Rubén Zamora: “La relación con EE.UU. mejoró, pero el problema es a qué costo”

Para el exembajador salvadoreño en Washington, es claro que hay una cercanía entre Bukele y Trump pero teme que el país sacrifique mucho.

El exembajador de El Salvador ante la ONU se refirió a la participación del presidente Nayib Bukele, en la 74 edición de la Asamblea General.

Por Ricardo Avelar

2019-09-30 5:30:08

Por su calidad de exembajador de El Salvador ante Naciones Unidas, El Diario de Hoy se acercó a Rubén Zamora para discutir la importancia de la reciente Asamblea General de este cuerpo multilateral y conocer sus opiniones sobre cómo aprovechó Nayib Bukele su primer encuentro en este foro global.

Además, al haber sido embajador salvadoreño en Washington, es clave conocer su opinión sobre la cercanía del gobierno actual a la administración Trump y qué implican algunas de las decisiones principales en estos primeros meses de gobierno de Nayib Bukele. Esto conversamos:

¿Cuál cree que es la importancia de su Asamblea General de la ONU?

Esta es una reunión anual de jefes de estado de todos los países y presentan dos cosas: qué ha hecho cada uno, en qué ha avanzado y su opinión sobre los problemas centrales para el mundo. Esto lo recoge la burocracia de Naciones Unidas y así orientan su trabajo de todo el año.

¿Qué mensaje se esperaba que llevara el presidente Bukele?

Primero, decir que El Salvador sigue está transitando un determinado camino, y resumir los cien días de gobierno y hacia dónde pretende caminar. Segundo, dar sobre las grandes temáticas mundiales algunas opiniones de El Salvador.

Trayectoria de Rubén Zamora

Abogado, político, diplomático y analista salvadoreño. 


En 1960 se unió al Partido Demócrata Cristiano y fue miembro del gabinete tras el golpe de Estado de 1979, pero renunció en 1980.


Embajador en Washington de 2013 a 2014 y ante las Naciones Unidas desde agosto de 2014 hasta el 1 de junio de 2019.

¿Y qué opina de lo que dijo?

Todos lo conocemos, está enamorado de las redes sociales y los nuevos instrumentos de comunicación, pero dar una clase de primer grado sobre esos temas está fuera del orden de la ONU. Le aplauden a todos porque hay cortesía, pero creo que mucho de lo que propuso por hacer lo he visto varias veces entre los departamentos de Naciones Unidas.

Prácticamente todos los organismos de la ONU tienen redes, Facebook, etc. Probablemente el presidente Bukele no conoce nada de Naciones Unidas para llegar a decir cosas tan elementales.

Más allá del discurso, ¿qué opinión le merece la visita y sus resultados?

Por lo general no hay que esperar resultados de las visitas a la Asamblea General porque los resultados se trabajan durante el año. Por ejemplo, cuando El Salvador pidió que nombrara el Secretario General a un facilitador de un diálogo nacional, eso me tocó verlo del lado de Naciones Unidas por un par de años. Enviaron misiones, estudios, discusiones, etc. En ese momento se hacen visitas protocolarias.

Por lo general las entrevistas con el secretario general, por ejemplo, duran pocos minutos para hablar de cómo va el país y en ocasiones los países piden algo y ellos toman nota. Las entrevistas son mayormente protocolo, se saludan, se dan la mano y toman la foto. Igual las reuniones con los otros gobernantes…

Incluyendo la de Donald Trump…

Incluyendo la de Trump, quien recibió a una gran cantidad de gente. Tenía saturada la agenda.

¿Aprovechó el presidente para exponer retos y oportunidades del país?

Lo único concreto que hizo es solicitar una prórroga a los tepesianos y la respuesta de Trump es que lo considerarán. Por otro lado, sabemos que el Departamento de Seguridad Nacional, que ve los temas de migración, está rotundamente en contra de renovar el TPS.

Lo que significamos para Estados Unidos

"Somos un depósito de no deseados de Estados Unidos"

Rubén zamora, exembajador ante la onu

¿Qué tanto esfuerzo hace el gobierno actual para dar certeza a los amparados por TPS y qué otros caminos le quedan con otras ramas del gobierno de Estados Unidos?

Hay una concentración en el Ejecutivo y en Estados Unidos las cosas son más complejas. Una lucha que tuve en la ONU es que el problema de los TPS se viera como un problema con Estados Unidos, no solo con el presidente. Con Obama había más espacios, pero con Trump, que hace de la migración un centro de su campaña electoral, las cosas cambian radicalmente.

No se ha trabajado el Congreso, donde la oposición tiene mayoría y se ha hecho no trabajo. Se ha descuidado el trabajo con la sociedad civil que ayudó con el proceso a El Salvador. Esa concentración es excesiva. En la Casa Blanca, el Departamento de Seguridad Nacional no ha permitido acumular las fuerzas necesarias para hacer una presión suficiente y con la actitud de hacer todo lo que EE.UU. le diga por ser su gran amigo, mucho menos.

Solicitudes en 2018.

33,400

En 2018, El Salvador estuvo en el top 3 de países cuya gente solicitó asilo en EE. UU. pero ha acordado recibir a extranjeros que han pedido refugiarse en Estados Unidos.

¿Cómo convive esto con la falta de embajador en Washington?

Es un signo nada positivo. Realmente todas las organizaciones y medios grandes tratan con el embajador. Eso se ha perdido y cuando no hay embajador es peor la situación que se tiene, incluso de poder informar a su propio gobierno.

Parece que El Salvador le ofrece mucho y le pide poco a Estados Unidos, como el acuerdo de asilos recién firmado. ¿Cómo ve eso?

El presidente Bukele hizo un planteamiento que parte de creer que la relación con EE. UU. está muy mala y hay que reconstruirla. Eso no es cierto. La relación tenía diferencias como casi todos los países la tienen. Sí, se ha mejorado la relación con EE. UU., pero el problema es a qué costo. ¿Estamos obteniendo o solo dando y dando y dando? Esta firma de acuerdo de asilo es simplemente lo que típicamente se conoce como un contrato leonino: solo hay obligaciones para una de las partes y nada para el otro y este es el mejor ejemplo. Además, hay responsabilidades que no se puede cumplir.

La autofoto (selfie) del presidente antes de dar el discurso en la ONU, la semana pasada. Foto EDH/AFP

¿Como cuáles?

Lo primero a señalar es decir de qué se trata el último acuerdo, que solo está en inglés, pues el español no lo suelta Cancillería. Esta es una cooperación entre EE. UU. y El Salvador como una parte del proceso para dar asilos en el primer país.

Bukele en la ONU:

El exembajador salvadoreño en Naciones Unidas lamenta que se haya hecho un discurso tan elemental en una plataforma global tan importante. Considera que debió hablar de sus avances como presidente y de los grandes retos que tiene el país.

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Extensión del TPS:

Zamora lo ve casi como una batalla perdida, pues el gobierno de Trump parece que lo ha descartado. Sugiere prestar atención a la relación con el Congreso, donde también se toman decisiones clave. Lamenta que aún no haya embajador en EE. UU.

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Acuerdo de país seguro:

Lo ve como algo absurdo. Primero, pues es un contrato “leonino” que solo trae al país obligaciones, no beneficios. Además, considera que no hay recursos para estos compromisos y finalmente, dice que El Salvador no es seguro para migrantes.

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Relación con EE. UU.:

“¿Estamos obteniendo o solo dando y dando? Lo último me parece que está pasando. Esta firma de acuerdo de asilo es lo que típicamente se conoce como un contrato leonino: solo hay obligaciones para una de las partes y nada para el otro”.

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En los últimos años el sistema de asilos se ha colapsado en EE. UU. pues los jueces no dan abasto. Ahí es donde aparece el programa de tercer país seguro, que es que mientras se investigan los casos de peticionarios, se envían a otros países a esperar una resolución.

Desgraciadamente, el presidente y la canciller han dicho algo completamente distinto, que esto aplica a quienes van de paso. Nadie está pidiendo asilo en El Salvador. Todos pidieron ya el asilo en EE. UU. y como ahí está lleno, los mandan acá. Por eso el documento explícitamente dice que ningún salvadoreño o residente en El Salvador puede incorporarse a esto, solo extranjeros.

Todo lo que el documento hace es traer obligaciones a El Salvador.

¿Se define un plazo para estas personas? Alguna contribución de EE. UU. para estas personas?

En esto EE. UU. no asume nada, excepto decir quiénes van a los “países seguros”. No hay plazo pues eso depende de los jueces. Quien tiene la responsabilidad del peticionario de asilo es el país que lo acoge.

Además, se dice que los mandan a un país seguro, pero los deja en la franja más violenta de México o en países centroamericanos que no se pueden caracterizar como seguros. El mismo presidente lo reconoce y dice que no somos seguros. Lo que tenemos es una situación absurda.

“La ley de migración que aplica a los extranjeros que vienen no aplicaría a quienes Estados Unidos envíe. Esto reforma la ley de migración y solo la Asamblea puede reformar la ley. Si esto no pasa por el Legislativo, sería el Ejecutivo reformando leyes”.

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Acuerdo de país seguro:

“Se dice que mandan a (migrantes) a un país seguro, pero los deja en la franja más violenta de México o en países centroamericanos que no se pueden caracterizar como seguros. El mismo presidente Bukele lo reconoce y dice que no somos seguros”.

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El jueves, Bukele dijo “no somos un cerco” de Estados Unidos. ¿Lo somos?

Somos un depósito de no deseados de Estados Unidos. Ya no les caben en su aparato que han construido y hay reclamos de organismos internacionales por tratamientos como de campos de concentración y con un hacinamiento que parecen las cárceles nuestras.

Trump se ve presionado por esto y se quiere deshacer de esta gente y por eso busca mandarlos fuera y que nuestros países lo acepten.

Suena a que usa su poder internacional para hacer política interna…

Eso es evidente. Por eso es que el problema de migración es la bandera de su reelección y ha empezado a tomar esas medidas cada vez más violentas y que recortan posibilidades de entrar a Estados Unidos, pues él le quiere dar resultados a esta base de derecha que necesita.

Enamorado de las redes sociales

“Todos lo conocemos, está enamorado de las redes sociales y los nuevos instrumentos de comunicación, pero dar una clase de primer grado sobre esos temas está fuera del orden de la ONU”.

Rubén zamora, exembajador ante la ONU

Cuando pasó en Guatemala, se dijo que Trump amenazó con aranceles a productos guatemaltecos. ¿Se sabe de alguna presión acá?

No conozco ninguna, ni he escuchado al respecto. Más bien veo la actitud de la Cancillería y el Gobierno de darle a EE. UU. todo lo que quiera. Entonces pidieron esto y se acabó. Yo me pregunto por qué se está haciendo esto, si no le suma absolutamente nada al país. Al contrario, lo pone a hacer cosas que no puede hacer porque la ley internacional sobre refugiados establece los derechos de estos, como vivienda, salud, trabajo. Eso implica que el país ha adquirido una serie de compromisos, y además se plasma en el documento que recalca que El Salvador tiene obligaciones de protección de refugiados.

De concretarse este acuerdo, tendrá a organizaciones de migrantes exigiendo que les dé a los refugiados lo que la ley manda cuando El Salvador no puede hacerlo. El mismo Bukele ha reconocido que no tiene esas condiciones.

El trato parece no tener un asidero racional, pero ¿tiene uno legal?

Al contrario. El artículo 3 del acuerdo dice que El Salvador “no podrá retornar o remover a una de estas personas que tiene y ha mandado Estados Unidos”, mientras en el artículo 4, El Salvador se compromete a no discutir ninguna decisión de Estados Unidos sobre las calificaciones de un individuo que el primer país haya calificado.

En español, esto implica que la ley de migración que aplica a los extranjeros que vienen al país no les aplica a quienes Estados Unidos envíe. Esto reforma la ley de migración y solo la Asamblea puede reformar la ley. Si esto no pasa por el Legislativo, sería el poder Ejecutivo reformando una ley.

Si el tipo de relación con EE. UU. sigue como está, ¿qué le depara a ambos países y los salvadoreños en Estados Unidos?

Los compatriotas en Estados Unidos pueden esperar más dificultades, pues la actitud de Trump es que no quiere a quienes no son norteamericanos. A los legalizados, quiere terminarles la legalidad y a los no legalizados, ponerles el muro, que no lo pudo hacer, o hacer estos muritos para que México o el Triángulo Norte le entretengan a la gente.