A Mauricio H. el crimen organizado lo buscó para que liderara la primera caravana de inmigrantes que salió el 28 octubre de 2018 desde la plaza de El Salvador del Mundo. El salvadoreño llegó a la plaza en aquella madrugada no para acceder a la propuesta, sino para convencer a un grupo de amigos y a otros ilegales de que la caravana no era la manera adecuada para viajar hacia Estados Unidos.
El tiempo le dio la razón a Mauricio. Los registros oficiales de la Dirección de Migración establecen que de 3,224 inmigrantes que salieron en las ocho caravanas por las fronteras de El Salvador, 1,411 fueron deportados desde México y otros lugares en el camino hacia el norte.
Mauricio es un migrante que vivió en Estados Unidos durante dos años y luego fue deportado tras ser detenido por un policía federal en una redada contra salvadoreños que vivían ilegales en Houston. El compatriota había fracasado dos veces en su intento por llegar a Estados Unidos, pues fue deportado desde México. En su tercer intento, logró llegar y esto es lo que recuerda de su arriesgado viaje.
El salvadoreño tomó la ruta del Petén, Guatemala. Mauricio recuerda hasta el nombre del más pequeño lugar donde tuvo que pasar, y relata con detalles lo que sufrió y presenció en su camino como un ilegal. Para él fue algo aterrador, “un infierno”, que ahora le sirve para aconsejar a muchos compatriotas que no busquen el sueño americano de esa forma.
Tras su retorno al país, trabajó en varias lugares y ahora es empleado de un club social. Mauricio aún recuerda las escenas de esqueletos y osamentas que estaban abandonados en el desierto, el peligro de los animales salvajes, las mujeres violadas y el sabor de sus propios orines, los que bebió para no morir de sed.
“El precio de viajar hacia Estados Unidos es muy alto. Estuve a punto de entregarme, pero hasta la misma policía migratoria no le importa tu vida. Gracias a Dios llegué y trabajé dos años con lo que pagué mi casa acá en El Salvador”, expresa Mauricio.
En las caravanas viajaron los salvadoreños más pobres de todos los municipios, cantones y caseríos del país. Familias enteras, empleadas domésticas, jóvenes agricultores, albañiles, desempleados y otros, se comunicaron a través de grupos de chat para coordinar las salidas desde El Salvador del Mundo.