Familia de joven que murió después de cirugía demanda al hospital San Bartolo

A sus 25 años, Jhonny estaba feliz porque recién había recibido su título de ingeniero industrial. El sábado 14 de noviembre fue sepultado. Murió por una infección generalizada luego de una cirugía de apendicitis en el hospital San Bartolo. La Fiscalía ya recibió la denuncia del caso.

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Dinora Mejía, madre de Jhony, muestra una de las últimas fotos de su hijo, quien recién se había graduado de ingeniero. Foto EDH/ Lissette Lemus

Por Jorge Beltrán Luna

2020-11-21 9:25:22

Jhonny Alexis De Paz Mejía estaba muy feliz con su vida: recién se había graduado de ingeniero industrial por la Universidad Don Bosco. Ya sin compromisos de estudios, su próxima meta era conseguir un trabajo. Tenía 25 años.

Pero al amanecer del domingo 8 de noviembre, un dolor abdominal lo despertó. Dinora, su madre, también se despertó al escucharlo que vomitaba en el baño. Eran como las 4:30 de la madrugada.

Temiendo que fuera el colon la causa del dolor, Dinora le sugirió que se tomara una buscapina, lo cual hizo. Pero como a las 5:00 a.m. ella le preguntó si consideraba que era mejor ir a un hospital. Jhonny asintió y se fueron para el hospital nacional de Soyapango, donde después de permanecer un largo rato sin ser atendidos, decidieron ir al hospital de San Bartolo.

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Cuando llegó al hospital de San Bartolo, Jhonny explicó que le dolía el estómago y que había vomitado dos veces. Allí le dijeron que tenía que hacerse una ultrasonografía pero que en el hospital no podían hacérsela, que debía buscar un laboratorio particular. Luego le pusieron una inyección que le calmó un poco el dolor.

Esa primera ultrasonografía no revelaba nada, según los médicos, por lo que a las 11:30 a.m. de ese mismo domingo, lo llevaron en una ambulancia del hospital San Bartolo al hospital Rosales donde le hicieron otra ultrasonografía.

Cuando a las 2:30 p.m. regresaron al hospital de San Bartolo, al ver los resultados de la ultra le dijeron que lo suyo era una apendicitis y que lo iban a operar pero lo dejaron esperando. Fue hasta las 4:00 p.m. que llegó una enfermera y le dijo que lo iba a prepara para la cirugía.

Al día siguiente, en la mañana, Dinora le llevó el teléfono celular y otras cosas para aseo personal. Por protocolo de sanidad no lo pudo ver, así que fue con una trabajadora social del hospital que le dejó el celular y el resto de cosas.

Esa misma mañana, la trabajadora social le dijo que Jhonny estaba bien. Sin embargo, en la tarde, Dinora le escribió un mensaje. El joven le respondió que le dolía el estómago y que lo tenían aislado porque tenía dificultad para respirar.

Jhony murió el pasado 11 de noviembre luego de una cirugía por apendicitis. Foto EDH/ Lissette Lemus

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El martes en la mañana, la madre le envió un mensaje pero el joven no le contestó de inmediato, sino pasado un rato le comentó que no se sentía bien y que se le dificultaba respirar.

Dinora cuenta que desde el lunes en la noche la voz de su hijo no era la misma, que le costaba hablar. Ya el martes, entre balbuceos, le logró decir que ya no aguantaba y que no podía hablar; costaba entenderle, comenta.

El miércoles en la mañana su hijo logró decirle que lo iban a trasladar al hospital Rosales. El día anterior, la trabajadora social del hospital San Bartolo le dijo que Jhonny estaba estable de la cirugía pero “delicadito” por el COVID. Incluso le dijo que ya le habían hecho la prueba y que había salido positivo.

A las 9:00 a.m. del miércoles le dijeron que lo trasladarían al Rosales para que le hicieran unos exámenes. Dinora y otros familiares se fueron a ese hospital. Pero no lo llevaron hasta las 9:00 p.m.; Jhonny solo tuvo fuerzas para levantar un brazo cuando las vio.

Iba tan delicado que los médicos ya no le quisieron poner mano. Uno de los médicos le dijo que su hijo iba grave; que por la herida de la operación expulsaba heces, que quizá durante la cirugía le habían perforado el intestino y que era poco lo que podían hacer por él.

Y en realidad en el Rosales no hicieron nada por Jhonny. Cuando Dinora preguntó por qué no hacían algo por su hijo, se excusaron diciéndole que estaban esperando los resultados de unos exámenes.

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La próxima noticia que tuvieron fue que le había dado un infarto de 16 minutos. Le dijeron que lo operarían pero que solo había una posibilidad entre cien de que sobreviviera. Al final, Jhonny murió sin que los médicos del Rosales, según la madre, hicieran algo por mantenerlo con vida.

Dinora denunció de inmediato, ante la Fiscalía, al Hospital de San Bartolo por la supuesta mala praxis en su hijo.

En el Rosales le dijeron que podía velarlo porque era mentira que la complicación se debieran a que estaba contagiado de COVID-19.

El viernes 13, cuando lo iban a enterrar, el Instituto de Medicina Legal llegó a llevarse el cadáver para hacerle la autopsia, tras la denuncia de Dinora.

Jhonny fue enterrado hasta el sábado 14 de noviembre.

“Yo siento que me lo mataron en el hospital San Bartolo. No me quisieron decir quién lo operó y no sé por qué se inventaron que tenía COVID”, dice la doliente.

Familiares del joven piden que se haga justicia. Foto EDH/ Lissette Lemus

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Dinora es clara en sus anhelos. Sabe que nada va a devolverle a su hijo y que la denuncia tampoco la ha hecho para recibir alguna indemnización.

“Yo no quiero dinero, sólo quiero justicia. Creo que una tiene que hacer algo para que estos médicos no le vayan a hacer lo mismo a otra persona”, afirmó la madre de Jhonny.

El Diario de Hoy gestionó la versión sobre este caso del Ministerio de Salud, sin embargo, tras varios días de espera y al cierre de esta nota aún no había respuesta.

Esquela publicada por a Universidad Don Bosco, lugar de donde el joven se había graduado. Foto/ Cortesía