“Llegué a La Tiendona cuando tenía 16 años”

Neftalí Sandoval, importador de plátano habla sobre sus vivencias en este centro de abastos.

descripción de la imagen
Foto EDH/ Lissette Lemus

Por Tania Urias

2019-09-02 4:30:15

Don Neftalí llegó al mercado a los 16 años y comenzó como bultero de papa, cargando a esa edad bultos de hasta 40 libras de peso.

Hacía de todo, cuenta. Incluso manejó camiones que traían producto de la frontera, a esa edad y sin licencia, si lo paraba la Policía, llevaba dinerito extra para que lo dejaran pasar, cuenta divertido.

40 años después, sigue en ese mercado que le ha dado tanto pero que considera un lugar donde se aprende a sobrevivir a la fuerza.

“Aquí nos conocemos todos pero hay una gran competencia, es duro y sino se “aviva”, no se logra crecer”, cuenta.

Don Neftalí posee un puesto en el pabellón de plátanos, y da empleo a unos seis muchachos que como él, comenzaron en lo mismo, cargando.

El distribuye plátano que le traen cuatro veces por semana desde Tiquizate, Guatemala.

Al plátano, que recibe verde, le coloca carburo, un calorizante, para venderlo maduro y lo ofrece en cajas y por cientos. Cada ciento de plátano cuesta en promedio unos $15.

“Antes del huracán Mitch en 1998, era Honduras el principal proveedor, hoy es Guatemala y de diciembre a abril llega de Nicaragua, de acá de El Salvador, nada. No se produce nada”, comentó.

Este importador llega al mercado a eso de las dos de la mañana y está tan acostumbrado a ese horario, asegura, que si le toca faltar al mercado, no puede dormir más allá de esa hora.

“Yo con esto (el trabajo del mercado) saqué a mis hijas adelante, una es abogada y la otra licenciada, pero a ellas nunca las traje aquí, hasta la fecha jamás conocieron el mercado”, contó.

Lo más difícil de ser comerciante, dice, es lidear con la gente que visita el centro de abasto. “Nos ven como baja sociedad y aquí hay gente con dinero, a mi no me falta dinero en la bolsa. Nunca he usado crédito, yo manejo efectivo siempre”, dice.