Las dudas de una familia tras la muerte de Julián, el niño de 9 años asesinado en Santa Ana

La pareja dice que no hallan razón para que el hombre de 74 años pagara $500 por matar al niño.

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El padre de Julián, el niño asesinado el viernes anterior, dudan de que el anciano capturado por ese crimen, esté involucrado en el mismo. Foto EDH / Lissette Lemus

Por Jorge Beltrán Luna

2019-08-28 6:45:56

Gerber y su esposa dicen estar seguros de que José Antonio Cruz no está implicado como autor intelectual en el asesinato del hijo de ambos, Julián M.T., de nueve años, cometido la noche del viernes anterior.

José Antonio es el anciano de 74 años, a quien Pablo Gilberto Vásquez Martínez, de 19 años, ha involucrado en el crimen diciendo que fue quien le pagó 500 dólares para matar al menor, cuyo cadáver fue hallado la madrugada del sábado pasado en el caserío Boca de la Montaña del cantón Casas de Teja, municipio de Candelaria de la Frontera, en el departamento de Santa Ana.

Los padres de Julián, el niño asesinado el viernes anterior, dicen que “no creen” que el hombre de 74 años y otro menor de edad (aún sin capturar) hayan provocado la muerte de su hijo. Él y un joven son acusados del homicidio contra el pequeño de 9 años.

El niño fue asesinado con arma blanca, presuntamente con un cuchillo o machete que los vecinos del cantón Casas de Teja conocen como “Rambito”, el cual aún no ha sido encontrado por las autoridades que investigan el caso.
Pablo Gilberto fue capturado como principal sospechoso de la desaparición de Julián y horas después confesó haber asesinado al niño a la vez que señaló el lugar donde había dejado el cuerpo.

A los padres de la víctima no les cabe duda que el joven, quien es tío de la víctima es el autor material del crimen, pues con él vieron al menor el viernes al final de la tarde.

La última vez que vieron a Julián y a Pablo Gilberto juntos fue como a las 5:30 de la tarde del viernes cuando ambos se retiraron de una vivienda del caserío El Llano, donde estuvieron comiendo jocotes de invierno y donde le vieron al sospechoso portar el arma con la que posiblemente mató al niño.

William, hermano menor de Julián, se entretiene jugando con una alcancía en el corredor de la vivienda familiar. Foto EDH/Lissette Lemus

En esa casa vive junto a su padre, Hugo N., quien, aparentemente, es el tercer implicado que falta por capturar, según dijo la policía el lunes anterior, pero que tanto los padres de la víctima como otros lugareños tampoco creen que esté involucrado en el crimen.

¿Cómo es el cantón donde mataron a Julián?

Desde hacía 25 o 26 años que en el cantón Casas de Teja no ocurría un homicidio. Sus pobladores recuerdan que lo último que estremeció a la comunidad fue una masacre de cinco personas cuando recién había finalizado la guerra.
Casas de Teja tiene varios caseríos. Boca de la Montaña es uno de ellos y allí vivía Julián junto a sus padres, y a tres hermanos: Mariela, la mayor y William y Omar, menores que él.

En ese caserío, la mayoría de pobladores son familias entre sí. Y es por eso que en el crimen de Julián, los dos capturados hasta el momento tienen parentesco con la víctima.

Casas de Teja es un cantón con una calle principal angosta y sin pavimentar; con abundantes casas de adobe sin repellar y con pisos de tierra. En una de esas vivía Julián.

Si bien en algunos caseríos del cantón hay jóvenes que dicen pertenecer a la Mara Salvatrucha (MS-13), lo cierto es que nunca han cometido un homicidio.

En la entrada del Centro Escolar del cantó Casas de Teja colocaron un listón negro en señal de luto. Julián estudiaba segundo grado. Foto EDH/Lissette Lemus

¿Quién es el que confesó haber matado al niño?

A Pablo Gilberto nadie lo señala de ser pandillero. Algunos aseguran que es un joven que pasa la mayor parte de sus días bebiendo alcohol; otros creen que posiblemente consuma marihuana. Nada más.

La víctima tenía mucho acercamiento con él y por eso a nadie le extrañó que aquel viernes en la tarde anduvieran juntos, incluso en el caserío El Llano, distante no más de dos kilómetros de la casa del niño.

Algo más: hace varios meses, Pablo Gilberto quiso suicidarse tomando herbicida para sofocar una decepción amorosa.

Pero sobrevivió.

Después de eso le dio por beber más pero los lugareños jamás vieron en él a un potencial asesino.

¿Quién es José Antonio Cruz?

Tanto los padres de la víctima como sus propios familiares lo califican de ser un hombre apartado, líder de la iglesia evangélica del caserío y también emparentado con la familia del menor.

Las hijas del ahora sospechoso creen que con él se está cometiendo una injusticia y que no se explican por qué Pablo Gilberto ha dicho que de él recibiría un pago de 500 dólares por matar al niño.

Entre la familia del niño y José Antonio no había ningún problema, como se ha dicho. Eso lo afirman tanto los padres del menor como parientes del capturado.

Es más, ayer dos hijos de José Antonio fueron a ayudar a Gerber a arrancar su cosecha de frijoles. Mientras trabajaban, ambos le dijeron que no creían que su padre fuera capaz de cometer el delito porque a él que lo capturaron el sábado anterior y le pidieron que si podía abogar por él, que lo hiciera.

En algunos medios de comunicación y redes sociales se dijo que José Antonio había mandado matar al niño porque lo consideraba como un obstáculo para establecer una relación con una familiar del niño.

Gerber y su esposa descartan ese hecho totalmente.

Lo que sucedió, explica la pareja, es que inicios de este año, su hija mayor se fugó de la casa con un nieto de José Antonio, es decir, que la adolescente se fue a vivir con el joven y así estuvieron varios días hasta que hicieron reflexionar a la menor para que volviera a casa, pues de lo contrario, el joven, ya mayor de edad, podría tener problemas legales.

Mariela regresó a casa y el joven se disculpó. Aquella relación terminó sin mayores problemas. Como si nada hubiese pasado.

¿Quién es el sospechoso que falta por capturar?

Al final de la tarde del viernes anterior, Pablo Gilberto y Julián fueron al caserío El Llano, a la casa de Hugo N., un hombre que, al igual que el principal sospechoso, le gusta embriagarse.

Allí permanecieron por largo rato, cortando jocotes y comiéndoselos. De acuerdo con vecinos del lugar, el padre de Hugo ha contado que él le dijo a Julián que cortara jocotes para llevar.

De acuerdo con el padre del menor, en las bolsas del pantalón del uniforme escolar, las autoridades hallaron un puñado de esa fruta.

Antes de que Pablo Gilberto y Julián se retiraran de esa casa, Hugo se fue a una iglesia donde permaneció.

Los padres del niño asesinado dudan también de que Hugo haya participado en el crimen. Además de la coartada que tiene de haberse retirado a una iglesia antes de que Pablo Gilberto y Julián retornaran hacia el caserío Boca de la Montaña, la pareja dice conocer a Hugo y no lo consideran capaz de hacer tal maldad.

Gerber y su esposa dicen que no tienen la más mínima idea de por qué Pablo Gilberto mató a su hijo. Tampoco tienen una explicación sobre el porqué está implicando a Hugo y a José Antonio.

Las hijas del anciano tampoco saben por qué lo ha metido en ese problema.

El martes, la Fiscalía presentó el requerimiento contra Pablo Gilberto y José Antonio. A los dos ha acusado de homicidio agravado.

La audiencia inicial se realizará mañana a las 9:30 a.m. en el Juzgado de Paz de Candelaria de la Frontera, según afirmó la secretaria del mismo.

FOTOS:

La tristeza y la incertidumbre en la casa de Julián después de su brutal asesinato

Gerber y su esposa viven a su manera el dolor por la pérdida de su hijo en medio de la extrema pobreza que les rodea en el cantón Casa de Teja, municipio de Candelaria de la Frontera.