Un panorama de luto, dolor y de escombros se observaba ayer en los alrededores del negocio de gas donde el viernes por la mañana ocurrió una explosión que dejó tres muertos, más de una docena de lesionados y seis vehículos dañados.
La tragedia, que las autoridades manejan que se debió a una fuga en un cilindro de gas propano, ocurrió alrededor de las 8:20 de la mañana.
El Cuerpo de Bomberos afirmó que por la acumulación de gas, la detonación generó una onda expansiva que dañó la estructura de la casa donde funcionaba el negocio y que expulsó algunos cilindros de gas, lo que dañó vehículos particulares, comerciales y del transporte colectivo que se movilizaban frente al sitio de origen de la explosión.
Un día después del siniestro, los vecinos consideran que el plafón que el negocio tenía como techo contribuyó a que los daños no fueran mayores.
En el negocio había dos personas: el propietario y un empleado. Este último murió mientras que el dueño resultó con severas quemaduras en los brazos y espalda, y quien ayer permanecía en un hospital, informaron las autoridades. Como el dueño, más de una docena de personas fueron llevadas al hospital luego de la tragedia.
Bomberos sostuvo que la onda expansiva de la explosión tuvo un alcance de 50 metros; sin embargo, edificios que están casi a 100 metros del lugar salieron afectados.
En los tramos de la calle escenario de la tragedia el viernes, en la colonia San Antonio y que permanecieron cerradas durante las labores de atención de la emergencia, este sábado había movimiento de personal de servicio de la alcaldía de Mejicanos, militares, policías y miembros del Cuerpo de Agentes Municipales (CAM); los primeros enfilados en el proceso de reconstrucción y las autoridades pendiente de la custodia de la zona.
Al filo de la tarde del viernes, , Bomberos reportaba la evacuación de más de un centenar de cilindros de gas propano, buena parte eran de más cien libras. Los vecinos consideraron que esos representaban una “bomba de tiempo”.
Mientras los vecinos intentaban retomar su vida y expresaban que la tragedia pudo haberse prevenido, a cinco cuadras al oriente de la zona, familiares velaban en una funeraria, aunque en salas separadas, a dos de los fallecidos: William Alexander López y Carolina Hernández.
Ahí los dolientes solo pedían justicia y apoyo del gobierno central y de la alcaldía para sobreponerse a una pena para la cual no estaban preparados.
A 50 metros de allí, en otra funeraria velaban a Katherine López, la joven que iba en el microbús de la R-23 a la hora de la explosión. A ella y a Carolina las enterraron ayer.
Mientras la calle al Volcán lucía con abundante tráfico vehicular y el resto de negocios funcionaban con normalidad, algunos valuadores de daños de vivienda trabajaban para cuantificar las pérdidas materiales para una eventual reconstrucción, según lo que manifestaron algunos vecinos.
También personal municipal llevó láminas para sustituir los techos de un condominio cercano de ingreso privado. Un ingeniero de la comuna quien no se identificó afirmó que la alcaldía colaboraría en la reparación de las viviendas afectadas por la explosión.