Pese a la dificultad que teóricamente representaba la visita a Ipurúa, casa del Eibar, Zinedine Zidane optó por hacer cambios en su 11 titular, y la apuesta le salió perfecta al Real Madrid, que dio un recital de tres goles en la primera mitad y sentenció con otro en la segunda, para un 4-0 que lo lanzó a lo alto de la tabla, aunque después le alcanzó el Barcelona en los mismos 25 puntos.
Zidane decidió dar descanso al hombre de moda, el joven brasileño Rodrygo Goes, y a otro de los que mejor estaba, el alemán Toni Kroos. Devolvió al once a Lucas Vázquez y al croata Luka Modric.
El once blanco funcionó como un reloj en la primera mitad. Con plena confianza tras la goleada en Champions al Galatasaray, cuajó los mejores minutos de los últimos tiempos.
Juego dinámico y preciso fue la medicina para salir de la presión alta de los hombres de José Luis Mendilíbar. Fue un vendaval bajo la lluvia el Real Madrid. En media hora el trámite estaba resuelto.
Benzema, que superó a todo un mito como Ferenc Puskas y se situó como sexto máximo goleador del conjunto blanco en la Liga (157 dianas), sumó un doblete y Sergio Ramos amplió la cuenta de penalti.
El Eibar tan solo pudo amagar reacción. Ante el Sevilla tuvo la capacidad de revertir un 0-2 y llevarse el choque. En esta ocasión el Real Madrid no se lo permitió e incluso puso la cereza en el segundo periodo con el primer gol en la Liga del uruguayo Fede Valverde, de nuevo sensacional en el juego de recuperación merengue.
El belga Eden Hazard disfrutó probablemente de su mejor actuación desde su llegada, Modric se pareció a Modric… en definitiva, fue una actuación coral con la que el conjunto de Zidane solventó el choque. Además, por quinto encuentro consecutivo, acabó sin encajar gol alguno.