueron 250.
Pero sí es una buena cantidad de masacres similares a la de El Mozote, nada más que las características son diferentes. En el caso de El Mozote, yo siempre lo he dicho, esto fue un secuestro; porque a la gente la tenían secuestrada y luego fue ejecutada. Entonces, eso fue lo que conmovió más a los organismos internacionales, para que se pudiera poner una demanda al final.
Hemos estado visitando El Mozote y hemos visto la escuela nueva, la unidad de salud, la calle se mira bonita, esas son parte de las medidas como restaurativas por parte del Estado. ¿Qué estaría pendiente? ¿Qué hace falta para una real y completa restitución y restauración hacia las víctimas y sus familias?
Pues son 16 formas de reparación y de esas pues, no decimos de que lamentablemente no se ha hecho, como no se ha hecho no digo bastante pero ya se hizo. Vaya, por ejemplo, tenemos la calle de aquí de Arambala hacia El Mozote que es parte de las reparaciones, también tenemos la intervención de las escuelas por ejemplo la de Arambala, la de El Pinalito y la de La Laguna, la de allá de Cerro Pando. Bueno, son varias (escuelas), como seis que fueron intervenidas y mejoradas es parte de las reparaciones. Se han hecho otras cosas, por ejemplo, lo que me hablaba de la escuela, nosotros creíamos que eso es una parte importante que no es directamente para las víctimas, sino que es para las comunidades, porque es para beneficio de todos. La calle igual. Entonces, son cosas que van para toda la comunidad y eso nosotros lo consideramos bueno. También en la cuestión de la ayuda económica, también en algunas ciertas partes con las familias, no todos, hay problemas para poder ejecutar eso y cuando no hay voluntad es otro problema que retrasa. Entonces, en este caso nosotros siempre hemos tenido que gestionar, hemos dicho necesitamos que esto se agilice porque las víctimas están muriendo, los de primer grado, ya por la edad, cada mes o cada año vamos teniendo menos. Ya los testigos que estuvieron de primero ya casi todos se nos murieron.
¿Cuáles son los testigos que ya murieron?
(De los que declararon en 1990) ya murió Rufina Amaya, Sotero Guevara (Martínez), Pedro Chicas, Pedro Martínez… O sea que ya se nos murieron varios. (También ya murieron Genaro Sánchez, José de los Ángeles Mejía y Bernardino Guevara).
¿Cuántos testigos quedan con vida?
Solo anda Juan Bautista y don Juan, uno de allá de Cerro Pando, Lidia Chicas (César Martínez, y Anastasio Pereira, de los que declararon en 1990).
Respecto al hecho de que no dejaron entrar al juez de San Francisco Gotera a varios recintos de la Fuerza Armada para buscar información relacionada con El Mozote ¿qué opinan?
Pues como Asociación y como víctima, nos sentimos bastante indignados en esa parte, porque a veces duelen más las palabras que lo que se hace. Digo esto porque es lastimoso que de lo que prometió el señor presidente (Nayib Bukele) a las víctimas, yo no fui pero sí fue la mayoría de la Asociación, les prometió que él iba a colaborar para que estos archivos fueran facilitados y todavía lo dijo: “Si el juez me lo pide con todo gusto yo colaboro”. Y dijo, en la otra frase, “voy a cumplir con la sentencia y voy a hacer mucho más” (…).
Eso nos quedó grabado… Creíamos que sí había la voluntad, pero cuando recibimos el revés del 21 (de octubre), ya estaba claro… (…) Nosotros también decimos que es un fallo, una falta de respeto hacia las víctimas. Todos tenemos derechos y tenemos derechos a respetar y que nos respeten, porque se está diciendo de que nosotros y los representantes nuestros están vinculados a un partido político. Y esto es una gran mentira. En la Asociación hay de todo partido, pero en las opciones de la Asociación no hay nada de mezcla en cuestiones partidarias, cada quien tiene su definición política y es un derecho. Entonces, nosotros eso lo respetamos y ¿por qué el presidente no puede respetar esto? Si ese es el objetivo, involucrarnos en algo para no abrir los archivos, pues veo que no es lo correcto.
"Lo que da un poco de malestar, verdad, es que digan que sí eran guerrilleros, pero un niño de meses o menos de meses no podía ser guerrillero porque la mayoría eran niños de 12 años hacia abajo".
¿Cree que sin la información de los archivos no se va a poder avanzar en el juicio que se está llevando a cabo en San Francisco Gotera?
Tal vez en la parte como íbamos avanzando podría tener un pequeño retraso, pero la verdad es que se va a continuar, se va a continuar y a buscar otras formas de ver cómo vamos avanzando en esa parte… Una de las realidades es que cuando hay voluntad, y las autoridades están para eso, para aplicar la ley, pues que lo hagan conforme lo está haciendo el (juez) de Gotera. Él lo está haciendo imparcial, pues no está defendiendo a las víctimas ni a los victimarios, él está aplicando la ley como debe de ser. Hemos dicho “si así fueran todos, el proceso avanzara más”. Pero en este caso si no se abren (los archivos), si no se da la oportunidad de poder hacer esas inspecciones va a retrasar un poco el proceso, pero siempre se va a ir avanzando. Pruebas hay lo suficiente, son 44 testigos que han ido a dar su testimonio al juzgado de Gotera, más la información científica por parte del equipo argentino. Eso compacta bien la información de que aquí lo que nosotros decimos que eran más niños que gentes adultas, y eso salió en las pruebas científicas, ahí está la muestra. Hay suficientes pruebas para aplicar la ley.
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Tras la firma de los Acuerdos de Paz vinieron las exhumaciones de los restos, ¿ustedes lograron conseguir documentos que comprobaran que las personas que estaban en la lista de víctimas de la masacre de El Mozote habían nacido en este municipio de Meanguera o en los municipios cercanos? ¿Tiene cada familia los documentos de sus familiares fallecidos?
No todos, porque no todos y ese es uno de los problemas: alrededor de 500 familias no tienen la documentación para poder comparar entre ellos y los que murieron; pero con el esfuerzo del equipo donde andaba la hermana Ana, se hizo un esfuerzo de ir a buscar documentos. Lamentablemente en Meanguera no había porque ahí quemaron todo.
Pero en boletas de bautismo lograron encontrar varios en Jocoaitique, con el padre. Entonces, la hermana Ana logró conseguir varias (fe de bautismo), y ahí está claro que eran nacidos en El Mozote, porque ahí se bautizaron, pero hay una parte que no han logrado conseguir documentos.
¿Es cierto que muchas de las personas que vivían en El Mozote eran cristianos evangélicos?
Había, pero no era la gran cantidad, no era la gran cantidad, había bastantes católicos.
Pero ¿se sentían seguros porque no estaban ni con uno ni con otro bando?
Es que esa fue la confianza de la gente, porque ya había habido operativos antes, pero a esta gente no les habían hecho nada. Por eso confiaron que no les iba a pasar nada, porque eran evangélicos, porque no se metían con nadie y ahí es donde se dice, donde se contradice el que dio el informe al Estado en ese tiempo (diciendo) que eran guerrilleros. Eran gentes que no se metían con nadie, no eran guerrilleros. Incluso ahí murieron papás de soldados que andaban en el ejército. Aquí vive uno que el papá se lo mataron ahí y él andaba en el ejército. Si hay casos de esos, entonces hay una situación bastante complicada… La verdad es que la orden era que iban a asesinar todo lo que se moviera sobre esta tierra, era una operativo de rescate, o sea de tierra arrasada.