AHUACHAPÁN. Atiquizaya tiene sus propios nuégados. No son a base de yuca y en pequeñas bolas, como en otros lugares del país; son circulares y huecos, con un diámetro de más 10 centímetros. Eso sí, están bañados con el tradicional dulce de panela. Por su forma, hay personas que lo conocen como “boca de cántaro”.
Dicho producto sólo es elaborado en el municipio y es acompañado, principalmente, con café.
Los miembros de la familia Laguán, en el barrio Las Salinas, son de los más antiguos en dedicarse a su elaboración en el municipio ahuachapaneco, pues al menos cuatro generaciones se han entregado a su preparación por aproximadamente 100 años.
María Teresa Laguán de Cortez, de 82 años, contó que fue su abuela, Diandra Laguán, quien le enseñó a preparar los nuégados, que son considerados por la alcaldía como parte de los cuatro alimentos autóctonos del municipio, junto a las quesadillas, la cochinita y el chilate.
Hace 20 años también se dedica a dicho oficio Aracely Laguán, hija de doña Teresita, y más recientemente Carlos Francisco Laguán, de 25 años, quien desde los 7 años de edad aprendió a elaborarlos.
Los nuégados son elaborados por encargo, ya sea por personas particulares o comerciantes, quienes hacen los pedidos para venderlos en la ciudad y otros municipios aledaños.
Sin embargo, los nuégados de doña Teresita, como popularmente son conocidos, son adquiridos principalmente el 1 y 2 de noviembre en el marco de la celebración del Día de los Difuntos.
Para ambos días, son cerca de 35,000 unidades las que preparan, ya que la octogenaria se instala en las cercanías del cementerio, donde personas que van a enflorar las adquieren hasta por docenas. La unidad cuesta $0.25.
La preparación inicia hasta con ocho días de anticipación para lograr dar abasto con sus clientes, quienes comienzan a buscarlos, incluso, a partir de las 4:00 de la mañana del 1 y 2 de noviembre, que es la hora que se instala en las proximidades del camposanto.
“Gracias a Dios los buscan de todas partes; vienen de San Salvador, Santa Ana, Chalchuapa y de Guatemala”, relató María Teresa.
Los atiquizayenses que residen en Estados Unidos también encargan, como parte de sus productos nostálgicos.
El nieto de doña Teresita relató que en su familia están trabajando para que la receta no se pierda ya que el producto es considerado como uno de los mejores que se elaboran en el municipio.
“Si hacemos cuenta de generación en generación, pasan los 100 años de estar elaborando los nuégados; por eso es la calidad y sabor de nuestro producto”, expresó el joven.
Agregó que la elaboración del producto ha formado parte importante de la economía familiar ya que, por ejemplo, para las unidades que preparan en noviembre, son hasta 10 miembros de la familia quienes se involucran.
La receta
En promedio, son cuatro horas las que se requieren para la preparación de 100 nuégados, que son elaborados a base de harina, bicarbonato, agua, polvo royal y aceite, además de otros “secretos”.
“Se prepara la masa, se unen todos los ingredientes, luego se pasa al proceso de estiramiento de la masa, posteriormente se ponen a secar por unos 25 minutos y después se pegan las dos puntas para darle una forma redonda. Luego se ponen en varitas para llevarlo al aceite, cuando está frito, está listo para enmielarlo”, explicó el nieto de doña Teresita.
Los hay completos y chorreados; estos últimos son los que tienen miel únicamente a la mitad y están destinados para las personas que no les gustan muy dulces.
La encargada de la Unidad Municipal de Desarrollo Empresarial (Empre) de la alcaldía de Atiquizaya, Bessy Ayala, señaló que como entidad están trabajando para impulsar los productos que el municipio tiene y, con ello, que las familias salgan adelante para la generación de recursos. Esto a través de asistencia técnica y ferias para que comercialicen sus productos.
Así son elaborados los tradicionales nuégados “boca de cántaro” de Atiquizaya
Atiquizaya tiene sus propios nuégados. No son a base de yuca y en pequeñas bolas, como en otros lugares del país; son circulares y huecos, con un diámetro de más 10 centímetros. Eso sí, están bañados con el tradicional dulce de panela. Por su forma, hay personas que lo conocen como “boca de cántaro”.